Anahí, Christian, Alfonso, Dulce María, Maite, Christopher, ¡Todos ellos son, RBD!.
La historia comienza, en una gira por Sur Ámerica.... Amor, desamor, peleas, felicidad, tristeza. Cada uno debe de luchar por sus diferentes sueños, cada uno deberá...
Algo paso con el capítulo 3 y no está, lo siento 💗
-¡Maldición!, ¿por qué siempre los tengo que encontrar, yo?- trataba de contener el dolor que producía en mi, esa escena.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Para que mentirme?, ¿para que fingir que saliendo con chicos, te podré sacar de mi mente?, que ingenua. Soy ingenua al pensar en esa posibilidad, porque cuándo te veo no puedo evitar suspirar, sentirme estúpida, que mi cuerpo tiemble a tú contacto, no puedo evitar cerrar los ojos cada que siento tú olor a mi lado, ¿para que hacerme la que se acuesta con chicos por diversión?, si cuándo estoy en esa cama ajena a la tuya, sólo imagino tus caricias, tus besos y eso me basta y me sobra para poder saciar mi sed de ti, con el cuerpo de otra persona.
Tus ojos brillan cuándo estás con él, tú sonrisa es grande y sincera, ¿por qué no me miras como lo miras a él?, como quisiera que un día lo hicieras.
Ahora, Ucker... ¿por qué demonios se tiene que besar con el bebé?, entre ellos hay una complicidad enorme, cosa que no paso por alto, y por supuesto me duele. A Poncho lo adoro, y no me gustaría que se llevé un golpe tan fuerte como lo es el engaño de la infidelidad. Pero a decir verdad, si yo estuviera en los zapatos de Ucker, ¿realmente me importaría, Poncho?, ¡claro que no!, por tenerla una sola vez en mi vida, podría dar todo lo que tengo, todo lo que soy, sobre cualquier persona.
Entre lágrimas, enojo y amargura llegué a mi habitación, dónde me encerré para respirar mejor. Sentía cada parte de mi cuerpo romperse en mil pedazos.
-¡Any, ábreme por favor!- escuché los gritos de Dulce, en la puerta. Lo que me indicaba que estaba preocupada.
-No... Dul, hablamos luego, ¿quieres?.
-¡Ábre esta maldita puerta!- me grita totalmente molesta- ¡Ahora mismo!.
Respiré profundo para encontrarme con su rostro, para encontrarme a la dueña de mi sufrimiento, a la dueña de todos mis pensamientos, para encontrarme con esa persona que nunca me va a mirar de la manera en que lo deseo.
Tomé la manilla de la puerta, le quité el seguro y la abrí encontrándome a una muy afligida Dulce.
-¿Qué quieres?.
-Sólo... quiero que hablemos, déjame explicarte lo que pasó con él, por favor.
-Dul, ¿por qué piensas que tienes que explicarme algo?- la miré a los ojos y ella cambia su mirada hacía otra parte.
-Porque se que quieres a Poncho... y odias que lo lastimé, pero te juro que todo fue un malentendido, Ucker- se rasca la cabeza- Ya sabes lo que siente por mi, él me beso... necesitaba un amigo en ese momento.
-¿Te sucede algo?- le pregunté preocupada.
-Es sólo que no estoy tan segura de casarme, como creía.
-Disculpa la pregunta, pero... ¿tú amas a Poncho?.
-Sabes que sí, tengo años con él... pero el matrimonio, simplemente no me llama la atención.
