cap 42

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¡Mierda!

Fue la única palabra coherente que logró formular mi cerebro al ver como justo cuando iba a descolgar, la llamada desapareció. Escuchaba a mi abuela gritar cosas que no lograba entender muy bien, Terminé la llamada luego de un rato y quedé mirando al techo como si esperara que me dijera algo.

¿Por qué habrá llamado?
¿Por qué no habrá vuelto a llamar?
¿Habrá pasado algo?

Aparté todos esos pensamientos al escuchar un ruido proveniente de la puerta de entrada. Con mi teléfono en el bolsillo trasero, bajé las escaleras a toda prisa con mis ansias y esperanzas al tope, pero todas éstas desaparecieron cuando vi que eran Bryan y mamá. Venían riendo y con bolsas de todo tipo en las manos.

-Hola cariño. -saludó mamá acercándose a mi y depositando un beso en mi mejilla. Me limité a sonreír en forma de respuesta. Y sé retiró a.. supongo su habitación.

-Jurame nunca volver a dejarme facer ésto. -dijo Bryan o más bien suplicó acercándose a mi para luego de decir ésto subir detrás de mamá.

Sentí mi teléfono removerse en mi bolsillo, lo saqué curiosa, y Deslicé el dedo sobre la pantalla. Un mensaje de...

De: Daniel.

"Te veo en la cafetería que está a dos cuadras de casa, no tardes princesa".

¿Princesa?¿Desde cuando me dice así? ¿De qué me perdí?

Aunque...no puedo decir que me molesta que me dida así.

Subí corriendo a mi habitación luego de debatirme unos segundos entre sí ir o no, la verdad si quiero ir.

No sé que usar, tampoco es que me importe mucho, no me estoy arreglando para él, es solo que... no lo he visto desde hace casi dos meses y quiero verme... decente.

Luego de unos minutos Opté finalmente por unos jeans blancos rasgados, una camiseta blanca con la palabra "Panda" impresa, una chaqueta jean y los primeros tenis que encontré se miraban  bien.

20 minutos después ya estaba en el lugar pautado. Fui caminando ya que no era muy lejos. Empecé a buscarlo con la mirada por todos lados y nada.

-Booo..- susurró detrás de mí,  en mi oído tratando de asustarme y lo consiguió un poco pero no dejaré que lo note.

-Casi me da un paro cardíaco! -Volteé a verlo y lo golpeé levemente en el hombro fingiendo molestia. Sus esmeraldas se clavaron en mi como dagas recién afiladas, un mar de emociones se hicieron presentes en todo mi cuerpo, y su mirada era más profunda de lo normal.

-Hola..- dijo en un tono apenas audible, y ladeando una sonrisa de lado.

-Ho-hola..-Balbuceé.  Mis manos empezaron a sudar y empecé a regañarme mentalmente por ser tan inmadura.

Hizo un gesto extraño con la cabeza indicándome que lo siguiera, llegamos a su auto, abrió la puerta del copiloto para mí y lo vi rodear el auto hasta llegar a su lugar.

Me dedicó una sonrisa y puso el auto en marcha. El silencio reinaba en el ambiente y no sabia que decir para romperlo. Me gustaría saber donde ha estado, que ha hecho, porque nadie sabía de él. Pero no quiero parecer una acosadora o que note que me preocupé por él.

Aproveché su concentración en la carretera y me dediqué a observarlo más detenidamente. Llevaba una chaqueta de cuero negra, una camiseta blanca, unos jeans azules desgastados, unos Jordan, y el cabello peinado hacia arriba desordenadamente.

Me volví fanática de ver como frunce el ceño envuelto en sus pensamientos o de cómo muerde su labio inferior mientras toquetea el volante con los pulgares, produciendo una melodía irreconocible para mí en estos momentos.

Seduciendo al enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora