Capitulo 43

48 5 3
                                    



Eileen se conectó de madrugada para planificar el día, su objetivo era conseguir hoy el megametal, pero después del evento de ayer la ciudad probablemente estuviese en un estado deplorable, impidiendo que pudiese coger el barco que las tendrían que llevar al continente oriental llamado "Astaroth", llamado así en honor a un antiguo mito. Pero que ella supiese, no había otra zona cerca de donde coger un barco que recorra esa distancia, por lo que la única opción que se le había ocurrido era quedarse e intentar ayudar para que las reparaciones fueran lo más rápido posibles. Sin duda era un contratiempo grande, teniendo en cuenta que el tiempo para Eileen era precioso, pero no había otra solución.

Cuando inició sesión despertó a Liza y Alice suavemente, normalmente las dejaría dormir un poco más, pero no quería, que si por casual hubiese algún bote libre, algún jugador madrugador se lo robase, por lo que fue al puerto.

Ante los saludos casi reverenciales que le profesaba la gente del pueblo, después de una noche de celebración por la victoria y de honrar a los muertos, llega el día de mañana, donde hay que intentar curar las heridas de la ciudad e intentar soportar las heridas del corazón de aquellos que tienen que mentalizarse de que no volverán a ver a su compañero de armas, a su vecino, a su amigo, porque una banda de maleantes decidió tomarla con ellos.

Se dirigieron al muelle nuevo para ver su estado y hablar con el supervisor de los muelles, unos pocos jugadores ya habían llegado para hacer sus gestiones matutinas y empezaban a caminar por las deterioradas calles y tiendas, preguntándose qué es lo que había pasado.

Cuando llegó al puerto, tal y como temía, unos 5 jugadores ya estaban hablando con el jefe del muelle, principal dirigente de gestionar los barcos y sus destinos. Al parecer, los jugadores no eran capaces de entender que de un día para otro todos los barcos se cancelaran, por lo que la discusión tenía pinta de ir para rato, pero Eileen tenía que sacarle toda la información posible sobre el estado de los barcos y cómo hacer lo posible para que volviesen a estar activos, por lo que se dispuso a aguantar una discusión de sordos hasta que le tocase el turno.

Inesperadamente, en cuanto la vio, el jefe del muelle se quedó ojiplático. Ignoró completamente a los enfadados jugadores y fue a atender a Eileen:

—Buenos días señorita, ¿en qué puedo tener el placer de atenderla? —le dijo con fervor en los ojos.

Por supuesto, los jugadores que habían madrugado para poder ser los primeros en ser atendidos se indignaron, pero el jefe del muelle no les prestó atención.

Eileen entendía su molestia, pero por otro lado, ella lo había dado todo por ayudarlos, por lo cual, ¿qué menos que ser atendida no? Le comentó su problema de la manera más escueta posible, básicamente que tenía un asunto muy importante en Astaroth y necesitaba un barco cuanto antes.

El jefe del muelle se quedó pensativo un buen rato, y con cara seria le dijo:

—Por favor, vuelva usted a las 4 de la tarde, le tendré un barco preparado en exclusiva.

En circunstancias normales a lo mejor se habría apiadado de los otros jugadores y les habría ofrecido compartirlo, pero no le había gustado cómo se habían alterado con el jefe de muelle, por lo que les dirigió una sonrisa y se fue, dejándolos con cara de tontos.

Eileen aprovechó el tiempo libre para ver a Yihwa, la yegua de Alice, que estaba completamente revitalizada. Había ganado peso corporal, andaba con fuerzas y al parecer sus problemas respiratorios, o al menos la mayoría, se habían ido, por lo que estaba completando un circuito de obstáculos en la caballerizas, donde la trataban con los máximos cuidados posibles, aunque Eileen creía que Alice había tenido mucha influencia en su recuperación, siempre había estado a su lado; el afecto entre ambas había subido tanto que Yihwa cumplía cada palabra de Alice al instante y parecía que las canciones que Alice le cantaba habían hecho más por ella que los propios cuidados.

Mi aventura en un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora