In the hell 42.

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Taylor se acerca y me abraza: —Tranquila, Beth. Lo que dice Harry funcionará.

Negué. —No lo sé. —Mordí mi labio y comencé a caminar, estaba consumiéndome por el pánico y el miedo. Ambos me miran preocupados.

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Estaba acostada sobre la cama, pensando en el beso que Michael me había dado, me besó como si entre nosotros no hubiese pasado nada malo, como si todo siguiera marchando bien. Toqué mis labios levemente, procesando en mi cabeza las imágenes de ese beso urgido y necesitado, y concluí que así podría odiar a Michael con toda mi alma...pero si él me besaba todo se iría en el instante que besara mis labios.

Me giré en la cama, los pequeños rayos de sol entraban por el balcón y llegaban hasta el cabello rojizo de Taylor, quien aún estaba dormida a mi lado. Me gustaría dormir tan tranquila como ella lo hace, tener esa tranquilidad de saber que no pasará nada porque en tu vida todo marcha bien, los pequeños suspiros salen de su boca indicándome que sigue aún dormida, con cuidado me levanté y me abrigué, la mañana estaba fresca, cerré las cortinas para permitirle a Taylor dormir un poco más. Salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí, el rico olor de huevos mañaneros y café abrazan el departamento.

—¡Que rico te huele! —Exclamé riendo y él comenzó a reír. Me acerqué hasta la cocina y Harry ya estaba sirviendo el desayuno. —Buenos días.

—Buenos días, Elizabeth. ¿Y Taylor? —Pregunta colocando los platos en la mesa.

—Sigue durmiendo profundamente. La envidio ¿Sabes? —Le dije.

—Seguro, lo noto en tus ojeras. —Ríe y pone un plato con huevos y tocino frente a mí. Comencé a reír.

—Supongo que esto es lo que implica estar embarazada.

—Tranquila, Elizabeth. Ya tendrás tiempo de dormir...cuando el bebé tenga treinta y pueda valerse por si mismo. —Comienza a reír.

—Qué bueno que te tengo para levantarme los ánimos. —Dije en sarcasmo.

—¿Y bien, estás lista? —Dice.

—¿Para qué? —Llevo un trozo de tocino a mi boca.

—¿Cómo que para qué? —Me mira sorprendido. —Hoy cumples tu cuarto mes de embarazo, necesitamos saber si es nena o nene. —Me dice.

Lo miré. Realmente me sorprendía que estuviera tan al pendiente de mi embarazo, había sido un buen apoyo durante estos meses, al igual que Taylor. Pero algo dentro de mi daría cualquier cosa por que las cosas fueran diferentes.

Sonreí. —Me sorprende mucho que recuerdes la fecha en que se cumple un mes más de mi embarazo, gracias Harry.

Él niega. —Siempre quise tener un sobrino. Me emociona la idea de que venga uno muy pronto a la familia, creo que gracias al nene que llevas en tu vientre pude sacar mi lado humano, ese que creí que había perdido desde que Lisa desapareció. —Dice y comienza a comer de su desayuno y asiento. —Elizabeth ¿Te incomoda que vaya con ustedes? Me refiero a la cita de hoy. —Sonreí y negué.

—Por supuesto que no.

—Bien, gracias. —Sonríe—¿Qué esperas que sea? —Pregunta, curioso.

Lo pensé unos minutos. —Niño. —Digo con una sonrisa.

—¡¿Niño?! —Niega—¡Una nena! —Comienzo a reír. —¡Vas a tener una nena, ya lo verás!

Negué: —Mi sentido de madre dice que es un nene. —Le digo muy segura.

—¿Quieres hacer una apuesta, Hamilton? —Me mira.

Neverland | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora