Capitulo 25:
Estuve durante doce horas en trabajo de parto hasta que cerca de la media noche con el último esfuerzo pujando con todas mis fuerzas vino a este mundo haciéndose notar con sus fuertes pulmones el príncipe Sunjo del clan Yi de la era Joseon.
Los descendientes de esta dinastía ya suman una larga lista de Emperadores. Y creo que será la familia de Emperadores mas larga de la historia en esta región del mundo.
Agotada solté de las manos la tela blanca que cuelga del techo en la sala de parto del palacio. Las matronas me pasaron a mi hijo recién nacido cubierto de sangre y de liquido amniótico.
Esta un poco morado debido al frío por salir del cálido hogar en el que estuvo resguardado, seguro durante 9 meses.
Le sumo la preocupación y la tensión del difícil parto el saber que afuera, peligrosamente cerca de esta sala de parto se esta llevando a cabo una cruenta y sangrienta batalla entre los soldados Imperiales al mando del General de Joseon, con la presencia además del rey Yeongjo, contra los rebeldes o los asesinos a sueldo que han venido a atentar en contra de mi vida.
Los hombres, los soldados Imperiales de este palacio están tratando de impedir que lleguen ante mi presencia el grupo numeroso de sicarios fuertemente armados que fueron enviados por el Emperador Chino Yuin Xuan. Mi hermano para llevarse de mis brazos a mi hijo y a mi cabeza. Las cinco mujeres que me acompañan están aterradas y angustiadas porque se escucha el tintinear de las espadas muy cerca, cada vez mas cerca de nosotras.
Las matronas se acercan a mi. Me rodean como un escudo humano. Tratan de ponerse de escudo para mi y para el príncipe que acaba de nacer.
Cobijo a mi hijo entre mis brazos, mostrándome serena, aunque estoy muy agotada, bañada en sudor de pies a la cabeza y manchada con mi propia sangre. Quiero infundirle a mi hijo seguridad. No deseo que mi hijo, que es un príncipe sienta a su reina madre con miedo. Debo transferirle seguridad y calma.
Su madre no es una cobarde. ¡Lo protegeré con mi vida!. Sabia que este momento llegaría. Sabía como sería debido al aviso que el General le transmitió a Sue Jei para que me lo hiciera llegar. Pero solo ahora comprendo la angustia que puede sentir una madre pensando que pueden arrebatarle al hijo amado que lleva en sus brazos.
Llego a la sala de parto el mensaje hace poco mas de media hora de que habían irrumpido en el palacio un grupo de asesinos vestidos de negro fuertemente armados. Estos sicarios subieron sigilosamente por los muros y por los techos del palacio.
La guardia Imperial estaba ya sobre aviso del ataque mucho antes de que ocurriera, así que el General ordeno a la tropa rodear el ala de la sala de parto y protegerme a toda costa. Y Yeongjo saco también la espada para venir a cubrirme.
Siento ahora un poco de pesar por el Emperador Yeongjo. Siento un poco de remordimiento de conciencia hacia él porque el príncipe que trata de proteger al poner su vida en la linea, no es su hijo como piensa. Y la mujer que teme perder, a la que ama no le es fiel porque ella ama a otro hombre. Al hijo de su marido.
Soy la amante del hijo del hombre al que por ley le pertenezco como esposa.
En mi corazón ni mi hijo Sunjo ni yo la reina Jeongsun le pertenecemos al Emperador de Joseon, sino a su General.
De pronto rodeo a mi hijo con el brazo izquierdo y cubro su pequeña cabeza con la mano derecha, apegándolo aún mas a mi pecho agitado cuando las mujeres que me cubren gritan asustadas cuando un par de sicarios traspasan las delgadas paredes que nos separan del pasillo. Esos asesinos tratan de entrar a como de lugar para cumplir su misión aún heridos de muerte.
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Soldado Imperial.
RomanceEl General del ejercito de Joseon(Corea) tiene la misión de proteger a la princesa Akame del Imperio Qing de China para que se convierta en la nueva reina de Joseon. Políticos de ambos Imperios quieren asesinar a Akame antes de que se case con el E...