In the paradise 06.

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De repente se escuchan gritos.

— ¡Michael! —Grita un hombre, puedo saberlo por la voz.

— ¡Que salgas con un demonio! ¡Quiero respuestas! —Vuelve a decir, mientras que dice se escuchan los golpeteos en un barandal.

La preocupación inunda mi sistema y me siento en la cama.

— ¡Ábreme! ¡Con un demonio! ¡Tirare la maldita puerta, después la entrada de tu casa y te sacaré de allí!

Se escucha el sonido de un coche chocar con un barandal varias veces.

Comencé a tensarme y sin pensarlo dos veces, estiré todo aquel cable conectado a mi cuerpo, y me levante de la cama, haciendo todo el esfuerzo.

—Michael...—Dije y abrí la puerta de la habitación— ¡Michael! ¡Michael! —Grité desesperada, pero no lo veía.

Sentí una mano delgada jalar me hacia atrás.

—Elizabeth ¡Tienes que regresar a la cama!

— ¡Suéltame!  ¡Michael me necesita! —La empuje con fuerza.

Estaba débil pero aun así logré tumbarla, no quería hacerlo, pero no me dejaba, me sentí culpable, porque sabía que ella quería mi recuperación.

Mi pierna dolía como mil demonios tratando de devorarte, baje escalón a escalón. Sosteniéndome de la reja.

Escuche gritos.

— ¡Atrás señor Jackson!

— ¡No disparen! ¡Por Dios! ¡No disparen es un pecado matar a alguien! ¡No disparen! —Gritó Michael desesperado.

A como pude comencé a bajar los escalones y cojeando camine hasta él.

— ¡Michael!

El lucía desesperado y molesto, me miró con el ceño fruncido.

— ¡¿Qué estás haciendo aquí?! —Tomó mis brazos con delicadeza.

Sentí erizar toda mi piel.

—Estaba preocupada por ti y escuche todos los gritos y yo...

Me interrumpe molesto.

— ¡Regresa a la bendita cama, ahora! —Gritó frustrado— ¡Taylor! —La llamó.

Taylor llegó corriendo y se colocó frente a él.

— ¡¿Qué te dije?! ¡Te dije que cuidaras de ella! —Dijo molesto.

Este cambio de ánimo, me asusta, sé que está en un lío y le estoy causando muchos más.

— ¡No es posible que me desobedezcas, Taylor! —Dice con una mano haciendo movimientos y con la otra en la cintura.

Yo no quería que regañaran a Taylor, todo esto es mi culpa. Sentí una pulsada en mi pierna.

Agarré mi pierna y  me agache poco a poco.

—Señor, lo tenemos. —Dice un guardaespaldas.

— ¡Que sea la última vez que me empujas, Bill, soy un humano, no un perro, y cuando digo que no habrá disparos, no lo habrá! —Dice realmente molesto.

Comencé a sentir que me ardía, maldita sea, es un dolor tan intenso, miro mis muñecas y están llenas de sangre. Comienzo a quejarme  y Michael me mira preocupado.

— ¡Beth! —Dice arrodillándose y tomando mi pierna. —Se le abrió la herida ¡Taylor prepara las cosas!

—Si señor. —Dice corriendo.

Neverland | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora