Eileen estaba nerviosa decidiendo su vestido, había tenido todo claro hace unos instantes, pero conforme se iba acercando la hora de salir, iba dudando más de todo. Al final, con un suspiro decidido, se puso lo que tenía pensado, un vestido blanco con volante, le gustaba la sensación de libertad que le daba, se puso unas sandalias marrones y un pequeño bolso para sus llaves y demás imprevistos, no se puso maquillaje, siempre le pareció muy artificioso, se echó un poco de crema hidratante y se dirigió a su supervisión. Su madre la esperaba en la puerta y cuando la vio le dio un suave abrazo, si lo hubiese hecho otra persona sólo la habría puesto nerviosa, pero su madre la comprendía muy bien y en vez de darle importancia, se la había restado. Había dudado en decirle que tenía una cita con un chico por si le parecía mal, o peor aún, se lo contaba a su padre. Pero tras mucho debate interno, había decidido que siempre confió en ella y que ahora no iba ser una excepción, y no se equivocó. Su madre, lejos de darle más presión o impedimentos, la había animado, únicamente le había dicho que tenía que estar en casa para la cena.
—Bueno, pues ya me voy —le dijo Eileen a su madre desde el portal, con una sonrisa pero con algo de nerviosismo.
—Pásalo bien —fue la respuesta de su madre con una cálida sonrisa.
Eileen había decidido que el punto de encuentro sería en una céntrica plaza donde luego podrían tomar muchas opciones para planes diferentes, realmente no sabía los gustos de Chillwind, pero estaba decidida a irse si le proponía algo peligroso o dudoso, de hecho, mientras iba en un taxi al punto de reunión, se dio cuenta de que no sabía cómo era realmente ni su nombre, «esto va a ser duro», pensó.
Cuando llegó, se despidió amablemente del taxista y sin saber muy bien qué haría, llegó a la plaza. A pesar de la vergüenza, había decidido que lo único que podía hacer era inspeccionar a los que estuviesen en la plaza y presentarse a los que encajasen en la descripción, por fortuna no fue necesario. Al segundo, un chico salió corriendo a su encuentro, era más o menos de la edad de Eileen y llevaba un pantalón corto beis y una camisa de manga corta de color azul marino, tenía un pelo castaño no muy largo. El chico, con una sonrisa se presentó ante ella.
—Hola Eileen —dijo con una amplia sonrisa.
Eileen, al principio estuvo tentada a alejarse de ese chico raro, hasta que captó quién debía ser.
—Hola amigable desconocido —le señaló con una sonrisa irónica.
El chico enseguida captó la indirecta y soltando una pequeña risa, le dijo:
—Soy Íñigo —mientras sonreía algo avergonzado.
—Encantada, la verdad al principio no te asocié a tu personaje, pero cuanto más te veo, más te pareces —concluyó Eileen con una pequeña sonrisa.
—Tú en cambio eres igual, aunque bueno eso ya lo sabia...
Eileen mostró una cara de extrañeza, hasta que se acordó de la escena en el centro comercial y con una sonrisa, dijo:
—Es cierto, debí de parecerte un caso perdido.
—No, no, para nada —se apresuró a negar Íñigo con cara de preocupación.
—Me alegra que puedas ponerte nervioso, en el juego siempre parece que tengas todo bajo control —contestó Eileen con una pequeña risa—. Bueno, ¿a dónde tenías pensado llevarme? —preguntó con curiosidad.
—¡Es un secreto! —respondió Íñigo, recuperando aparentemente la confianza—. Pero te aseguro que te gustará —dijo guiñándole un ojo.
Eileen le siguió, pensando para sí misma: «no iré a ningún sitio donde no sepa volver yo sola, o muy solitario ya puestos...». Confiaba en Íñigo, pero no por ello sería imprudente.
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Mi aventura en un nuevo mundo
AventuraEileen, una chica que de repente descubre su gran pasión y se adentra en una espectacular aventura de fantasía en la que tendrá que hacer frente a numerosos peligros para alcanzar su meta Si queréis podéis enviarme un mensaje tanto privad...