Capítulo 15

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Capítulo 15


Micah estaba en su habitación. Después de regresar del bosque estaba tan nervioso que apenas si consiguió cenar, como pudo ayudó a Cam a limpiar la cocina y se retiró a su habitación. Ahora estaba en su cama intentando aclarar sus pensamientos. "He besado al Alpha?!" y a eso era a lo que se reducían sus pensamientos. Había sido un día emocionalmente agotador. La historia de Alek, su infancia, la tensión, la lucha con el ex-alpha, la traición de la omega... de alguna manera Micah sentía que había conseguido piezas de ese rompecabezas que nadie más conocía. No entendía muy bien esa cosa de los lazos, el bosque, las voces y las imágenes, pero si no se había vuelto loco y estaba alucinando, entonces podía ser que él tuviese información que su Alpha desconocía.

Aun no sabía de dónde venían esas voces, pero estaba seguro que cada vez que se su Alpha nombraba a Shia, el bosque susurraba "bruja" y creía que era "mal" y "oscuridad". Eso parecía cuadrar con la historia que le había contado Alek. De alguna manera esas voces la hacían responsable de la muerte de Hana, y la de su propio padre, aunque no tenía manera de probarlo. También conocía el nombre del hombre que mató a Jina, "Vaal", podía preguntar a Cam o a Less si alguien de la manada tenía ese nombre,"alpha y de pelo claro".

También pensaba que quizás podía descubrir más cosas si forzaba ese lazo que le unía al bosque. Le parecía que fuese lo que fuese esa entidad había tratado de ayudar al Alpha toda su vida. Cuando era niño le protegió y cuando lo perdió todo, de alguna forma ancló su cordura y le ayudó a no perderse en su lobo, sin olvidar que había evitado que encontrase a la manada cuando su lobo más buscaba la venganza. Así que Micha pensó que quizás valdría la pena tratar de forzar ese lazo y ver si seguía dispuesto a ayudar.

Por supuesto no se sentía capaz de explicarle esto a nadie, o por lo menos de momento, la idea de esconder algo así de su Alpha molestaba inmensamente a su omega..."Oh dios mío! Le he besado" Así era difícil concentrarse. Ya no podía cambiar lo sucedido. El Alpha no parecía molesto y además él le había besado antes... aun así Micah no sabía lidiar con las emociones que estaba sintiendo... si él solo fuese una omega bonita y sana y cuerda, quizás... podría permitirse el sueño de estar de esa forma con su Alpha. Pero Micah no era una omega bonita y sana y se temía que tampoco estaba muy cuerdo... enfurruñado se dio media vuelta intentando dormir. Cuando casi estaba por conseguirlo un pensamiento llegó de imprevisto desvelándolo de nuevo. "Jules..."

Su relación con el beta no era la mejor del grupo, pero por algún motivo esa tarde se había sentido especialmente tensa, y la cuerda en su interior se sentía incómoda, vibrando de forma desagradable. Más de lo normal. Durante la cena el beta le pareció más callado y oscuro de lo habitual. Parecía que era el que menos cómodo estaba con él en la casa, apenas habían cruzado un par de palabras, pero Micah había sentido el rechazo suficientes veces en su vida como para saber cuando no era bienvenido. No podía hacer nada al respecto de momento, así que acomodándose de nuevo en la cama intentó conciliar el sueño que se le escapaba.

Despertó de golpe asustado, pero no había sido una pesadilla. Algo lo había despertado. Olfateó el aire mientras sus ojos buscaban lo que le había sacado de su sueño. No llegó a oler nada, pero definitivamente había alguien en la habitación. Salió de la cama listo para cambiar y huir cuando un cuerpo pesado le inmovilizó y le cubrió la boca. Sintió el frío filo de una navaja en su garganta, cuando su vista se acostumbró a la oscuridad vio con terror que quien lo tenía inmovilizado no era otro que Jules.

-Quieto omega! -eso fue una orden directa, que Micah no estaba dispuesto a obedecer. Su padre no había muerto en vano después de todo. Consiguió sacar su brazo del agarre y golpear la cabeza del beta. No le movió ni un poco. Entonces noto el filo del cuchillo rasgar su piel y el dolor inundó su sistema. Reconocía ese dolor. Plata. El recuerdo de lo que ese metal podía hacerle le inmovilizó por completo. De pronto Micah estaba aterrorizado, los recuerdos empezaron a llegar sin control a su mente. Su respiración se estaba volviendo cada vez más pesada. Llevaba poco tiempo en la casa del Alpha pero estar rodeado de gente amable y sobre todo de Alek, había hecho que Micah bajase sus defensas. Así que cuando las pesadas cadenas del miedo le inmovilizaron y el dolor de la plata se extendía por su cuerpo, su lobo le empujó lejos. A un lugar en su interior donde su omega lo mantenía a salvo del sufrimiento. Le protegía del dolor, pero le aislaba de todo, y lo que era peor, le separaba de esas cuerdas en su interior. Si no podía llegar a ellas no podía avisara su Alpha. Mientras Micah perdía la batalla con su omega, Jules le había agarrado por el pelo para levantarle la cabeza, podía escuchar la voz del beta hablándole, pero le oía lejano, como si no estuviese en aquella habitación a punto de matarlo.

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