Capítulo XXIV: En la boca de un muerto.

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Aquí estamos, en la playa. Claro, buen día para ir a la playa, estaba lloviendo fuertemente.

— Todo esto es culpa de Halsey. —Dijo Alessia mientras escurría el bolsito de las llaves «que aún estaba vacío»

— ¿Mi culpa? —Mi tía hizo una pose de ofendida.— Yo no controlo el clima.

— Si no hubieras hablado con Camila por tres horas, y luego treinta minutos más al hotel, y luego tres horas en el hotel, hubiésemos llegado cuando había sol.

— Concuerdo contigo. —Hablé.

— Vean el lado positivo, vinimos a la playa. —Grecia parecía alegre, todos volteamos a verla mal.

— ¿Dónde está la zona rocosa? —Pregunté.

— Por allá. —Me dijo Halsey, señalando un montón de rocas enormes.

— Carter estaba loco. —Digo mientras empiezo a caminar hacia allá.

La lluvia estaba arrasando, yo estaba empapado y no había estado metido en la playa. Las chicas estaban sumamente empapadas por la torrencial precipitación. El andar a la zona rocosa no duró demasiado, cuando llegué a esa pila de rocas enormes, traté de buscar la llave.

— ¿Crees que la dejó encima de una roca? ¿Qué? ¿Eres estúpido? —Habló Halsey.

— Es que mi cerebro tiene mucha agua. —Me excuso.

— Chicos, miren, hay un túnel. —Dice Alessia.

Todos nos acercamos a donde ella estaba apuntando, y tenía razón, entre las rocas había una especie de umbral, que conducía a un pasillo rocoso.

— ¿Ahí? —Murmuré.

— Es muy pequeño. —Dijo Grecia.

— Yo puedo pasar. —Digo con valentía.

Me adentré al orificio que se hallaba entre dos rocas enormes y caí.

— ¡Auch! —Mascullé.

Me había golpeado el hombro.

— ¿Estás bien? —Preguntaron las chicas al unísono.

— Sí. —Digo.— Chicas... ¿No tienen una linterna?

Donde me encontraba estaba seco y oscuro, la lluvia no era capaz de penetrar las enormes rocas que formaban el lugar. Me recordaba al sótano del bosque en mi ciudad, a diferencia de que este no poseía nada, solo arena y paredes rocosas.

— No. —Dijo Alessia.

— Yo traje una. —Dijo Grecia y me lanzó una linterna.

El aparato portátil de forma cilíndrica golpeó mi cabeza. — ¡Joder!  —Escuché el "Lo siento" de mi amiga Grecia y rodé los ojos.

— Vamos, Willow, hazlo rápido que nos estamos mojando. —Chillaba Alessia.

Yo encendí la linterna, y alumbré la gruta. Era sorprendente, descendía a cada paso que daba, era una ruta subterránea. Por suerte, tenía la linterna y alcanzaba a ver un par de rocas pequeñas que irrumpían mi paso.

Cuando caminaba tropecé con algo y caí al suelo, golpeándome nuevamente. — Maldita sea.

Alumbré con lo que me había tropezado y pude observar el cuerpo de un hombre, estaba podrido y sus ropas descuidadas. Solté la linterna del susto y grité. — ¡UN CADÁVER! —Pero no veía nada, y no sabía si regresaba a donde las chicas o me adentraba a lo más oculto de la gruta rocosa. Lo único que sí veía correctamente, era la linterna apuntando a la cabeza muerta, y cómo hacía una réplica monstruosa en la pared de roca en la gruta. — Ya veo por qué Carter prefirió morir antes de hacer esto.

Me acerqué a paso lento al cadáver, mejor dicho, me acercaba a la linterna. Era imposible encontrar una llave en esa cueva.

Cuando miré fijamente con ayuda de la linterna, noté que el cadáver tenía algo brillante entre su boca «estaba entreabierta». La luz de la linterna me mostraba la cavidad bucal del hombre, y ahí, como un tesoro, estaba la llave que tanto buscaba. Una hermosa llave, pero con colores que me traen temor «rojo, dorado y negro»

— ¿Pero qué...? —Estaba anonadado. ¿Por qué este hombre tenía la llave del cofre en su boca?

Alumbré el cuerpo del hombre con ayuda de la linterna y tenía hoyos. «Le habían disparado»

«Estoy confundido»

Con la linterna, su luz paseaba por toda la cueva, y en el suelo estaba tirado un pequeño cofre, muy bonito, estaba abierto, como si lo hubiesen tirado al piso a la fuerza.

«Debo llamar a la policía »

Tomé con delicadeza la llave de la boca del muerto, y la limpié con mi camisa «qué más»

Me devolví con ayuda de la literna a la entrada del lugar. Y las chicas estaban ahí sentadas, al parecer había terminado la lluvia.

— ¡CHICAS LLAMEN A LA POLICÍA! ¡HAY UN CADÁVER AQUÍ! —Les grité.

Con mis fuerzas y la ayuda de Halsey me subí y salí de la gruta de rocas. Mientras que Alessia llamaba a la policía.

— ¿Un cadáver? —Preguntó Grecia, asustada.

— Sí, y tenía nada más y nada menos que la llave en su boca.

Me miraron sorprendidas, a lo mejor habían quedado como yo, en shock.

La policía no tardó en llegar. «Joder un oficial sexy... WILLOW NO ES MOMENTO»

— ¿Qué ha pasado? —Me preguntó el oficial.

«Vale, no habla portugués»

— Pues, me he caído en esa gruta. —Le miento y señalo el umbral.— Y me he adentrado para buscar una salida, pero encontré un cadáver.

El hombre pareció comprender la situación y llamó a otro grupo de policías.

— Ustedes me acompañarán al departamento de policía. ¿Vale?

«El que nada debe, nada teme»

Todos asentimos, seguros de que no nos iba a pasar nada.

[...]

Mi mente estaba llena de teorías, era sumamente increíble que un hombre desconocido conociese la guarida de la primera llave y se la metiese a la boca.

— ¿Conocían al difunto? —Preguntó un hombre, que parecía ser el forense.

— No. —Respondimos al unísono.

— Señor forense, necesito hablarle.

Me vio y se cruzó de hombros.

— ¿Cómo murió? ¿Por unos disparos?

— No puedo responder eso. —En su voz se reflejaba el acento portugués.

— Por favor, necesito saber eso. —Le miré con súplica.

— Vale... Mira, el tipo murió ayer, le dispararon y corrió a algún lugar. Tiene marcas en su rodillas, por tanto se cayó y se golpeó muy fuerte, luego murió.

Asentí comprendiendo.

Metió su mano en el bolsillo.— Esta bala la pudimos extraer de su cuerpo. —Me la mostró.

Mis ojos se abrieron como platos.

«Rojo, dorado y negro...»

La bala es roja, dorada y negra.

El grupo Betrayer...

Judas está tras esto.

— Por cierto... ¿Identificaron al hombre? —Pregunté con curiosidad y nerviosismo.

— Sí. —El hombre asintió y dio vuelta para irse.

Mientras caminaba yo le seguí.

— ¿Cómo se llamaba? —Le pregunté.

— Leonardo Rigzow. —Respondió, dejándome perplejo.

«¡UN RIGZOW!»

La Adolescencia de Willow CreswelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora