Capítulo 19

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–Entonces no estás saliendo con nadie, ¿cierto? –preguntó Luca con una sonrisa traviesa dirigida a Elisa. Ella asintió–. ¿Por qué?

–¿Por qué? Bueno, no sé... –respondió para no quedarse en silencio. ¿Cómo iba a contestar aquello? ¡No tenía la menor idea de por qué no salía con nadie! Bien, eso no era del todo cierto, pero igual–. Nadie me lo ha pedido.

–Aún.

–Aún –aceptó Elisa, riendo por el brillo pícaro que se desprendía de los ojos de Luca. Cielos, ese hombre no solo era guapísimo, sino que tenía unos ojos de color azul grisáceo absolutamente impresionantes–. ¿Y tú?

–¿Y yo? –Luca hizo que girara mientras continuaban bailando–. Ah, quieres decir si salgo con alguien.

–Sí.

–Pues no.

–¿No? ¿Lo dices en serio?

–Tu incredulidad al respecto me halaga –soltó Luca divertido.

–Es que no puedo creerlo. ¿Por qué no?

–¿Qué es tan diferente entre tú y yo, Elisa? ¿Por qué te cuesta aceptar que así como tú no sales con nadie al momento, yo tampoco?

–Es totalmente diferente. Tú eres... –Elisa abarcó con una mano el espacio entre ellos, significativamente–. ¿Entiendes?

–No, ni un poco.

–Bien.

Luca bufó por lo bajo y negó, como si reflexionara profundamente sobre algo. Volvió a sonreír.

–No es tan fácil como parece –dijo finalmente. Elisa lo miró, esperando una explicación más extensa–. Encontrar a una persona. Alguien que valga la pena. Es algo que, al parecer, se da solo una vez en la vida y por tanto hay personas a las que nos toca esperar más que a otras.

–O quizás estas personas no están buscando en el lugar correcto –añadió Elisa– ¿no te parece?

Luca entrecerró sus ojos y ladeó el rostro pensativo, con gesto serio. Asintió. Sí, quizás Elisa tenía razón.


***

–El motivo de la reunión –dijo Cayden mirando a Dante y Elisa– tiene relación con la Corporación, naturalmente. La ausencia de Vincenzo ha obligado a redistribuir la supervisión de obligaciones, además estamos iniciando la etapa de examen del rendimiento de los diferentes proyectos en que estamos involucrados. Asimismo, tenemos varias reuniones pendientes por atender. Sé que cada uno de nosotros atiende el área en la que se ha especializado, pero con la ausencia de Kevin, sus compromisos han quedado... en el aire.

–Cayden –inquirió Dante arqueando una ceja–. ¿Estás buscando la forma de informarnos de nuestras nuevas obligaciones?

Él curvó la comisura de sus labios divertido por la arrogancia de su hermano aunque asintió. Sí, precisamente era eso.

–Ah –Elisa observó a sus hermanos con curiosidad–. Entonces, ¿por qué tanto rodeo, Cayden? Solo dilo.

–Bueno, no quería que sintieran que les estaba ordenando algo.

–Muy inteligente por tu parte –Elisa sonrió un poco–. Los Sforza no nos tomamos bien las órdenes.

–Eso lo sé perfectamente –confirmó Cayden y sus hermanos clavaron sus miradas en él–. Por experiencia propia –añadió.

Inolvidable (Sforza #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora