Capitulo 11

314 21 0
                                    

Laura

Estoy en mi cuarto haciendo los deberes de matemáticas con mi hermano, ya que soy su hermana merezco un poco de enchufe ¿no creéis? Le encuentro agitado y decido preguntarle:

             - Estás nervioso, ¿te ocurre algo?

Me mira con los ojos divertidos, pero la cara seria.

             - Nada – dice solamente – me ha hecho gracia lo del perro de Lucía. – sonríe perdido en sus pensamientos.

             - ¿Te ha hecho gracia que se meara en tu pierna o que la dueña tenga más probabilidades de tener la rabia que el perro? – Sonríe maliciosamente.

             - Las dos.

Empezamos a reírnos a plena carcajada, y él, tan cansado como yo, me da un beso en la frente, como hacia mi padre hace tiempo, y luego sale por la puerta, dándome las buenas noches.

Me meto en la cama a las once y media y diciéndome que mañana no seré persona, me duermo, sumiéndome en un sueño nada inesperado, al menos al principio.

Lucia vuelve a estar delante mía, y esta vez me mira con confianza, como si supiera quien soy, pero su mirada no contiene confianza, contiene miedo, mucho miedo, y soy incapaz de saber porque esta ella allí.

            - Tienes… que ayudarme – empieza a corre por una pasillo, tirando de mi mano – ¡me han encontrado!

             - ¿Quiénes? – le digo alarmada.

             - Tienes que ayudarme – vuelve a repetir, es como si hubiera visto a la misma muerte.

              - ¿Cómo puedo ayudarte? – intento tirar yo del brazo que ella intenta desgarrarme, pero no soy capaz de moverla ni un poquito.

             - Tienes que impedir que yo desaparezca. – vuelve la cabeza en todas direcciones.

             - ¿Cómo que desaparezca? – pregunto confusa – no lo entiendo.

Lucía acerca su cara a la mía, y con los ojos desorbitados del miedo me susurra:

             - Ellas están aquí.

Un brazo me zarandea entera, haciendo que logre despertarme, en parte porque el sueño había acabado y en parte porque tenía miedo, incluso más que la Lucía de mi sueño.

Enfoco la vista, y poco a poco, la cara de Mathew se va haciendo más clara y noto que esta nervioso y me dice unas palabras muy alarmadas:

             - ¿…ha pasado? – no soy capaz de entenderle bien.

             - ¿Qué? – pregunto, me sale una voz muy ronca y toso para aclarármela -¿Qué?

            - ¿Qué qué ha pasado? – vuelve a preguntarme.

             - No lo sé – respondo incorporándome y al momento me llevo una mano a la frente, me duele mucho la cabeza.

             - Túmbate – me empuja hasta que estoy acostada de nuevo.

             - Era lucía – le digo – me pedía ayuda.

             - Pero ella está en su casa, ¿no? – me pregunta, alarmado.

             - Los dos hemos visto hace poco como se marchaba a su casa – respondo masajeándome la frente – pero puede haberse ido.

             - Solo hay una manera de comprobarlo – dice levantándose, coge el teléfono inalámbrico que hay instalado y marca un numero.

Los portadores de sueños [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora