In the hell 49.

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Mis piernas comienzan a temblar, y mi pecho es golpeado por mi corazón la sensación de que el aire se me escapa. —H-Harry. —Mencioné a penas en un tono audible. —H-Harry. —Digo y me acerco a él para despertarlo.

—¡¿Qué sucede?! —Me mira y me toma de los brazos.

—Harry...—Mis lágrimas caen.

Él niega y sus ojos se cristalizan. —No...—Susurra, creyendo lo peor.

Le entrego la nota con la mano temblorosa, él toma la nota y la arruga. —¡Maldita sea! —Grita y comencé a sentir un dolor muy fuerte en el vientre. Me senté y comencé a respirar más rápido.

—¡¿Qué tienes?! ¡Elizabeth! —Grita asustado, seguía respirando rápido para aguantar el dolor.

Negué. —T-Tranquilo, Harry. —Dije para calmarlo.

—Nos vamos para el hospital ¡¿Me oyes?! —Él me mira, el miedo se asienta sobre su rostro. Harry tomó el teléfono, la puerta se abre y está Michael parado ahí.

—No he podido encontrarla. —Nos informa y después me mira. —¡¿Beth?! —Dice y corre a mi lado. —¡¿Qué ocurre cielo?! —Dice asustado, al verme inhalar y exhalar. Los dolores aumentaban, encorvé mi cabeza hacia atrás y los dolores comenzaron más fuertes.

—Tenemos que irnos, tiene dolores muy fuertes. —Dice Harry.

—¡Huuummm! —Me quejé.

Michael me carga en sus brazos, y me mira con dolor. —Van a estar bien. —Dice y Harry abre la puerta, Michael sale conmigo en brazos. Los dolores no cesaban.

Ambos corrían por los pasillos, Harry comienza a gritar. —¡Alto! ¡Alto! ¡Detenga el ascensor! —Grita y por fin entramos al ascensor.

Una vez salimos del edificio, Michael gritó. —¡Bill, abre la camioneta, vamos para el hospital! —Grita.

Michael me acomodó en el asiento y se sujetaba, Harry subió adelante junto a Bill y la camioneta aceleró. Mis lágrimas salían, los dolores comenzaron a ser más fuertes y un líquido salió por mi entrepierna. —¡Huuummm! —Me quejé. —¡S-Se me rompió la fuente! —Dije en dolor.

—¡¡BILL ACELERA!! —Gritó, Michael y Bill le hace caso.

—Todo va a estar bien, Elizabeth. —Dice Harry—Todo va estar bien, respira. —Decía y me ayudaba a tranquilizarme.

Bill aparcó, y pronto Michael baja de la camioneta, cargándome en sus brazos y entra al hospital, Harry le sigue el paso. —¡Ayuda! —Grita Michael. —¡Se le rompió la fuente! —grita.

Harry se acerca a una ventanilla y los camilleros se acercan corriendo. —Recuéstela, señor.

Michael hace caso, y me recuesta. —¡¿Nombre?! —Pregunta una enfermera mientras los camilleros empujaban la camilla.

—E-Elizabeth Hamilton. —Digo con dificultad.

—¡¿Edad?! Y ¡¿Meses de embarazo?!

—Veintinueve y siete meses y medio de embarazo.

La señorita me pone un brazalete en la muñeca con mi información. —¡Señores, hasta aquí pueden acompañarme, siéntense a esperar! —Dice la enfermera y los deja afuera del quirófano.

—¡Soy el padre, permíteme entrar! —Grita Michael.

La enfermera le dio la espalda y me recostaron en una camilla. —Tiene 3 de dilatación. —Dice una doctora a una enfermera, ella estaba anotando. —Necesitamos esperar un par de horas para que aumente la dilatación, ponle la anestesia epidural. —Dice.

Neverland | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora