Mi aventura en un nuevo mundo

Capitulo 23

Antes de entrar en los territorios infestados por espíritus de fuego, a Eileen le ofrecieron un mono resistente al calor, de color naranja y con tirantes, pero decididamente declinó la oferta. No quería convertirse en una "Víctima de la moda", pero todo tenía límites se dijo. En cambio, Aurea parecía encantada de llevarlo, en cuanto se lo puso sintió una chispa en sus ojos, como si el ponerse ese traje significase algo en ella. Eileen dedujo que sería algo del estilo volver a desempeñar su labor o algo así, tampoco le quiso dar demasiada importancia.

Lo que al parecer era innegociable si no quería acabar achicharrada, era un ungüento que se usaba para mantener el cuerpo frío. Tenía un efecto instantáneo de bastantes horas, por lo que era uno de los secretos mejor guardados de la ciudad, ya que le daba una ventaja sobre cualquier otro competidor que se adentrase a temperaturas altas.

Eileen se puso el ungüento por la cara (la maravilla de que fuese una realidad virtual hacía que bastase con eso para que todo su cuerpo estuviese impregnado), en cuanto le apareció una ventana diciendo que se lo había aplicado, la empezó a invadir una sensación extraña de frío y vio sus palmas de un blanco prácticamente cadavérico. Eileen se empezó a asustar mucho de que la hubiesen dado un veneno, pero Aurea puso su mano sobre la suya, Eileen se percató de que ella estaba igual, le dijo:

—Tranquila, no pasa nada, pero démonos prisa.

Eileen no tuvo oportunidad de responder porque tiró de ella arrastrándola rápidamente hacia una plataforma. No estaba segura de cómo habían llegado a ella puesto que básicamente se había concentrado en seguir a Aurea para no perderse.

Cuando la pasarela bajó, Eileen vio unas cavernas iluminadas por piedras luminosas, Aurea, al ver cómo habían captado el interés de Eileen, las señaló diciendo:

—Piedras glíficas, nos costaron un ojo de la cara pero fue la mejor inversión de nuestra historia, ya que no hay que reponerlas ni mantenerlas, simplemente luz perpetua para siempre.

Eileen únicamente asintió y empezó a andar.

Nada más llegar a esa zona sentía que su cuerpo se había normalizado, como si de un excesivo frío y calor juntos diesen lugar a una temperatura normal. Las cavernas eran básicamente una serie de túneles que se dividían en 2 caminos, las paredes de un tipo de piedra blanca transmitían calor con sólo verla.

Aurea, mientras guiaba a Eileen entre numerosas bifurcaciones, empezó a contarle un poco de la historia del lugar.

—Al parecer, sus antepasados encontraron este lugar ya prácticamente construido, pero vacío. Sus antiguos pobladores, a los que ellos llamaban "los diminutos", hasta la fecha eran desconocidos. Tras buscar rastros de ellos no encontramos apenas nada, por lo que algunos piensan que son una leyenda, pero mi padre piensa que simplemente se han ido a profundidades aún mayores. Lo importante, es que muchas de las cosas que ves han sido heredadas: las puertas que bloquean el acceso, el "nivelador", que es la plataforma que va bajando por los diferentes niveles; todo eso ya estaba aquí cuando llegaron. Hemos intentado averiguar el cómo reproducir sus técnicas pero son demasiado avanzadas para nosotros. Esto por supuesto es un secreto, ¡no se lo digas a nadie o nuestra reputación caería mucho!

"¿Entonces por qué me lo cuentas?" pensó Eileen para sí misma, aun así su compañera estaba tratando de ser amable, así que imaginó que no sería muy educado plantearlo así.

—Bien, tu secreto está a salvo conmigo —le dijo con una sonrisa.

Por el camino apenas se encontraron mobs, según le explicó Aurea, normalmente estos túneles están poblados por monstruos de naturaleza ígnea atraídos por el calor de los túneles, pero los elementales ígneos estaban siendo particularmente agresivos eliminando a los mobs de la zona. A Eileen, esa pérdida de experiencia no la molestó en absoluto, no necesitaba más bichos complicando las cosas.