Capítulo 20

317 23 2
                                    

Ana Lidia...

La noche había caído, ya casi era la hora de las torturas y depende de mi sobrevivir para escapar de aquí.

Mi corazón palpitaba fuertemente y estaba empezando a sudar descontroladamente haciendo que mi cabello se empapara de dicho sudor.

-Vamos a morir, vamos a morir. Dios mío ayudame __ murmuraba aquella mujer con un pánico enorme que la hacía temblar involuntariamente.

Yo observaba a mi compañera hecha un ovillo en la esquina de este cuarto con olor a muerte, y no entiendo como no le a picado algún bicho, ya que e visto un par de ratones y cucarachas en este asqueroso lugar.

La lluvia con los relámpagos habían empezado, y una que otras tronadas acompañaban la noche con aire de muerte.

De inmediato escuché como alguien quitaba el seguro de la puerta y la abría, haciendo un molesto rechinido.

La mujer que estaba conmigo se hecho un poco hacia atrás cuando vio la silueta de aquel hombre con una máscara... ¿ensangrentada?  ¿Como era esto posible? ¿será sangre de alguna de sus victimas?

-Muy bien muñecas, esta será una noche que no olvidarán__ dijo tomando por el pelo a la mujer que estaba arrinconada y esta soltaba un grito desgarrador debido al pánico que tenia en ese momento y el dolor que le causaba.

Yo me levanté de la vieja cama en la que estaba y miraba de arriba hacia abajo a aquel hombre y noté que tenía un ojo vendado que le hacía ver la sangre atrapada en el vendaje, haciendo de el una versión más escalofriante de lo que ya era.

-¡Callate!__ dijo mientras le daba una bofetada a la mujer para que dejara de patalear y gritar a la vez.

Yo en ese momento aproveché que la puerta estaba abierta y salí corriendo, y escuché a aquél hombre gruñir una maldición.

Mi corazón estaba palpitando fuertemente y yo iba corriendo por aquella enorme casa de aspecto espeluznante que parecía no tener fin. Encontré una habitación con la puerta abierta y vi que estaba en la misma condición que la anterior, al parecer esta casa nunca a tenido mantenimiento.

Entré cuidadosamente y detrás de la cama encontré una daga manchada con sangre, la tomé y la guarde en el medio de mi pecho, entre mi brasier y mis senos.

Me escondí en el armario con olor a hongo y madera vieja, porque el asesino me estaba siguiendo, y no tengo idea de en donde habrá dejado aquella pobre mujer, ahora me arrepiento de no haberla ayudado a escapar.

El caminaba despacio, y sus pasos sonaban como pisadas silenciosas pero audibles debido a que  arrastraba uno de sus pies y dicho sonido imvadía mi mente.

Yo ponía una mano en mi boca para que mis leves sollozos no me delataran, pero fue en vano. Me encontró y no podía hacer nada, entró a la mugrienta habitación y al parecer mi respiración agitada hizo que me encontrara en el armario.

Solté un grito de pánico al encontrarme con su rostro cubierto por aquella máscara y esa gaza ensangrentada en uno de sus ojos. Al momento de el abrir la puerta del armario, supe que sería mi final. El de inmediato me tomó por la garganta haciendo que me sintiera un poco asfixiada y me lanzó con fuerza al suelo, yo estaba tosiendo a la vez que solté un quejido por el dolor de la caída. Solo sentí que mi cuero cabelludo iba a despegarse de mi craneo cuando me tomó por el pelo y me arrastraba por el sucio piso.

De nada valía gritar, era en vano hacerlo porque nadie me escuchaba, y supe en ese momento que yo estaba perdida.

El asesino me llevó a una especie de cuarto de tortura en donde estaba la chica que era mi compañera de habitación, ella tenia cinta adhesiva en su boca y estaba hatada a una silla. El dolor que yo sentía en mi cuerpo, no me dejaba defenderme ni mucho menos soltarme.

Estaba sentada con ambos brazos adoloridos y hatados,  solo me costaba ver como aquel ser mutilaba a aquella muchacha.

Primero tomó un pequeño bisturí con el cual jugaba entre sus manos y se dirigía hacia ella, caminaba con pasos silenciosos y nada más se escuchaban sus gritos poco audibles debido a la cinta adhesiva que tapaba su boca.

Comenzó cortando suavemente su dedo andular para tomar un anillo de plata que ella tenía. La sangre salía escurrida de su mano, mientras casi se desmaya por hacer el intento de gritar.

El asesino no soportaba mas sus gritos ahogados y decidió quitarle la cinta de la boca para proceder a hacer algo más, pero ella sólo comenzó a gritar con más fuerza

Entonces el tomó una pinza y forzadamente abría la boca de ella para tomar su lengua, y en cuestión de segundos, el se la cortó, haciendo que de su boca empezara a emanar mucha sangre y ella casi pierda en conocimiento. Por último el volvió a tomar el bisturí y rajó si garganta para terminar con su vida de una vez y proceder conmigo.

Los nervios me atacaban y sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, ahora era mi turno, y solo me esperaba lo peor.

Caminaba con dirección hacía mí, pero se dio vuelta para contemplar por unos momentos su horripilante obra de arte.  Recordé que tengo una daga en mi brasier, así que traté de sacar una de mis manos de las sogas que la ataban, fue un poco difícil pero en este momento fue donde amé tener las manos pequeñas. Liberé una de mis manos y en lo que el seguía de espalda yo saqué la daga de mi pecho y rápidamente volví a poner mi mano detrás de la silla para que el no se diera cuenta de que me habia liberado. En ese momento estuve cortando la soga que tenía mi mano izquierda amarra da a la silla de manera disimulada.

Esta vez si se dirijia en dirección hacia mi, el estaba a una distancia muy corta de mi rostro y yo en ese momento choque mi cabeza con la suya haciendo que el se hechara un poco hacia atrás.

Pude ver la furia en su rostro, tardó un momento en levantarse del suelo y acercarse hacia mi con la intención de golpearme, pero antes de que lo hiciera, yo clavé la daga en su pecho y espalda varias veces, debido a mi desesperación no pude tener un lugar fijo.

Luego me solté de la silla y salí corriendo como si no hubiera un mañana por aquel monte.










PD: La palabra "monte" se refiere a bosque sin fin.

Asesinatos en el Km 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora