CAPÍTULO SEIS: RECUERDOS
WILLIAM
Una sonrisa se formó en mis labios cuando su nombre resonó en las paredes de mi subconsciente, mi corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho al sentir una felicidad inexplicable, el sentimiento recorriendo mis venas despertando cada célula que provocaba emoción.
Mordí mi labio inferior al examinar cada uno de los papeles entregados por uno de mis investigadores, quien solamente necesitó sus descripciones físicas y su nombre para poder averiguar todos los detalles relacionados con ella, con esa hermosa bailarina que me dejó flechado solamente con una noche. No por el momento compartido, si no por los sentimientos encontrados que no había dejado de sentir desde que salió por la puerta de mi apartamento.
Jeremiah no dejaba de recordarme que era más que probable que mis padres morirían si llegaban a enterarse sobre la clase de mujer que estaba persiguiendo, pero me importaba muy poco, nada me interesaba. No me había sentido de esta manera desde que dejé libre a la madre de los mellizos, a la única mujer con la que pude sentir cada bonito y vivo sentimiento que se experimentaba con el amor.
Jadeline era la mujer que abarcaba cada uno de mis pensamientos, cada uno de mis deseos y de mis suspiros. Por más que juré olvidarme de lo que se sentía poder tener mis brazos alrededor de su cuerpo, de lo que era sentir sus labios sobre los míos, sus manos entrelazadas con las mías. Tener una fotografía de ella puesta en mi cartera no ayudaba en lo absoluto a arrancarla por completo de mi corazón. Conversar con ella horas de horas por el teléfono y sentir que solo existíamos nosotros dos en el universo. A pesar de que sabía que nunca me amaría de la misma manera en que yo la amaba, lo mío fue aceptarlo todo porque la quería. Llegó a mi vida como una luz que iluminó todo a su alrededor, dejarla ir, fue regresar a la oscuridad.
Las miradas cómplices fueron el motor de arranque entre nosotros, los roces entre nuestros dedos le siguieron corto tiempo después, impulsando a nuestros labios a compartir el primer beso entre ellos, besándose llenos de delicadeza y de ternura. No tuvo que decirme que me encontraba sonriendo como un pequeño con un nuevo juguete, debido a que la felicidad corría por mis venas con tan solo verla a mi lado. Sentimiento el cual se vio duplicado cuando compartimos cuerpo con cuerpo, alma con alma, corazón con corazón.
Tratar de salir con mujeres, y ver que mi corazón no se emocionaba con cada sonrisa ofrecida deprimía todas las esperanzas que tenía de por fin encontrar a alguien que me amase sola y únicamente a mí, que el sentimiento no fuese compartido con alguien más que no quería dejarla en paz. Me perdí buscando ese lugar que existió antes de que ella entrase a mi vida, olvidándome que sin su amor no sabía cómo regresar al verdadero camino. Fingir ser alguien más para dejarla completamente atrás de mí, sabiendo que aquello era una misión imposible. Una vez más, ella regresó a mí, entrelazando sus manos entre las mías para salvarme, despertarme de la cruda pesadilla.
Siempre le tuve miles de preguntas al amor, no pudiendo evitarlo gracias a que no dejaba de jugar conmigo en todas las oportunidades que la vida le daba. Poder tenerla en mis brazos toda la noche después de hacer el amor, pero que, al salir el sol, todo regresa a la normalidad como si nada hubiese sucedido. Venía, me besaba, nos envolvíamos en un juego de sábanas que solamente nosotros entendíamos, para después terminar en el punto de partida. ¿Por qué pidió perdón? ¿Por qué juró amarme diciendo que era el dueño de su corazón? Quería no amarla más, que mi corazón se olvidase de cada una de las heridas que había causado con sus falsas promesas. Quería que el amor al fin me respondiera el por qué me encontraba tan lleno de mala suerte, siempre aceptando la moneda del perdedor. Pero a pesar de todo, no podía evitar amarla.
Parpadeé negando con la cabeza, abofeteándome mentalmente por regresar hacia el baúl de los recuerdos, ese que se encontraba en lo más profundo de mi corazón cerrado bajo un millón de llaves. Mordí mi labio inferior cuando mi mejor amigo entró a mi oficina, ofreciéndome una mirada llena de preocupación, confundiéndome.
—¿Jade? —preguntó comprensivo, ofreciéndome una sonrisa de boca cerrada. Asentí pretendiendo que no tenía importancia alguna —. William, soy tu mejor amigo, no me puedes engañar a mí.
—No sé qué hacer —respondí —. La verdad es que no entiendo por qué no puedo olvidarme de Jade por más que trate de sacarla de mi corazón.
—Mira, mi madre siempre dice que cuando dos personas se aman de la forma en que tú y Jade lo hacen, eso significa que ustedes dos están destinados a estar juntos por ser almas gemelas —me comentó, rodando los ojos —. Cursi, pero creo que es realista. Eso explicaría el por qué tú no la dejas ir de la misma manera en que la ella tampoco lo hace.
Sonreí negando con la cabeza, pensando en que probablemente existían ciertas teorías por parte de personas mayores del por qué mi castaña y yo seguíamos juntos a pesar de todas las cosas que sucedieron entre nosotros. Sí, no éramos pareja y no estábamos juntos de manera sentimental a pesar de que sí existió esa relación por un corto tiempo, pero éramos mejores amigos. Teníamos una relación la cual no muchas personas entendían, y no nos importaba en lo absoluto. No cuando eso significaba que podíamos estar juntos.
Incluso Chase trató de dejar de entender por qué nosotros éramos tan unidos, del por qué nunca podríamos separarnos, aunque quisiéramos porque éramos entrelazados por vínculos que ni siquiera nosotros podíamos entender. Jadeline y yo decidimos dejar de luchar contra el sentimiento que nos juntaba desde hace mucho tiempo, no queriendo ocultar más ante los ojos de las personas que existió amor, y que después de muchos años todavía lo había, que seguía existiendo con fuerza y nunca dejaría de hacerlo. Moriría amando a Jadeline Lancaster, de la misma manera en que ella también moriría sintiendo algo por mí.
Y me gustaba Jayden por ello, porque me había hecho sentir las mismas emociones en una sola noche que mi castaña me hizo sentir en su momento. La rubia de ojos azules me demostró que todavía podía sentir, que todavía había sentimiento en mi corazón para entregárselo a alguien más. Jayden me gustaba, a pesar de todas las similitudes que tenía con Jadeline, me encantaba la mayoría de cosas que me demostró en el corto tiempo que nos conocíamos. Solamente dos semanas pasaron desde aquel encuentro, y no podía dejar de pensar en ella.
Sonreí, pensando en que era momento de buscarla de una vez por todas.
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Tengo Ganas de Ti ©
Romance- Trilogía Campbell #1 William Campbell, siempre ha estado con el corazón roto debido a que la mujer de la que ha estado enamorado toda la vida no siente lo mismo que él. Decide que jamas encontrará el amor verdadero, así que decide no volver a regr...