Capítulo 4
Decir que tenía miedo, era subestimar la situación por mucho. Micah estaba aterrado. Aún le costaba asimilar que estaba en un vehículo rodeado de lo que suponía eran betas, por que aún no era capaz de recoger su olor. Aunque ese era el menor de sus problemas ahora mismo, el primero era conseguir respirar a través del pánico construyéndose en su interior.
El hombre que le había inmovilizado, el tal Rolo, estaba sentado cómodamente a su derecha. Era un hombre grande, como todos los lobos. Largos mechones rubios escapaban de un revuelto moño. Barba espesa del mismo color que el pelo, el conjunto lo completaban unos intensos ojos azules. Parecía descendiente de antiguos guerreros vikingos. "Ejecutor"
A su izquierda, otro de los hombres del bar, algo menos corpulento que los demás. El pelo en su cara, no conseguía disimular la mirada aguda de sus ojos. "Rastreador", pensó.
Conduciendo el mastodonte que tenían como vehículo, otro hombre grande. Habían cruzado sus miradas cuando le habían empujado al interior del coche y la dura mirada aún erizaba su piel. La reconoció como la mirada del que probablemente sería el Primer Ejecutor de la manada.
En el asiento del copiloto, Less.
Detrás, siguiéndolos de cerca, montado en una vieja Harley, el quinto hombre, que a juzgar por su aspecto, apostaría a que era un beta raso. Un soldado de la manada.
Su mochila descansaba a los pies de Less. El Beta se estiró para cogerla y mirando a Micah por el espejo retrovisor interior, rompió el silencio.
"-Espero que entiendas que no hacemos esto para dañarte, pero nuestro Alpha te necesita, luego podrás seguir tu camino"
Micah vio como el Beta abría su mochila y rebuscaba en sus escasas pertenencias. Un cambio de ropa, ropa interior, dos bolígrafos, una libreta y una pequeña caja con las cosas que le quedaban de su padre. Su reloj, su peine y tres botones de una vieja camisa. Era lo único que le quedaba del hombre que había dado su vida por él y ver como aquel desconocido toqueteaba sus pertenencias fue lo que le sacó del trance al que el miedo le había lanzado.
"-Tu Alpha no me necesita. Necesita a una omega, no a mi"-las duras palabras se abrieron paso entre sus dientes apretados.
"-Sí, lo hace"-fue la rápida respuesta que obtuvo del hombre, pero al menos consiguió que dejase de tocar las cosas de su padre.
"-Tu Alpha no quiere a un hombre omega. Me matará"-pero Micah sabía que matarlo no era lo primero que haría. Consiguió tragar la saliva que empezaba a acumularse en su boca. "-Tendré suerte si me mata"-susurró más para sí mismo que para los demás, y esa certeza disparó el miedo y en su cabeza escuchó a su padre "Golpea con tu miedo, úsalo como arma, no puedes evitar tener miedo, así que aprende a usarlo" "Cuando no puedas más, piensa que lo peor que puede ocurrir ya está ocurriendo, serás fuerte mientras no dejes de luchar ". Así que Micah luchó, saltó hacia delante tratando de desestabilizar al conductor, mientras gritaba que le dejasen bajar del coche. De pronto el hombre a su derecha le sujetó con una mano por el cuello y la otra empujando su cuerpo hacia el asiento.
"-Quieto"
"-Rolo..."
"-Qué? No se está comportando"
"-Suéltalo"
Rolo miró fijamente a Micah a los ojos y la presión en su cuello y en su pecho se aflojó. El hombre se separó y se acomodó de nuevo en su lado del asiento.
"-No va a hacerte daño. Deja de luchar con nosotros. El Alpha necesita un omega"
"-Por qué yo? Dónde está la omega de la manada?"-Micah pudo ver los ojos del Beta oscurecerse. No contestó, en su lugar, volvió a su acomodarse en su asiento volviéndose hacia el frente. Dejó la mochila a sus pies.
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Manada
WerewolfUn pequeño lobo. Micah, un hombre lobo omega. Una abominación para su raza. Rechazado, repudiado y tras sobrevivir a un infierno, sigue en pie, con la única esperanza de encontrar un hogar en los territorios abandonados del norte. Debe tomar una de...