Capítulo IV: El día después de la Bienvenida Dallas.

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Mi noche no fue la mejor.

Tampoco he tenido tantos encuentros como ese.

Los homofóbicos que conozco nunca me agredieron físicamente, excepto Nash y su grupo.

Cameron casi me mataba, pero gracias a Dios llegó su madre en el momento indicado, y el muy hijo de puta inventó una enorme excusa.

Mientras él hablaba con su madre, aproveché y corrí hasta donde estaba mi papá, y le pedí que nos fuésemos de ese lugar. «Me prometió que me haría caso cuando me quisiese ir»

No se negó, y así nos alejamos de esa casa para ir a la nuestra. No puedo creer que en realidad, esa hermosa cara y esa perfecta sonrisa se hayan visto afectadas por malos pensamientos acerca de mí, y además influenciada por un chico que debería estar en una correccional.

Mi papá fue a dormir y yo me quedé viendo mi teléfono, tenía algunos mensajes, de Carter (hablaban de su cita) y de una tía (Diciéndome que yo soy bonito y que dios me bendiga).

Y mi madrugada se fue volando como un ave emigrando por el invierno, yo estaba soñando que había una gran cena especial, con gente que ni conocía, pero en ese sueño parecían ser grandes amigos. Mis comidas favoritas decoraban cada plato que se encontraba en el comedor magistral «hermoso». No obstante, mi mente me jugó una mala pasada, despertando antes de que comiera el enorme pastel que lucía como centro de mesa en la cena de aquel sueño.

[...]


En la preparatoria, me encontraba viendo clases de matemática, bueno, no estaba prestando mucha atención, ya que Carter estaba contándome acerca de Roma, Italia o como sea que se llamaba la chica que le gusta, y su cita en el cine.

— Vale, vimos una especie de caricatura que a ella al parecer le gustaba. —Se encogió de hombros y mordió el borrador de su lápiz.— Tenías razón, al parecer se emocionó cuando le dije que eligiese ella.

— Soy un sexy genio... Y todo muy interesante. —Asentí en señal de aprobación.— ¿Qué tal? ¿Besos?

— Pues claro. —Rió.—

— ¡WOW! —Me sobresalté, llamando la atención de todos los presentes «Chismosos».—

— Will, descubrí que en verdad ella me gusta, me gusta mucho. —Mi amigo se sonrojó.— Cuando estaba con ella sentí cosas que jamás había sentido por otra chica.

Yo le miré con ternura. — Todo muy bonito, ¿A que no?

Para nosotros todo era bonito, pero para el Profesor Vicent «de matemática» no había razón por la cual interrumpir su clase.

— SEÑORITO CRESWEL Y SEÑORITO RIGZOW, SI NO QUIEREN QUE LLAME A LA DIRECTORA, PRESTEN ATENCIÓN A LA CLASE... DESPUÉS NO QUIERO LLANTOS NI LÁGRIMAS, DICIENDO QUE "EL PROFESOR" NO SABE DAR LA CLASE.—Gritó el profesor, cansado de nuestra animada conversación. — ASÍ SON TODOS LOS ALUMNOS QUE SE QUEDAN A PRESENTAR TRABAJOS INCOMPLETOS. —Seguía gritando como un loco.— Me sorprende señor Creswel, uno de los mejores con un comportamiento tan severo.

Yo me callé, y de igual forma lo hizo Carter, para así prestarle atención a la clase y evitar que el loco Vicent nos quemara vivos.

[...]

A la hora de receso, Carter y yo decimos pasear un rato y terminar la conversación acerca de la cita de Carter con Suiza.

— Se nota que es una chica llena de talentos, que quiere ser una profesional, y eso me encanta. —Hablaba mi amigo, embobado.— Le gusta bailar, ama bailar.

— Suena bien, ¡Aceptada por tu mejor amigo! —Exclamé alegre.

Sin embargo, la conversación se dio por interrumpida.

Un grupo de chicos se acercaba.

No era el grupo de chicos que desearía que se me acercase.

— ¿Willow? —Dijo una voz en tono burlón, claramente la de Nash.— ¿Carter? ¿Aún de novios? —Rió.

Nash venía con su séquito, y en él se encontraba Cameron. Cuando vi a mi vecino, mi corazón empezó a latir, no de que sienta algo por él, sino de miedo, podría golpearme. Él me vio y rió.

— ¿Qué te pasa, Nash? ¿Conseguiste una nueva puta? —Se enfrentó a ellos Carter «Como siempre defendiéndome de los abusivos».

— ¿Nueva puta? —Rió.— ¿Escuchaste eso Cameron? Te dijo puta.

— ¿Soy una puta? —Preguntó él en voz alta, con su mandíbula tensa— Tan puta como tu amigo maricón, no. ¿Qué pasa niñita? —Cameron me miró con burla y asco.— ¿No le contaste a tu amigo que anoche te me ofreciste? Que me suplicaste que te llevara al baño para que te metiera mi polla. — «¿Qué?».— Es que nadie te puede dar confianza ¿Eh?

— ¡YO NO ME OFRECÍ A NADIE, MENTIROSO! —Espeté histérico.

Mi grito causó una mala reacción en el moreno, porque por impulso estrelló su puño contra mi rostro. Y eso no fue todo; Carter, al ver que Cameron me había metido semejante golpe, atacó de igual manera, ocasionándole a mi vecino que le saliera un hilo de sangre de su boca. Nash no se había quedado inmóvil, golpeó de vuelta a mi mejor amigo.

— ¿Defiendes a tu noviecito? —Le dijo Cameron a Carter.— ¿También te lo follas? —Mi vecino voltea a verme.— Debes de tener SIDA y gonorrea, eso es lo que los gays tienen.

— Vale Cam, bien hecho. —Dice Nash.— Si no quieren que les demos algún otro golpe, váyanse. —Habló firme. «¿En serio? ¿EN SERIO NASH HABÍA DETENIDO A CAMERON?»

— ¡Púdranse! —Les grité y me fui, en compañía de Carter.

En los pasillos, yo me encontraba molesto, cruzándome con muchos estudiantes, y por último entrando al baño.

— Son unos malditos, no sé qué problema tienen contigo. —Murmuró Carter mientras se limpiaba el puño y el rostro con abundante agua.

— Soy gay, ese es el problema. —Dije mientras me lavaba donde Cameron me había golpeado.— No es que sea completamente aceptado.

— No hay ningún problema con eso, si por alguna razón naciste con esos gustos, ¿Quiénes somos para juzgarte?, digo, yo te acepto como eres, porque tú eres mi mejor amigo. —Me dijo.

— Prométeme que nunca me dejarás, Carter. —Le miro con brillo en los ojos.— Que siempre estarás para protegerme.

— Lo prometo, amigo mío. —Me sonrió y me echó un poco de agua en la cara. Estallamos en risas.

— Hola Willow. —Me saludó alguien, con una voz gruesa que nadie podía discutirle, Dylan Minnette.

— ¡Minnette! ¿Qué onda? —Le sonreí.

— Hey.. —Saludó Carter.

— Todo bien... —Minnette me mira con detenimiento.— Pareciera que hubieras peleado... ¿Chico malo, Creswel?

— No soy un chico malo. —Le digo.— Y no, no peleé, son sólo los hostigadores.

Él niega con la cabeza, refiriéndose a que los abusivos le hartaban. Mira a Carter, se despide de nosotros con un gesto y se retira del baño. Asimismo, Carter y yo entramos a la siguiente clase, que era Química, y claramente era una clase que me parecía interesante, a Carter no tanto, pero igual, ambos disfrutábamos la preparatoria.

La Adolescencia de Willow CreswelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora