Capitulo 8

321 25 0
                                    

Lucía

Cuando entro por la puerta, me cruzo con Laura, la saludo pero parece que ni me ve, porque pasa de largo y sale del colegio.

Me pregunto qué haría ella a estas horas aquí, ¿estaría con Matt?

Me sacudo ese pensamiento de la cabeza y sigo por el pasillo buscando la sala de profesores, hasta que la encuentro, son ya las cuatro y diez.

Me paro enfrente de la puerta azul y levanto la mano para llamar, pero la dejo suspendida en el aire cuando oigo unas voces que provienen del interior.

            -  … sebes bien lo que te digo. – Noelia, mi profesora de Biología está hablando con alguien y parece que no está consiguiendo lo que quiere porque su tono de voz está irritado.

            -  Me da igual lo que pienses - ¡es Mathew quien acaba de hablar! – y ahora, si no te importa, tengo una alumna esperando fuera del aula.

Me tapo la boca con sorpresa, ¿Cómo sabe que estoy aquí? Llamo apresuradamente justo cuando unos pasos pesados se acercan hacia la puerta.

Como siempre que lo veo, se me cae la baba, Mathew me abre la puerta, y frunciendo el ceño con la mochila al hombro, lo único que dice es:

             - Llegas tarde.

‘’Buenas tardes a ti también’’ me digo a mi misma.

            - ¿Alguna escusa por tu retraso?

             - Yo no tengo ningún retraso – le digo ofendida.

Suelta una carcajada y se pone la mano en el estomago mientras se sigue riendo de mí, como si le doliera reírse.

            - No me refiero a retraso mental – se ríe otra vez – sino a retraso temporal.

Sigue riéndose cuando cierra la puerta y se aleja hacia nuestra aula, que en realidad está justo enfrente de la sala de profesores.

             - Si que tengo una escusa – le digo.

Enarca una ceja y me mira divertido.

             - No encontraba la sala de profesores – se ríe otra vez cuando se lo digo y abre la puerta de nuestra clase con una llave roja que tiene entre tantas llaves.

Ahora que lo pienso así solo le estoy demostrando que en realidad soy retrasada.

             - No es mi culpa que sea nueva y no conozca el colegio, señor sabelotodo – se gira y serio de repente, me saca la lengua, burlándose de mí.

Abro la boca por la sorpresa y él vuelve a sonreír.

             - Seguro que cuando os matriculasteis os enseñaron el colegio, señorita Black – se adentra en la clase y le sigo.

             - Llegamos hace tres días, señor Connagan – le miro con fiereza y parece que se divierte.

             - ¿Hace tres días? – asiento con la cabeza – hace tres días empezaste el instituto.

            - Lo sé - me rio, por no llorar – y hace tres días nuestros anteriores padres de acogida nos echaron de casa por gritar cuando teníamos una pesadilla.

Se queda muy quieto en su mesa donde acaba de sentarse y me mira con una expresión que soy incapaz de descifrar.

            - ¿Cuál es mi castigo por mentirte, Matt? – me siento en mi mesa, la que está delante del profesor y saco mis ejercicios.

Los portadores de sueños [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora