19- La relación

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*ANAHÍ*

Habíamos venido a pasar el sábado a un club, dónde nos solíamos desestresar. Cada que entraba a este lugar mi cuerpo se relajaba en su totalidad, cualquier problema quedaba atrás por más fuerte que fuera.

El color de las paredes tan neutros, los árboles, las piscinas, las canchas de tenis, o las de golf. El lugar era simplemente perfecto, hoy sería nuestro último día de descanso y por ende, mañana empezaría la locura de la banda de nuevo.

-Any...- la voz de Dulce me trae de vuelta a sus hermosos ojos, que me dan aún más paz que este lugar.

-Dime, Dul- le sonreí y tomé su mano- ¿Por qué tienes esa cara?.

-Si se enteran de lo nuestro... ¿qué diremos?- me mira como si estuviera en una tragedia. Me dolía, pero también podía comprenderla, tampoco sabría que decir.

-Mentir- le digo mirando hacía otra parte- No podemos decir que somos novias, eso sería un caos, con un gay en la banda es suficiente...

-Eso no sonó lindo- me dice con el ceño fruncido.

-Pues, eso mi amor, es lo que dirán las personas.

Me dolía ver, como a Dulce le aterraba todo lo que tuviera que ver con nosotras, era evidente su miedo. En cuatro paredes era la mejor novia del mundo, pero en el exterior era distinta. 

Recuerdo las veces que cuándo eramos amigas, nos abrazabamos, nos tomábamos de las manos, me elevaba en los aires, besaba mi mejilla, y eso frente a todo el mundo. Pero ahora que somos novias, ya ni esas cosas hace, se cuida en cada momento.

Sabía bien que no lo podían saber, pero también como su novia que soy, quería un poco más de no sé, acercamiento con ella. 

El pavor de Dulce, me entristece el corazón, tanto que en ocasiones trato de no llorar, y entender que eso no es normal para ella, ya que viene de una familia muy tradicionalista, y puritana.

-Campana, iré con May a la piscina- le asiento nada más, viendo como se ponía de pie de la silla desplegable, para ir a dónde, Maite. 

Mis ojos cayeron a su hermosa figura, tenía el cabello amarrado en una coleta, gafas negras cubrían sus hermosos ojos, y gran parte de su rostro. Su bikini era verde, con azul, y su cuerpo perfectamente bronceado me hacía delirar. 

-¿Por qué es tan perfecta?- pregunté en voz alta.

-Me lo pregunté en cientos de ocasiones- volteé y encontré a Ucker, sentándose en la silla dónde minutos antes estaba, Dulce.

-No me interesa saber que cosas te preguntas, Christopher- tomé mi toalla y me puse de pie. Caminé rumbo a la piscina, pero no logré dar un paso más, ya que su agarre me impidio seguir.

-¿Por qué me tratas así bebita?.

-Primero que todo no soy tú bebita, y segundo... no preguntes lo que es obvio.

-Pero... siempre has sabido que la amo, y ¿hasta ahora te molesta?.

-He pasado unos días de lo más mal gracias a ti y a ella, pasaban todo el tiempo juntos, y ahora que es mi novia, no será lo mismo... ahora tengo motivos para cuidarla de ti, ¿entiendes?.

-¿Cuidarla de mí?- él abrió sus ojos grandemente y me miró incrédulo.

-Un amigo de verdad, no viene a decirte en la cara, que también piensa en lo perfecta que es la chica que ambos aman.

RBD... Una nueva historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora