Capítulo 8

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"Todos los personajes de las sagas de Percy Jackson le pertenecen a Rick Riordan, excepto los de mi invención."

¡Disfruten de la lectura!!

Campamento Mestizo

Narra Abbie

Dentro el ambiente en el comedor es tranquilo, un poco de ruido por los campistas conversando, al entrar se puede lograr sentir el aire caliente que desprende la hoguera, todo se me hace tan familiar pero a la vez tan lejano, un sentimiento de tristeza inevitablemente presente que altera todos mis pensamientos, sé que ese sentimiento estará siempre ahí porque es inevitable evitarlo y hacerlo desaparecer, porque estoy en el campamento, el lugar en donde crecí, en donde construí recuerdos, en donde compartí muchas anécdotas con personas importantes para mí como lo eran mis padres, y ahora ellos no están aquí; dirijo mis pies en dirección a la mesa de Hermes, a lo lejos se puede ver la mesa de Quirón y el Señor D que disimuladamente ven en mi dirección, Quirón asiente aprobando mi elección de mesa, al acercarme distingo a los Stoll quienes son los que más conversan en esa mesa junto a sus hermanos, la mesa del Dios de los ladrones es la más habitada en comparación a las otras, al acercarme más a mi destino algunos campistas notan mi presencia y se quedan observando, otros simplemente se dedican a comer y agradezco eso; una vez frente a la mesa, los Stoll notan mi presencia y sonríen de una manera un poco exagerada.

- Hola Abbie.... te ves mucho mejor que cuando despertaste. – alaga Connor, lo que me hace incomodar al notar que unos cuantos de sus hermanos se quedan mirando en nuestra dirección con una ceja levantada y luego colocan una sonrisa en sus caras, y vuelven a comer.

- Si, bueno... un baño y ropa limpia puede hacer muchos cambios. – le sonrío – puedo sentarme? – estos sonríen y asienten, es posible que puedan estar tan sincronizados los dos??

- Claro, ven siéntate aquí. – señala Travis el lugar que está desocupado justo frente a él. – piensa lo que desees comer y esta aparecerá frente a ti. – les sonrío fingiendo estar un poco emocionada y me muerdo el labio.

- Okey... haber...mmm. – la verdad no tengo mucha hambre en estos momentos, pero me decido por un poco de jugo de fresas y un emparedado. Sonrío al ver mi desayuno, solía comer esto todas las mañanas.

- Ahora debes de hacer una ofrenda a los Dioses como signo de respeto- comenta Travis – ves esa hoguera en el centro – apunta, yo asiento – debes de dar una porción de tu comida, y pedir o decir lo que quieras, al Dios que desees, como eres nueva deberás pedir que te reconozcan. - termina diciendo y le da un gran mordisco a su sándwich.

Con un poco de nervios me levanto de mi lugar con mi plato en mano y me dirijo a la hoguera con la cabeza gacha, una vez estoy más cerca levanto la vista y veo a una niña sentada al lado de esta, que al notar mi mirada fija en ella me da un cálida sonrisa que logra calmar un poco mis nervios, la reconozco, es la Diosa Hestia, hermana de los Olímpicos, le sonrió si mostrar los dientes, saco una porción del emparedado y lo arrojo a la hoguera, mis pensamientos son confusos, no sé que pedir o decir, cierro los ojos y el único pensamiento claro que se me viene a la mente es "solo deseo poder adaptarme lo más rápido posible". Una vez dada la ofrenda me alejo de la hoguera y vuelvo a mi lugar frente a los Stoll.

- y dime Abbie, esperas con ansias ser reconocida esta noche? –Pregunta el que creo es Connor, levanto la mirada y veo que me equivoque, el que pregunto es Travis que me mira expectante mientras da un mordico a su sándwich, su pregunta me toma desprevenida, ¿realmente quiero ser reconocida?, no tengo la menor idea, nunca fui reconocida cuando estaba con mis padres, y no se la verdad él porque, mamá me dijo que faltaba poco para que su padre me reconociera, ya que la mayoría de mis habilidades eran de Poseidón, y el día del ataque al campamento demostré mi primera habilidad por parte de Zeus, así que no sé cuál será la decisión que tomen entre ellos. – Normalmente los Dioses tienen hasta la noche para reconocer a los mestizos, ese fue el acuerdo en el que quedaron con Percy. – abro los ojos ante su mención del acuerdo de los Dioses, 54 años atrás ser reconocido era la cosa más grande que podían hacer los Dioses con sus hijos, muchos campistas no eran reconocidos y que ahora ellos lo tomen como una obligación reconocer a sus hijos me parece estupendo, aunque no creo la regla aplique con los nietos, la verdad ese chico Percy a detener los pantalones bien puestos para enfrentarse a los Dioses y hacer tal petición y lo mejor de todo que ellos aceptaran; sonrío sin poder evitarlo.

- Pues claro, ¿es lo que todos deseamos al venir aquí no es así? - ellos asienten.

nos dedicamos a comer lo que queda de nuestro desayuno, el emparedado esta delicioso y el jugo de fresas ni se diga, será porque la fresas me encantan. Una vez terminado tolo lo que pedí y los Stoll se centran en una conversación de hermanos, que parece muy interesante por la máxima atención y concentración que le ponen, si no fueran tan jóvenes y no conociera a los hijos de Hermes diría que están planeando un asesinato, pero sé que deben de estar planeando como meterse en problemas y ayudar a Quirón haciendo las tareas o castigos que les dará el Centauro, indirectamente obviamente.

Sinceramente no sé que es lo que hare el resto del día, quizás alguien me dará el recorrido, quiero ver si el campamento sigue igual a como lo recuerdo; escaneando con la mirada el comedor, logro ver a un joven azabache de unos 18 años en la mesa de Poseidón, me sorprende ver a alguien en esa mesa, sin poder evitarlo lo miro fijamente, este está muy concentrando devorando su comida, se me hace tan familiar la forma en que come, sin prestar atención a lo que lo rodea, es tan parecido a mi Padre.... un momento, ese joven está sentado en la mesa de Poseidón, entonces.... Es un hijo del Dios del Mar, no puede ser, vendría siendo hermano de mi madre y vendría siendo.... mi Tío... sin poder evitarlo abro los ojos, y no despego la vista de él, parece que la mirada que le doy es muy intensa porque el levanta la vista de su plato y busca mi mirada, una vez la encuentra me mira fijamente e inclina la cabeza a un lado, parece un cachorrito, bajo la mirada a mi plato vacío y siento calor en mi rostro.

- Por los Dioses Abbie... aprende a disimular... - me reprendo a mí misma por lo evidente que llego a ser a veces. - por favor que haya ignorado mi mirada... por favor...- ahora ya con más calma y utilizando todos mis conocimientos y manías aprendidas cuando espiaba a las hijas de Deméter esperando que estas se descuiden para poder sacar unas fresas de sus huertas, vuelvo a mirar en su dirección pero este no me está mirando, él está conversando con... Annabeth?, los dos parecen conocerse muy bien por la forma en la que hablan, al parecer el hijo de Poseidón ha terminado de comer y los dos se disponen a salir del comedor pero un joven rubio se acerca a ellos y empiezan a hablar.

- Hey...Abbie!! -me gritan cerca del oído, lo que ocasiona que me sobresalte y vuelque rápidamente. - te estamos preguntando si quisieras ayudarnos a entregar unos pedidos que nos han encargado, pero tu pareces muy ocupada observando en esa dirección- dice Connor mientras apunta en la dirección en la que estaba mirando.

- Ehhh... solo me sorprendí de...- me doy cuenta del error que estaba por cometer al mencionar que estaba sorprendida de ver a un hijo de Poseidón, me golpeo mentalmente- nada, no es nada chicos. – ellos parecen dudar de mi respuesta, y se miran los dos, es posible acaso la comunicación con la mirada?, estos hijos de Hermes son un caso aparte y me alegra haberlos conocido.

- Lo que tú digas querida. – dice Connor. – y ahora lo más importante será que tú. -

- Tendrás el honor de ayudarnos a repartir nuestros encargos a los campistas, y lo más importante es.... nadie puede enterarse de esto. - me termina de decir Travis mientras se acerca considerablemente y lo susurra como si me estuviera diciendo el mayor secreto de sus vidas.

Me rio por su dramatismo en todo esto y asiento, además no tenía nada que hacer en el día.

- No hay problema, los ayudo siempre y cuando no me metan en problemas. – me levanto de la mesa.

- Nos ofende tu comentario, ¡somos hijos de Hermes es una regla de nuestra cabaña estar metidos en problemas...!! – responde Travis y le pasa un brazo por los hombros a su hermano, mientras salimos del comedor.

- ¿Y quién puso esa regla en su cabaña? –

- Pues los mejores y más apuestos hijos de Hermes, aunque el menor, dicen que es mucho más apuesto. – dice Connor, y Travis le da un zape en la cabeza.

Mientras ellos discutían quien era el más apuesto, yo me dedicaba a mirarlos y reír de su discusión, llegamos a salir del comedor, la vista desde el comedor era hermosa, al estar en una colina tenía una vista increíble del Mar, estaba tan tranquilo y sentía el agua me llamaba a gritos, me encantaría ir después y nadar un rato, distraída en mis pensamientos no me di cuenta y pise un desnivel haciendo que por segunda vez en el día golpeara a alguien, solo la torpeza puede ir combinada con una persona, y esa persona soy yo.


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Locura Semidiosa- Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora