In the hell 45.

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—Está bien, no te preocupes, lo importante es que ambas estén bien. —Dice y nos abraza.

Michael

—¡Me siento renovado! —Grito mientras entro a casa junto con Bill, él me mira con una enorme sonrisa. —Siento que puedo hacer cualquier cosa y que todo me va a salir bien ¡¿Entiendes, Bill?! —Digo emocionado y su sonrisa se desvaneces, y miro hacia donde él mira.

—Me da gusto que te sientas mejor, cariño. —Dice Lisa bajando las escaleras y con una media sonrisa. —¿Por qué no me cuentas que es lo que te tiene tan...renovado? —Dice y se acerca a nosotros, mi sonrisa se desvanece y Bill tose. —Seguro fuiste a cancelar los papeles del divorcio, porque has descubierto que me amas más de lo que te imaginas.

—Debo ir a hacer guardia, señor. Con permiso. —Se disculpa y sale.

Y ahí estaba, parado junto a Lisa en la enorme sala. Tosí para aclarar mi garganta. —No, Lisa. No he cancelado el trámite de nuestro divorcio. —Dije y me acerqué a la mesa con licores, para servirme una copa.

—Ya veo ¿Entonces me dirás que es lo que te tiene volando de emoción? —Dice detrás de mí y sus manos suben por mi espalda, para después abrazarme por el cuello, y sentir sus labios en mi oído. —O...podríamos hablar después y hacer el amor. —Sus manos acarician mi torso y comienzo a tensarme, sus manos llegan a mis pantalones y me quito.

—Lo lamento Lisa, no quiero. —La miro, bebo de mi copa y ella cambia su mirada seductora por una enojada. Sé que no le ha parecido que le rechazara por milésima vez. La imagen de Beth y yo haciendo el amor en mi camioneta se me viene a la cabeza y sonrío sacando a Lisa de onda. —Estoy cansado. —Le digo tocando su nariz, ella me mira con el rostro fruncido.

—¿Cansado? —Me mira y niega.

—Créeme las últimas horas hice mucho esfuerzo. —Digo y sonrío.

Ella sigue sin entender mis palabras.

—Iré a dormir, buenas noches. —Le digo y empino mi copa para beber lo que me quedaba y después dejando la copa en su lugar.

Las suelas de mis zapatos se escuchan por toda la sala, cerré la puerta y me encaminé al despacho, mi corazón seguía latiendo tan rápido, estaba muy feliz y eso ni siquiera Lisa podría quitármelo.

Al día siguiente.

Tocan la puerta y doy pase para quien sea entre. —Señor, buenos días. El abogado Mesereau acaba de llegar ¿Le pido que pase?

—Por supuesto, Bill. —Le dije y Bill le dio pase a Mesereau.

—Gracias, Whitfield. —Le dice el abogado a Bill, llamándolo por su apellido. —Hola, Michael ¿Cómo estás? —Me pregunta con una sonrisa y estirando su mano en mi dirección, tan rápido como pude me levanté y le sonreí.

—Muy feliz de verte. Toma asiento, por favor, Mesereau. —Le pido.

Él me mira algo confundido, pero sin borrar su sonrisa. —Escuchar que están felices de verme, no es algo muy común de escuchar y menos de un cliente. —Ríe leve y lo acompaño.

—Sí, bueno, ya quiero divorciarme. —Le digo recargándome en el escritorio. —Mesereau.

—Por favor, Michael. Deja la formalidad, llámame Thomas. —Me pide y asiento.

—Bien...Thomas. ¿Cómo vamos con los trámites? —Pregunto.

—Muy bien, de hecho—Abre su portafolio y saca unos papeles. —treinta minutos después de que colgaras los papeles ya estaban listos. —Me sonríe. —Sólo necesito que me firmes y que Lisa esté pendiente sobre las condiciones y que también me firme.

Neverland | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora