Capítulo 2

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Corrí hasta ella y la tomé del brazo, volteó y yo no dude en sonreírle y abrazarla.

-Me alegra no estar solo aquí-Dije atrayéndola a mi pecho.

-Oiga... creo que me está confundiendo-Me empujó con fuerza.

Una vez más, mi mente estaba hundida en la duda.

-Marie...

-¿Marie?

-Lo siento, ese no es mi nombre.

-Eres tú. No pude haber cometido un error.

-¿Se encuentra bien? Escuche, no tengo tiempo para bromas, de hecho no estoy en el estado adecuado para una.... así que si me permite, me voy -Me hizo a un lado e intentó avanzar.

-No te vayas, no sé qué hago aquí y... ¿ahora me tratas así?

-Oye, toma tus medicamentos-Dijo con miedo.

Me tomé unos minutos para estudiarla; su rostro era el mismo, aunque había diferencias. Sus ojos tenían un tono miel, su cabello era más corto y oscuro, sus mejillas más rosadas y era más alta.

-Tú... -murmuré decepcionado.

-¿Sí?

-¿Cómo es que has cambiado tanto?

- Siempre he sido así -Se alejó un paso.

-No lo creo.

No, su voz era la misma. No podía ser alguien más.

-¿Siempre se viste de esa manera? -Señaló mis prendas -Ah, ahora entiendo, ¿está jugando conmigo? -Sonrió y me señaló con su dedo índice.

-¿Qué cosa?

-Sé que es una broma.

-¿Por qué lo sería?

Ella puso una cara de pánico y suspiró.

-Si usted está pensando en hacer algo extraño, gritaré con todas mis fuerzas. Así que se lo diré una vez... ¡aléjese de mí!

Ella comenzó a correr y yo me quedé parado procesando sus palabras.

Al final terminé siguiéndola hasta que entró en una pequeña casa, o eso parecía.

Me quedé fuera esperándola. Tenía que ser ella. Además ya había llegado hasta ese lugar y no tenía idea de cómo regresar.

Pensé en irme. Tal vez mi mente estaba produciendo algún tipo de alucinación y ella no era Marie, porque no podía serlo.

El tiempo pasó y ella jamás salió, entonces pasé la noche fuera.

Sentí leves toques en mi hombro. Abrí los ojos y me encontré con Marie mirándome seriamente y con desconfianza.

-Oiga, ¿por qué está aquí?

Sonreí.

-Debería irse antes de que llame a la policía.

-Poli... ¿qué?-La miré confundido.

-Policía-Pronunció con naturalidad.

-No entiendo de qué habla.

Suspiró y volteó a otro lado. Se quedó así unos segundos y después volvió a dirigir su mirada a mí.

-Por favor, dígame lo que quiere-Chilló en voz baja-¿Me hará daño?

-Claro que no, Marie. Eso nunca- Le dije preocupado.

-Escuche, no soy esa chica.

-Siendo sincero, empiezo a creer que quiere alejarme de usted.

-Sí, bueno, no me refiero a deshacerme de usted. Simplemente, no lo conozco.

-Ya veo.

Guardo silencio y cerró sus ojos con fuerza, al mismo tiempo que soltaba un grito ahogado.

-¿Quiere pasar? Se ve cansado-Dijo con timidez-... voy a confiar en usted.

-Sí, es un honor.

Entré al pequeño lugar y a mi alrededor sólo pude ver objetos extraños.

-¿Le gustaría comer?-Dijo con voz suave.

-Claro, gracias-Hice una reverencia.

Mientras masticaba aquello que Marie me había dado, pude darme cuenta de que ella no me quitaba la mirada de encima.

-¿Cómo se llama éste platillo?- Intenté hacerla sentir confianza.

-Es pollo frito-Dijo sin dejar de verme-. ¿Lo he visto antes?

-Te sorprenderías si te contestara eso... - Reí.

-¿Por qué me llamas Marie?

-Se supone que es tu nombre- Suspiré.

-No, ése no es mi nombre. Me llamo Sandra -Su voz se escuchaba irritada -. Es más, no sé por qué te digo mi nombre si no tengo conocimiento del tuyo...

¿Sandra? ¿No sabía mi nombre?

-Soy KyuHyun... Cho KyuHyun.

-Claro, KyuHyun. Es un placer, creo-Asintió.

-Te he incomodado, lo siento.

-No importa, de hecho no tengo idea de por qué te estoy ayudando. Debo ser una buena persona.

-Supongo que sí.

-¿Por qué vistes así?

-Es porque...

-Olvidalo, dejemoslo así. ¿Quieres asearte?

-Si no es molestia...

Sonrió por primera vez.

-Por supuesto que no, ven.

Sacó algunas prendas del armario y las dejó sobre la cama.

-Listo, puedes pasar al baño, ya he puesto el agua a temperatura.

Marie salió de la habitación y yo sólo me dispuse a tomar la ropa entre mis manos.

El agua se sentía relajante, así que me quedé por un buen rato, después tendría que irme, no estaría causándole más problemas. Ya encontraría la manera de volver.

Me tardé un poco en vestirme, no era el tipo de ropa que usaba siempre, aunque era más suave.

Bajé las escaleras lentamente y la ví sentada junto a la ventana.

-Creo que es hora de que me vaya-Le sonreí.

-Hey, ahora eres normal... excepto por tu cabello.

-¿Qué tiene de malo?

-Está muy largo-Sonrió.

¿Largo...?

-Bueno, no quiero seguir molestandote, en éste momento me retiro-Hice una leve reverencia.

-¿A dónde irás?-Se levantó.

-No lo sé, intentaré regresar a donde pertenezco.

-Me incomoda un poco porque parece que no conoces bien aquí-Suspiró.

-Encontraré la manera.

Abrí la puerta y baje los seis escalones que estaban fuera de su casa. El miedo empezaba a hacerse presente. No conocía nada de ese lugar.

-¡Espera!-Sus manos tomaron mi hombro con fuerza.

-¿Sucede algo?

-Creo que sería grosero de mi parte dejarte ir así. ¿Te gustaría quedarte? Sólo por un tiempo.

-No quiero seguir incomodandote. Es mejor que me vaya -Me tomó nuevamente del hombro.

-Lo digo en serio. Además... creo que me incomoda más saber que te puede pasar algo.

-¿Te preocupo? -Sonreí.

-¡No! Eso sería extraño-Se exaltó-Es sólo que, mis padres me enseñaron a ayudar a las personas, no te hagas ideas.

-Marie...

-Mi nombre es Sandra.

The same → KyuHyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora