Capítulo 29

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La mamá de jade es rechazada por los demás padres de los fallecidos, y en dicho funeral la mujer se sentía incomoda con las miradas y las murmuraciones de las personas hacía ella  después de la misa.

Los cadáveres de Amelia, Ricardo y Ana Lidia, estában siendo velados en la iglesia, y el de Patricia fue llevado a otro lugar para ser enterrado junto al de su padre por voluntad del Coronel.

-¿Que haces aquí?__ Preguntó con los ojos rojos de tanto llorar la madre del difunto mejor amigo de Jade en las afueras de la iglesia, donde las personas se preparaban para ir al entierro.

-Vine al velorio de los muchachos, y quiero dar mi pésame__ Dijo en voz baja.

-Yo no quiero su pésame, sabiendo yo que tu hija fue la asesina de mi hijo, y pensar que se la daba en muy santa la maldita esa __ Interrumpió con enojo.

-Contrólese, usted no sabe lo que dice y recuerde que calumniar es malo, y mas aún que estamos en la casa de Dios.

-No hables de pecados, recuerda que quitarle la vida a una persona es un delito grave y mas que fueron tres, no entiendo como pueden venir personas a hacerle morcilla al diablo  hacerse pasar por santicos a la vez.

-Callese, usted no sabe lo que dice, mi hija es inocente.

-Admitalo, su hija es una asesina. Si me lo hubiera imaginado, nunca permitiría que ellos hubiesen sido amigos__ Dijo la mujer con un tono de odio en la voz.

-No discutiré el tema con usted.

-Y yo no perderé tiempo hablando con una mujer que dio a luz a un moustruo. Si me disculpa ya me tengo que ir al entierro.

-Que Dios la perdone__ Susurró la madre de Jade con un dolor en su corazón mientras veía a la mujer irse rápidamente con lagrimas en los ojos y pequeños sollozos.

La mujer no soportaba tanto sufrimiento como el hecho de ver a su hija detrás de las rejas siendo acusada por un crimen que no cometió. Tampoco toleraba el hecho de que las personas pensaran que su hija era una asesina.

Ella decidió no ir al entierro, puesto que no quería hacer sentir incómodos a los padres de los fallecidos. En una ocasión se topó con la madre de Amelia que estaba acompañada de su esposo, pero esta solo bajo la mirada y prefirio evitar palabras con la madre de la mejor amiga de su difunta hija.

Antes de marcharse, el sacerdote Jerónimo le puso una mano en el hombro a la mujer que estaba siendo rechazada por todas las personas en ese momento.

-Padre Jeronimo...

-Tranquila, no voy a juzgarte como  los demás__ Dijo con amabilidad aquel hombre de unos 45 años.

-Mi hija no mató a nadie padre, se lo digo de corazón__ Le dijo la mujer en tono de súplica.

-Tranquila, le creo. Recuerde que las personas hoy día acostumbran a juzgar a los demás sin ni siquiera conocerse o investigando la verdad. Solo se dejan llevar por los falsos rumores.

-Lo sé padre, pero no creo seguir vivir  con este tormento.

-Recuerde que aún en las mas duras dificultades Dios estará ahí siempre para usted.

-Gracias padre.

-Que Dios le bendiga y valla en paz. Estaré rezando por su hija, se que ella no merece esto__ Dijo aquel sacerdote mientras se marchaba al entierro con las demás personas.

***

La madre de Jade regresó a su casa con el corazón destrozado, y tardará un tiempo en salir a la calle nuevamente para no sentir las miradas rencorosas sobre ella. La mujer se sentó un momento en la sala y encendió la TV para entretenerse en algo mientras su esposo llegaba. Al momento de encender el aparato, vio que ahora la muerte de los muchachos era el tema  de los noticieros Dominicanos, pero apagó el televisor cuando escuchaba hablar de que su hija estaba siendo puesta como principal sospechosa de todo.

Mas tarde cuando ya estaba anocheciendo, se puso a preparar la cena con unos plátanos hervidos y huevos fritos, en lo que su marido llegaba de trabajar.

***

El insomnio se había apoderado de Jade últimamente,debido a que solo tenía la misma pesadilla una y otra vez, pero no sabía si era algún trauma o solo  se estaba volviendo loca.

Ver morir a Ricardo y a Amelia, era lo que más la atormentaba y trataba de engañarse a si misma de que lo que vive es una pesadilla de la cual va a despertar en cualquier momento. El hecho de que caiga la noche, era algo que le aterraba, puesto que solo temía a soñar con la misma tragedia una vez más, pero su cabeza estaba enredada, y no quería admitir el estado en que estaba su mente, ella no quería que aparte de asesina, la llamaran loca.

***

Al día siguiente después de que me dejaran darme un poco de higiene y me pusiera la ropa que mi madre me había dejado, me llevaron al interrogatorio, y como lo supuse me pusieron las apretadas esposas.

Al entrar a la sala de interrogatorio note que había un hombre que jamas había visto.

-Buenos dias señorita Minaya, el motivo de haberla sacado de su celda, es porque el Dr. Ramón Díaz quiere hablar con usted un momento, el es un buen psiquiatra y solo le hará un par de preguntas__ Dijo el Oficial García.

-¿Que? ¿Acaso ya me consideran una demente?__ Pregunté con ironía.

-Mire Señorita Minaya, su madre me dijo unas cuantas cosas de usted y el Coronel fue quien dio la orden de que le hicieran una revisión mental con el mejor Psiquiátra.

Yo solo puse los ojos en blanco.

-¿Qué le dijo mi madre?__ Pregunté.

-Eso no importa ahora, solo relajese.

-Tranquila...

-Jade, mi nombre es jade__ Interrumpí al psiquiatra.

-Bien, Jade. Yo solo voy a hacerte un par de preguntas y a hablar contigo nada más, y si quieres puedes considerarme con un amigo__ Dijo de manera amable, mientras estrechaba su mano.

-Mis amigos están muertos__ Dije fríamente al mismo tiempo en que yo fruncía el ceño y me rehusaba a saludar al Psiquiatra.

-Caballeros, dejenme a solas con la muchacha, pero no vallan lejos por si necesito algo.

El Oficial y los guardias asintieron mientras salían del lugar.

Yo estaba sentada frente al escritorio en donde también se hallaba sentado aquel hombre, quien tenía sus manos con los dedos entrelazados sobre dicho escritorio.

***

Momentos después el oficial entró al cuarto de interrogaciones y pasó una mano por su rostro y miraba la escena con los ojos tan abiertos como podía.

Yo estaba en un rincón hecha un ovillo y salpiqueada de sangre.

Aquel Psiquiatra se hallaba desangrandode y con un lápiz clavado en su garganta.

-¿¡Pero que Diablos pasó aquí!?__ Preguntó el Oficial con tono alterado.

-Oficial tiene que creerme, yo no lo hice, fue la niña de aquella maldita casa__ Dije entre lloriqueos.

-Usted sabe muy bien que no le creo ni una  sola palabra, y hoy mismo la mandare a usted para la carcel de Najayo mujeres, después en un tiempo definido estarás escuchando tu sentencia en un juicio__ dijo seriamente.

-¡No por favor Oficial! ¡Soy inocente! Se lo ruego, dije arrodillandome frente a el.

-No entiendo como tuviste la oportunidad si... Aún tienes las esposas puestas.

-Le juro que yo no fui quien lo mató, yo no soy una asesina__ Supliqué con la cabeza cabizbaja y unas cuantas lagrimas que caian como gotas en el suelo.

Asesinatos en el Km 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora