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—...Sí, sí mamá, lo sé, pero ya soy adulto y es mi decisión.- Jimin hablaba por teléfono, pendiente de lo que Yoongi le iba chivando en voz baja.- No, no mamá...Sí, soy consciente de lo que estoy haciendo...¡No mamá!...Un chico...sí, la academia Min...no. Está bien, adiós mamá, te quiero.

Jimin colgó al fin el teléfono tras más de una hora discutiendo con su madre.

¿Qué? ¿Cómo te sientes? -preguntó sonriente Yoongi.

Jimin le dedicó una mirada fulminante.

Sigo creyendo que no tenía que haberle dicho ciertas cosas que me has dicho que dijese.

Oh, vamos Jimin, tenías que dejarle claro que no piensas volver, ahora tu vida está aquí con nosotros, ya tendrás tiempo de visitarles cuando seas famoso.

—¿No crees que es muy drástico el no poder visitar a mis padres? Voy a echarles de menos.

Jimin, escucha -Yoongi posó sus manos sobre los hombros de Jimin- Sabes más que de sobra que si volvieses ahora, te prohibirían entrenar aquí y te obligarían a seguir estudiando algo con lo que pierdes el tiempo. Sabes que este es tu lugar.

¿Puedo al menos ir a decirles adiós?

Te retendrán.

Pero...

¡No, Jimin! -Yoongi alzó la voz y el menor dio un paso atrás, asustado- Perdón, no quería gritarte...te acompañaré a recoger tus objetos personales si lo deseas, ¿está bien? Yo hablaré con tus padres, todo saldrá bien, tienen que entender que tienes mucho talento y que debes explotarlo al máximo en nuestro centro.

Jimin observaba el suelo, incapaz de enfrentar a Yoongi.

Vale...

Buen chico. -Yoongi revolvió el pelo del otro de forma un poco ruda.

Jimin estaba demasiado confuso con Yoongi, no sabía que pensar acerca de él, a veces le parecía la persona más risueña del mundo, y otras el más frío.

¿Cuándo iremos a mi casa?

Paciencia, iremos esta noche, ahora te quedarás aquí. Ven, te enseñaré las instalaciones.

Jimin siguió a Yoongi por el enorme edificio. Tras bajar unas escaleras, comenzaba a oírse música clásica a todo volumen. La planta baja era todo con lo que un bailarín podría soñar. Había varias salas distintas llenas de espejos y barras. En una de ellas había un gran piano de cola.
Yoongi miró a Jimin de reojo y sonrió, mirando ahora el piano.

¿Quieres bailar? Te acompañaré al piano.

Jimin miró perplejo a Yoongi.

¿Lo dices en serio?

—Pues claro, es mi trabajo, ¿recuerdas?

Cierto...sí, sí quiero.

Ambos se dirigían a la gran sala, pero alguien llamó la atención de Jimin antes de llegar a ella.

Un chico en otra sala giraba sin parar sobre la punta de uno de sus pies.
Aquella era la mejor "pirouette" que había visto en su vida.

Jimin le señaló tras el cristal.

¿Quien es? -preguntó curioso- Es bueno, muy bueno.

Yoongi observó al señalado con ceñor fruncido y contestó serio a Jimin.

Worthless《Ym; jk; yk》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora