N.A: La escena empieza cuando Rolo deja la reunión con el Alpha para irse con Lain, después de que Alee le acompañara al despacho.
Rolo guió a Lain a la habitación. El hombre parecía más calmado, el olor intenso del miedo se había atenuado, en su lugar el aroma incomparable del deseo se había intensificado. El hombre no se daba cuenta de lo tentador que era.
Rolo le dejó pasar primero y cerró la puerta tras él. Vio como Lain dio un pequeño salto, cuando oyó el pestillo de la puerta. Ahora estaban en su territorio.
Lain sabía lo que significaba esa puerta cerrada. Significaba que Rolo estaba al mando. Poco a poco la aceptación se abrió paso en su mente. Una parte de él aun se resistía un poco, pero cada vez más, se encontraba deseando esos momentos en que el hombre rudo le quitaba sus opciones. Ya no tenía que preocuparse, ya no tenía que pensar si algo estaba bien o mal. Rolo le diría qué hacer. Podía dejárselo a él y el hombre se haría cargo.
"-Lain" -la voz dominante de Rolo provocó que un estremecimiento recorriera su cuerpo. Solo una palabra era suficiente para hacer vibrar su cuerpo. Cuando Rolo usaba esa voz, era todo en lo que podía pensar. Su mente se centraba y olvidaba sus miedos, sus inseguridades. Ese era el efecto que tenía sobre él.
Lain sabía lo que Rolo quería, no le hacía falta mirarlo. Aun así lo hizo. El hombre estaba erguido en toda su altura, amplios hombros, brazos cruzados sobre su pecho, piernas ligeramente separadas y esos hipnóticos ojos azules observándole. Todo en él gritaba que estaba al mando y Lain estaba más que bien con eso. Había estado esperando esto desde que se habían sentado a la mesa en lo que había resultado ser la cena más tensa de su vida.
Se dejó caer de rodillas, en un movimiento fluido, sin esperar a que se lo ordenara. Espalda recta, barbilla en alto, ojos al suelo y manos a la espalda.
En el momento que su cuerpo tomó la postura sintió como la tensión se alejaba. Poco a poco sus músculos se relajaban y su respiración se volvía más profunda. Sintió tanto alivio que su ojos casi se llenan de lágrimas. Arrodillado a los pies de Rolo era su lugar seguro. Nada podía alcanzarlo ahí. La calma borraba poco a poco la ansiedad de hace un rato.
Rolo vio una vez más como la sumisión relajaba el cuerpo del humano. No se cansaría nunca de esa visión. El hombre era hermoso, pero cuando se rendía de esa forma, cuando le entregaba toda su confianza era espectacular. Le dio unos minutos para que disfrutara de la postura. Sabía que estar de es forma calmaba a Lain de una forma que nada más podría hacer.
Lo habían hecho otras veces. Muchas de hecho. Cada vez que Lain se dejaba llevar por su ansiedad o sus miedos tomaban el control, Rolo le ordenaba ponerse en sus rodillas. El cambio era casi instantáneo. Lain había aceptado que él le dominara, se sentía seguro de esa forma y él estaba más que dispuesto a hacerlo.
"-Por qué estabas tan asustado?" -Rolo vio como Lain se mordía el labio y la tensión regresaba a su cuerpo.
Lain sabía que debía responder, pero no quería meter a nadie en problemas. No entendía lo que había sucedido en la cocina. Toda la cena fue estresante, pero empezó a ponerse peor cuando Rolo le dejó solo. Luego estaba ese hombre... Jules. Había sentido su mirada muchas veces desde que había llegado a la casa. Aun le recordaba de esas noches cuando aun estaba en la celda y ese hombre se le quedaba viendo en silencio. Nunca había hablado con él y su presencia era inquietante.
Después de que Rolo se fuera con el Alpha, su comportamiento había sido extraño y cuando empezó a gruñir todo se volvió confuso... pero no podía culpar al otro hombre y meterlo en problemas, realmente no le había hecho nada, era su culpa por ser un cobarde y ahora estaba avergonzado de sí mismo.
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Manada
WerewolfUn pequeño lobo. Micah, un hombre lobo omega. Una abominación para su raza. Rechazado, repudiado y tras sobrevivir a un infierno, sigue en pie, con la única esperanza de encontrar un hogar en los territorios abandonados del norte. Debe tomar una de...