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Me encontraba sentada en una silla al lado de Dulce. Se me es prácticamente imposible parar de llorar y de maldecirme. Por mi culpa está así, porque la orille a esto, la hice sentir menos que la nada. Y ni siquiera disfruté la venganza, porque no era algo que gozaba plenamente, pero que estúpida que fui, que soy.

-Any- la voz de Maite, me trajo nuevamente en si- Todo va estar bien, y le podrás pedir perdón.

-Te juro que si ella hubiera muerto... me siento una basura- lágrimas cayeron de mis ojos, la mano de mi amiga se posó en mi espalda la cuál frotaba dándome su apoyo.

-No eres una basura, sólo actuaste como una muy estúpida perra, créeme que Dulce ya pagó hace mucho tiempo el precio de lo que te hizo, con tú ausencia.

-Me dejé llevar por el resentimiento, cada vez que la veía sentía ira- suspiro ahogada- Enojo, al verla feliz con ese Ramiro, lo envidio Maite, realmente lo hago, nunca antes había sentido algo así.

-¿Por qué sentir envidia cuándo sabes perfectamente que ella te ama a ti y no a él?- ella me estudiaba con sus ojos tratando de comprenderme.

-Porque se ven felices Maite, porque se le nota cuánto a cambiado Dulce, es perfecta y linda con él- tomé la mano de Dulce y la llevé a mi rostro- Nunca fue tan libre conmigo.

-Porque ella estaba llena de prejuicios con la sociedad, todos cometemos errores... y ella cometió el suyo, y aprendió de el, no hubo un sólo día en el que Dul no pensara ti, en el que ella no te amará.

-No sabes, cuánta falta me haces- me dirijo esta vez a Dulce en la camilla, besé su mano la cuál no soltaba en ningún momento.

Siento ser un náufrago, perdida, muriendo, herida de gravedad, siendo azotada por las olas, por tormentas, sin encontrar otra salvación, sin estar en calma. Mis noches se habían vuelto crueles recuerdos llenos de maldad, y esto me llevó a lastimarla. El pasado, el presente, y este suceso me destrozaron sin piedad, y yo sólo anhelo entre tanto escombro, las caricias al alma que tú me das al clavar tus hermosos ojos al mirarme.

-Dul- sonreí un poco en cuánto ella abrió los ojos. Estaba asustada movía su cabeza para todas partes y me miraba como si yo fuera un fantasma- ¡Maite, llama al médico, corre!- ella asintió y salió corriendo.

-¿Qué... me pasó?- me mira y sonrío con lágrimas corriendo por todo mi rostro- ¿Por qué lloras?.

-¿No lo recuerdas en serió?-  pregunté acariciando su rostro.

-Lo último que recuerdo es que estaba bebiendo en mi casa, y luego no sé, me sentía mal...

-Estabas ebria, cariño- acomodé un poco su cabello, y me acerqué para besar su frente- Dul, te tomaste unos tranquilizantes, y casi...

-Me muero- responde por mi.

-No vuelvas a hacer una tontería como esas, ¿entendiste?, ¡nadie vale tú vida!, ¡ni yo!, ¡ni Ramiro!, ¡ni nadie!.

-No me regañes- cierra los ojos y lleva una mano a la cabeza- Qué lo que hice fue porque estaba ahogada en alcohol... supongo que la prensa está afuera acribillándome.

-No, hemos manejado esto muy discretamente, aunque puede que se enteren... ¿te sientes muy mal?- sonreí y ella asiente mirándome a los ojos- Lo siento, Dul... estoy realmente arrepentida por lo que te hice... yo... mira- levantó mi mano y ella frunce el ceño.

-¿Qué?.

-No me casaré- Dulce continúa con el ceño fruncido, sólo que esta vez es acompañado por un rostro de confusión total.

-¿Por qué no te casaras?- pregunta tomando mi mano.

-Porque... no me puedo casar con alguien a quién no amo, ni amaré nunca, Dul, mi corazón ya pertenece a alguien, mi corazón es tuyo, siempre a sido tuyo... yo te amo, sólo a ti- sonreí y ella seca mis lágrimas- Nunca en estos dos años que han pasado, he podido dejar de pensarte, de soñarte, de añorarte... ¡carajo!, por favor perdóname.

RBD... Una nueva historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora