The same → KyuHyun

Epílogo

Cuatro años después.

KyuHyun.

Sandra corría detrás del pequeño con una sonrisa en el rostro. Se veía realmente feliz en ese momento. Me quedé en un punto fijo mientras disfrutaba de la escena.

—¿Qué haces parado ahí?—Me habló la castaña mientras soltaba un suspiro—Ven aquí.

No dije nada y caminé en su dirección. Cuando estuve frente a ellos, el menor se acercó a mí y lo cargué en mis brazos.

De un momento a otro, Sandra se quedó con la vista fija en mí con una expresión de ternura.

—¿Somos guapos?—Pregunté con burla.

—Ah, no me puedo acostumbrar a verte así.

—¿Qué? ¿Mi linda esposa no se adapta a mí después de tanto?

—No me refería a eso—Agachó la cabeza con vergüenza.

Caminamos por la ciudad durante un buen rato. En ese lapso, el pequeño DongSun estaba descansando en mis brazos.

Cuando nos subimos al auto para ir de regreso a casa, el niño abrió los ojos y se acercó a la castaña para acomodarse sobre ella y volver a dormir. Sandra acariciaba su cabello y lo miraba con una leve sonrisa.

—Ale y Hae ya deben estar esperando a DongSun—Habló.

—Tal vez la madre nos mate por pasear a su hijo por casi todo Seúl.

—Espero que no—Sonrió nerviosa.

—Linda, tú—Dejé de hablar para tratar de encontrar las palabras—... ¿crees que es buena idea querer tener un hijo ahora?

La chica abrió los ojos con sorpresa y volteó al frente mientras mostraba nerviosismo.

—No lo sé- Se encogió de hombros—. Tal vez lo es.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Nunca habíamos tocado el tema, y ahora, parecía que ella empezaba a considerar la idea tanto como yo.

Desde que nos habíamos casado no tuvimos la necesidad de ser padres. Dedicamos nuestro tiempo a disfrutar como pareja, y no me arrepentía de eso, pero al ver a nuestros amigos siendo tan felices con DongSun, empecé a querer formar una familia.

Bajamos del auto, y unos segundos después Ale y Hae llegaron a casa. La primera sonrió a más no poder cuando vio a su pequeño dormir en los brazos de mi esposa.

Hae tomó al niño mientras yo abría la puerta. Nos sentamos en el sofá y charlamos un rato.

—No se imaginan a quien vi hoy—Hae habló emocionado.

—¿A quién?—Sandra preguntó.

—SunHee—Dijo en voz baja—. Creí que me mataría con la mirada.

—Al parecer sigue siendo la misma—Ale bufó.

—Olvidémonos de eso—Susurré.

—¿Bromeas? Si ella no se hubiera metido entre ustedes, habríamos tenido una hermosa boda doble—Alejandra se quejó.

—Entonces se pudo haber evitado que Hae perdiera nuestros anillos de boda—Sandra se burló.

—No los perdí, estaban tirados debajo de mi asiento—Corrigió.

Reí recordando la triste escena.

Sandra y yo nos quedamos en silencio mirando fijamente a Hae. Sonreía nervioso, y no sólo a causa de la tontería que acababa de hacer; todas las personas presentes lo fulminaban con la mirada, en especial el hermano de Sandra, que se contuvo sólo porque no hablaba el mismo idioma que el esposo de Ale.