12- Propuesta

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*DULCE*

Me siento completamente nerviosa a la propuesta que le pienso hacer a Anahí. Lo había preparado todo junto con Maite y Poncho, que eran mis compinches. Poncho, se había encargado de comprar la cena y un par de botellas de vino. Maite, por su parte organizó la cama, la tina del baño y lanzó los pétalos que le quedaban por toda la casa.

Habíamos creado el ambiente perfecto, ya que en la sala principal, la adorne con velas de colores, el ramo de flores que pretendía darle, más el anillo que se encontraba adentro de este.

Mis nervios eran notorios, mordía mis labios, agarraba mi cabello una y otra vez, llevaba mis uñas a los dientes, y caminaba como un maldito león encerrado. No podía con tanta presión, era completamente inaudito y descabellado la sola idea de imaginarme siendo rechazada por Anahí.

Maite, y Poncho, decían que no tuviera tantos nervios, que Anahí no lo pensaría dos veces. ¿pero y si lo piensa demasiado?, ¡donde carajo escondo mi rostro!

-¿Por qué no viene?- estaba completamente desesperada.

-No lo sé amiga, pero creo que mi Ponchito y yo deberíamos de irnos ya, antes de que Any, entre por esa puerta.

-¡Por Dios!- grité llevando mis manos a la cabeza- Te juro que si Anahí, no llega ya, me voy a volver loca.

-Quién diría, quién diría- comentó Poncho con una sonrisa- Que Dulce... quiera casarse.

-¡Cállate!- le saqué el dedo del medio y este explotó de risa al igual que Maite.

-No aguantas una Dul- comenta Maite chocando los cinco con él.

-¡Ustedes dos son insoportables!- les grité molesta comenzando a caminar en dirección a mi habitación.

Quizás quedaron con la boca abierta a mi reacción, pero definitivamente estar así me está matando. Habían pasado dos horas más y Anahí no daba señales de vida, la había llamado, mensajeado, una y otra vez, pero nunca apareció. Ahora en vez de ansiosa estoy nerviosa, ¿si le pasó algo?, ¡no Dios eso no!, apártate pensamiento estúpido.

Sin poder más con los nervios bajé nuevamente a la sala con la esperanza de que los chicos sigan en ella para que me ayuden a buscar a Anahí. 

Pero ya no había rastro de ellos tampoco, sin dame cuenta había comenzado a llorar, estaba jodidamente asustada por todo.

-Tranquila, Dulce, Any está bien, no alucines- me puse de pie y caminé a dónde estaba el teléfono, para marcar nuevamente su número.

-¿Hola?- se escuchó su voz al otro lado del teléfono- Mi amor, ¿eres tú?- preguntó. No había respondido a su pregunta, ya que me encontraba agradeciendo que nada malo le había pasado.

-¡Anahí Puente Portillo!... ¿por qué demonios no contestabas tú maldito celular?, ¡¿dónde estabas metida?!.

-¡wooh!- suspira y tomo asiento tratando de tranquilizarme- Amor, lo siento... el celular lo había dejado en el auto cariño, no te enojes, hoy he tenido mucho que hacer.

-¿Dónde estás?.

-Amor, acabó de llegar estoy guardando el auto, no te enojes, ¿sí?.

-Ok- le tiré el teléfono, para simplemente volver a sentir esas ansias irracionables. Había llegado la hora, el momento de pedirle que sea mía para siempre. Me miré en el espejo, respiré profundo y volví a la sala en cuánto escuché que tocaba la puerta.

-A llegado la hora- me dije a mi misma contando hasta tres- Preciosa- abrí la puerta con las flores en mis manos. Ella abrió los ojos mirando las flores, y luego a mi.

RBD... Una nueva historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora