Capítulo 21

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Javier estaba caminando por las calles de su barrio, con ambas manos en sus bolsillos delanteros y con su mente divagado en varios pensamientos; uno de ellos era Amelia.

Al llegar a una cancha que hay cerca justo por esa misma calle, decidió sentarse sobre la misma, para entretenerse un poco y no sentirse tan aburrido, ya que sus amistades más cercanas se habían ido a vacasionar a uno de los lugares mas fríos del país. El, después de un rato reaccionó de golpe cuando vio a lo lejos a una chica de piel blanca, cabello largo y oscuro; además de unas manos pequeñas, el se puso de pie y caminó hacia aquella muchacha que estaba de espalda y que el pensó que sería Ana Lidia, ya que el quería saber como estaba ella, debido a que estaba desaparecida hace un buen tiempo.

Al acercarse a dicha muchacha, el puso una mano en su hombro para voltearla de frente y en cuanto lo hizo ella se giró a verlo.

-Ana...__ dijo Javier a medias.

-¿Ana? Yo no soy Ana__ dijo aquella desconocida.

Javier sintió un sentimiento de confución, ligado con decepción en ese momento.

-Disculpa... Pensé que eras otra persona__ dijo algo apenado.

Ella solo asintió y se marchó con sus amigas; dejando a Javier en medio de las demás personas como si fuese un indigente ante la sociedad.

-Juro que simule a Ana Lidia. Estuve tan seguro que de verdad quise abrazar a aquella desconocida con apariencia casi idéntica a la de ella, y no entiendo como mi mente y mis ojos pudieron engañarme__ pensó mientras pasaba una mano por su cabello.

Caminaba de regreso a su casa con el mismo aburimiento que lo estaba matando, en el camino saludo a uno que otro compañero que estaban con el en la universidad, hasta que llegó a su casa y decidió entretenerse viendo películas en la TV.

***

Los cuatro chicos se encontraban en la casa del Km 5, escuchando las anécdotas de las recién aparecidas: Patricia e Ana Lidia. Un escalofrío invadió la espalda de Jade al escuchar lo que ellas acaban de contar y al parecer no pueden salir de la casa en horas del día y ni mucho menos de la noche.

-Crean lo que les digo. Cuando salí de aquel lugar, encontré a otra chica y juntas pasamos la noche aquí, pero a la mañana siguiente ella no estaba por ningún lado, hasta que encontré su cuerpo sin vida, detrás de la casa con una enorme herida en su estomago que le hizo salir sus vísceras. Fue algo que me causó ganas de vomitar__ dijo la rubia con repulsión y una expresión de pena en su rostro.

-¡Oh por Dios!__ expresó Amelia poniendo ambas manos en su boca.

-¿Como saldremos de aquí?__ preguntó Ricardo poniendo ambas manos en su cabeza.

-Creo que alguien nos observa, y quiere que pensemos que la casa en verdad está maldita para asustarnos__ supuse con nerviosismo.

-Yo solo me quiero ir a casa__ dijo Ana entre llanto, mientras de sus ojos cafés bajaban un par de lagrimas.

-Aquí todos queremos eso Ana, pero el carro del papá de Amelia tiene una goma trasera pinchada y tuvimos un pequeño descuido en donde cerramos las puertas con nuestros celulares dentro de dicho carro para poder llamar al 911__ dijo Ricardo cruzandoce de brazos y haciendo un gesto de preocupación.

-Y lo peor de todo es que estamos lejos de la civilización para ir por alguna ayuna__ bufó Amelia recostandose de la vieja pared, poniendo su mirada en el techo.

-¿Que hacemos entonces?__ pregunté encogiendome de hombros.

-No lo sé, yo no quiero ver morir a alguien más. Ya estuvo suficiente de tripas, sangre y dolor por ahora__ dijo Patricia pasando una mano por su rubio cabello.

-Patricia... Yo asesiné a aquel hombre que secuestraba, torturaba y mataba personas__ dijo Ana con un tono de culpa.

-Pero... Si tu Ana fue quien lo asesinó ¿por qué Patricia dijo que encontró a una chica con la garganta cortada?__ pregunté.

-Volviendo al tema... Creo que alguien nos persigue__ supuso Ricardo con un tono misterioso que solo de pensarlo daba cierto escalofrío.

-¡Es más! ¡Yo no me voy a quedar aquí! ¡ire a romper el cristal del carro de papi para sacar mi celular y fin de todo este misterio y todo este maldito drama!__ dijo Amelia muy alterada.

-¡Oye calmate! ¡No lo hagas!__ le ordenó Patricia.

-¡Déjame en paz rubia, yo solo pediré ayuda! Además tengo hambre y sed; si de algo estoy segura, es que hablando de muerte, no vamos a hacer nada__ dijo decidida a salir de la casa.

-Amelia por favor, deja de alarmarte__ le dije poniendo una mano en su hombro, mientras ella estaba de espalda.

-Muchachos, aveces hay cosas que no están en nuestras manos y que por alguna razón las creemos como si fuesen algún "mito" pero en algún momento somos obligados a creerlas__ espetó Ana.

-Dejate de tonterías, yo no e visto la primera historia de terror que suceda durante la plena luz del día__ dijo Amelia.

-Amelia... El día de hoy está nublado__ dijo Ricardo.

Amelia puso los ojos en blanco.

-Amelia, por favor... Aunque tu y yo nunca habíamos tenido una amistad, te pediré que no salgas__ replicó Patricia.

-Muchachos... Estamos condenados__ sentenció Ana mientras le daba un abrazo a Ricardo y este le respondía, acariciando su despeinado cabello.

Todos aquí tenían una discusión en la cual yo no decía ni una sola palabra. Me rescosté sobre la carcomida pared de madera tratando de ignorar lo que tanto estaban discutiendo.

Sentía que mi cabeza en cualquier momento iba a estallar, debido a la discusión. Un sentimiento se apoderó de mi corazón, era una especie de mal presentimiento que me avisaba sobre algo muy malo.

Miré por la ventana; el cielo estaba muy nublado y las hojas de los arboles se movían constantemente. El viento emitía una especie de susurro, un susurro que solo anunciaba una inevitable muerte.

El interior de la casa solo daba tristeza y se podía sentir un ambiente, más o menos como el de los cementerios.

Asesinatos en el Km 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora