Capítulo II: Bienvenida de la Familia Dallas.

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El día en la preparatoria había sido gratificante, excepto por la asignatura "historia", siempre ha sido calificada como la clase más aburrida, hasta en secundaria.

— ¿Qué vas a hacer hoy? —Me preguntaba Carter, mientras salíamos del aula de Biología.

— Pues, pasaré la tarde con mi padre. —Le comenté.— ¿Y tú?

— Voy a ver una película con alguien. —Dijo con una sonrisa vanidosa.

«¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios!»

— ¡¿Con una chica?! —Pregunté con emoción.

— Se llama Grecia. —Dijo él. — Es muy linda, la verdad.

— ¿En serio? ¿Por qué no me constaste acerca de ella? Roma es un bonito nombre para una chica.

— Grecia. —Me corrigió.

— Bueno, Grecia. —Rodé los ojos.

— Pues, llevo unas semanas conociéndola, y no estaba seguro si era especial para mí o no. —Mira a la nada.— Pero de verdad, la quiero mucho.

— Ya veo.. —Murmuré.— ¡Mi amigo está volviéndose un hombre! —Me detuve.— Bueno, eso no es algo que diga un gay, porque técnicamente al tener un pene eres hombre, pero bueno, sabes a qué me refiero.

Rió. — Por favor, como si nunca hubiese salido con alguien.

— Bueno, tiene nombre de país antiguo, así que es la primera chica interesante que no conozco que te gusta.

— No es que me guste, solo estamos saliendo y la quiero mucho. —Cuando dijo eso yo simplemente solté una carcajada.

— Pero te interesa —Añadí.— No vayas a ver una de esas películas malas que te gustan, porque la vas a espantar, déjala elegir una película de su complacencia, ¿Si?

— Está bien. —Rió.

— Bueno, ya tengo que tomar el bus. Nos vemos mañana para que me cuentes todo. —Dije apresurándome. Él asintió y yo me fui corriendo hasta el bus.

Cuando yo estaba a punto de subir, también subía Minnette, ambos nos atoramos en la entrada del autobús, y claramente tenía que pasar uno primero y luego el otro. Él me miró fijamente, por primera vez en toda mi vida.

— ¿Subes? —Dijo él, tenía una voz gruesa. Me causaba escalofríos.

— C-Claro —Murmuré y subí al bus, dirigiéndome a los últimos puestos.

Me senté en el que está cerca de la ventana y sentí cuando alguien se sentó junto a mí.

Era Minnette.

— ¿Qué tal? —Dijo él, atormentándome con su voz gruesa. «Seduciéndome indirectamente, mejor dicho»

— Todo bien... ¿Tú? —Pregunté amable, tampoco voy a rechazar una conversación con un chico lindo.

— Pues bien, empezando el segundo año de la prepa —Se encoge de hombros.— ¿Eres Willow?

— Ese es mi nombre. —Sonreí, y él suspiró.

— Vale. Un nombre extraño para un chico... —Dijo.

— Sí, pero me gusta.

— ¿Conoces a Shawn? —Me preguntó de la nada.

— ¿Shawn? —No me acordaba de ese chico.— Creo que sí.

Él asintió lentamente.

— ¿Por qué? ¿Te dijo algo de mí?

— Diría que pasó toda la clase hablando de un tal Willow. —Dijo como si le molestara.

— ¿En serio? —Pregunté anonadado.

— En serio. —Me miró y yo le sonreí.

— ¿Son amigos? —.

— Sí, desde hace tiempo, solo que lo cambiaron a esta preparatoria y se mudó cerca de mi casa, y justamente quedamos en el AC².

— Vaya... —

No creo que Shawn sea el que se ha mudado a mi vecindario, puesto que Minnette no vive por ahí.

— ¿Eres gay? —Me preguntó Minnette, así de la nada.

Me quedé impresionado.

— Sí... ¿Por qué? —Pregunté confundido.

— Por nada...

— Esto es extraño.

— ¿Qué te parece Shawn? —Me preguntó, con un tono extraño.

— Ehm... — «¿Por qué hace esas preguntas?».— Es muy apuesto... ¿Por qué?

Miró a través de la ventana.

— Oye. —Me dijo.— Esta es tu calle.

Miré a través de la ventana y estaba en lo cierto, ya había llegado a mi vecindario.

— Bueno, adiós. —Me despedí de él y bajé del bus. «Minnette estaba interrogándome.»

Aquel medio de transporte siguió su camino y yo me dirigí a mi casa.

Mientras caminaba por la acera, pude ver a la nueva familia que se había mudado a mi vecindario arreglando unas cosas, como si planearan una fiesta. Mientras, llegaba el mismo auto de esta mañana, con el chico y la chica que yo mismo había visto. Pero me sonrojé mucho, porque vi cómo aquel chico posaba su mirada en mí y me regalaba una sonrisa.

¿Buenas personas?

Tal vez.

Por fin, llegué a la puerta de mi casa y entré.

— ¡Willow! —Me saludó mi padre desde la cocina.

— ¡Papá! —Le saludé.—

— ¿Cómo te fue hoy? —Me preguntó mientras yo entraba a la cocina y lo veía.

— Pues, genial. —Sonreí y me senté en uno de los bancos del mesón.

— ¡Qué bueno! —Exclamó alegre. «Le gusta que mi día sea lindo»

— Lo sé...

— Por cierto, se ha mudado una nueva familia. —Me comentó con digresión.

— Ah sí, yo los vi esta mañana.

— ¿En serio? Pues, nos han invitado a su casa porque harán una fiesta para conocer a los vecinos. —Comentó mi padre.

— ¿Piensas ir? Porque me da pereza. —Murmuré.

— Hijo, no seas tonto, ¡Vamos un rato! —Mi padre me imploró.— Y cuando me digas "Papá, vámonos", no dudaré en irnos de ahí, ¿Vale?

— Está bien. —Reí.

— Pero anda a bañarte, mientras yo hago algo para comer.

— Sí papá... —Me levanté del asiento y me fui a bañar.

[...]

Mi padre y yo estábamos completamente listos para asistir a la fiesta de los nuevos vecinos, y al parecer, no éramos los únicos. Todos salían de sus casas para llegar a la de la familia mudada, claramente había cierto interés.

Mi padre y yo fuimos los últimos en llegar.

Me paré en frente de la puerta y toqué el timbre. De inmediato, abrió la puerta un chico, y era el mismo del auto, el que me había sonreído.

— Hola... —Saludó a mi padre y a mí con una sonrisa, era un moreno muy apuesto.

«Vaya ángel... »

— Ehm... Buenas noches. —Saludé correspondiendo la sonrisa.

— ¡Oh! ¡Pasen! ¡Pasen! —Dijo él, y eso hicimos mi padre y yo, pasamos a la casa de los nuevos vecinos.

Qué bueno que sea un vecino sexy, me alegrará los días. O eso creo.

«Y también tendré muchos sueños húmedos »

La Adolescencia de Willow CreswelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora