Mi aventura en un nuevo mundo

Capitulo 35

Al día siguiente, Eileen volvió a conectarse a MyL. La verdad, aunque le había dado algo de pena despedirse de sus amigos, le gustaba la idea de volver a estar a solas con Liza, juntas de viaje por el mundo, aunque eso aumentase también su preocupación por su seguridad.

Actualmente Eileen sólo tenía 2 prioridades: mejorar su espada y eliminar a los 2 demonólogos que quedaban. Realmente, había un montón de información por parte de los jugadores, que aseguraban haber vistos fenómenos raros en muchos sitios, pero Eileen no tenía tiempo para revisar todos, así que dejó ese trabajo a Chillwind y a su Guild, centrándose en su espada.

Tendría que hacer un viaje bastante largo tomando un barco, de acuerdo a su información había otras formas, pero bastante más caras, por lo que a lomos de Serafy, se pusieron en marcha.

El viaje era muy largo y Eileen no quería agotar a Liza demasiado, por lo que decidió desviarse del camino de la costa para descansar un rato en un pueblo. El desvío no fue muy grande, de hecho, seguían en territorio costero, por lo que no la sorprendió ver un montón de redes de pesca y barcas. El pueblo en cuestión era un pequeño conjunto de casas de aspecto bastante deteriorado, incluso peligroso, pero Eileen no quería entrometerse en la vida de los demás. La gente del lugar tendría que saber qué es lo que se hacía, si ella llegaba y les decía cómo tenían que hacer las cosas, sólo se encontraría con problemas.

Tras caminar un poco, encontraron un puesto en la que una anciana mercader vendía pescado. Antes de que Eileen la pudiese detener, Liza salió corriendo al puesto, Eileen, con un suspiro del tipo "será posible...", la siguió.

Liza ilusionada, se dirigió a ver los productos, era una manía suya pero bueno, no parecía haber ningún peligro. Cuando Eileen miró el pescado se sorprendió, los pescados apestaban mucho más de lo normal y tenían numerosas manchas verdes, sin duda alguna era pescado en muy mal estado. Cogió a Liza de la mano y, obligándola a apartarse del puesto, se marchó sin poder contenerse de decir una última frase mientras se alejaba.

«Si sigue vendiendo eso acabará matando a alguien».

Lo más indignante del asunto es que estaba vendiendo esa mercancía a la vista de todos y nadie le decía nada. Eileen decidió que, pese a todo, seguirían con su marcha antes de lo habitual, pero conforme salía, vio que 3 individuos encapuchados la observaban mientras intentaban ocultarse. Eso complicaba las cosas porque para invocar a Serafy necesitaba estar un tiempo concentrada e inmóvil y podrían intentar tomar ventaja de eso, por lo que les siguió el juego y continuó caminando, como si no se hubiese dado cuenta, manteniendo un ojo a Liza todo el rato, que captó el gesto serio de Eileen.

Al cabo de unos pocos segundos sonó un grito:

—¡¡¡Ahora!!!

Una red salió volando hacia ella al mismo tiempo que los 3 encapuchados salían de su escondite. Eileen, con un gesto fugaz de su espada la cortó en dos, haciendo que desapareciera mucho antes de llegar hasta ella y, mirando a sus 3 asaltantes, descubrió que tal y como sospechaba eran débiles y de apariencia inexperta. Dos de ellos tenían una apariencia de más o menos la edad de Eileen, pero no llevaban un equipo adecuado para pelear: uno llevaba un arpón y otro una ancla. El tercero, de apariencia más joven, no podía ocultar un temblor entre sus piernas.

Al ver su red destrozada tan fácilmente se quedaron quietos, mirando fijamente la espada de Eileen.

Eileen, con gesto aburrido, balanceaba ligeramente su espada mientras les decía:

—¿Y bien? ¿Por qué aún no habéis salido corriendo?

Tras tragar saliva, los 2 mayores salieron corriendo, pero el chico de sólo un poco mayor de estatura que Liza, se quedó paralizado de miedo, temblando visiblemente. Eileen, con paso decidido se acercó a él lentamente. Con cada paso, la presión a la que parecía estar sometido el joven chico era mayor, hasta que cayó de rodillas con los ojos cerrados y con lágrimas. Una voz resonó: