Soldado Imperial.

Soldado Imperial. Capitulo 2.

Capitulo 2:

Algo despertó dentro de mi, algo que me quema y me hace hervir la sangre y me ha instado a mantenerme con vida.

El orgullo como mujer, como persona ha despertado en mi. La rabia y la humillación que sentí, que recibí hace horas de parte de un hombre que me hizo sentir una basura me han hecho abrir los ojos a la cruda y cruel realidad.

Me han ayudado hoy a dejar atrás a esa mujer soñadora y romántica que aún era antes de cruzarme con el soldado Imperial de mas alto rango de Joseon.

La ira me ha llenado de fuerzas para continuar viva de hoy en adelante. Tengo algo que demostrarme a mi misma y a él. Así que sea lo que sea que tenga que experimentar en esta vida junto a mi futuro marido lo soportaré.

Soportaré un matrimonio de conveniencia, un matrimonio concertado por mi hermano como lo hacen todas las mujeres cual quiera sea su posición social.

Mi orgullo herido me ayudara a mantener mi identidad al precio que sea. Puedo perderlo todo, incluso mi vida.

Me convertiré en la esposa y en la madre de personas que no elegí por voluntad propia, pero aún así mantendré vivo mi ser interior. Seguiré integra, fiel a mi misma hasta el último respiro.

Pueden quitarme mi libertad para siempre, pueden hacer con mi cuerpo cualquier cosa, pero no podrán quitarme mi espíritu y corazón. Y estas nuevas convicciones se las debo al General de Joseon, el hombre al que aprenderé a odiar y a rechazar por mi propio bien.

Obligare a mis ojos a no seguirlo mas, obligare a mi corazón a no palpitar rápidamente debido a su cercanía. Obligare a mi cuerpo lánguido y excitado a volver a ser indiferente frente a él, porque de no hacerlo le daré la razón para catalogarme como la clase de mujer que supone él que soy y ese es un insulto intolerable.

Luego del ataque de parte de los sicarios que venían por mi cabeza, la caravana continuo su camino. Los bandidos o los sicarios que enviaron para asesinarme fueron masacrados por los soldados de Joseon, y quedaron atrás, esparcidos y muertos dónde cayeron abatidos, sin santa sepultura, y se convertirán en carroña para las bestias carnívoras que habitan las montañas. Antes de emprender camino nuevamente fui obligada por el soldado Imperial que guía la caravana de desprenderme de mis ropajes reales y accesorios para vestirme como un hombre chino.

Me vi en la necesidad de montar un caballo que fue de un soldado Imperial de Joseon caído en la anterior batalla para tomar otro sendero por el bosque en compañía solo del General como mi guardaespaldas.

En el carruaje real va Sue Jei, vestida con mi ropa de princesa. Mi dama de compañía se disfrazó de mi para servir de señuelo para despistar a nuevos asesinos a sueldo. Sin duda habrán más atentados en contra de la caravana a largo del viaje hacia Joseon. Alguien desea con muchas ansias mi cabeza.

Sue Jei se hará pasar por mi y en caso de que la caravana sea otra vez atacada, descubrirán que aquella mujer no soy yo. Yo estaré muy lejos, segura, protegida por el mejor soldado Imperial, por el General de Joseon.

Estaré muy lejos de la caravana y de las armas de los sicarios que trataran de impedir que llegue viva ante el rey Yeongjo.

No me siento cómoda, ni segura en compañía de este soldado Imperial. Quisiera estar lejos de su presencia amedrentadora e impresionante.

No me fío de mi misma y de mi fuerza de voluntad, porque por mas que me moleste, aún soy muy consciente de él, así que el panorama de estar a solas con él entre medio de parajes inhóspitos, salvajes y hermosos no me atrae para nada.

Sé que él tratara de hacerme cambiar de opinión con respecto a la alianza que me ofreció para deshacernos del Emperador de Joseon.

Con palabras ya vio que no lograra nada. Temo que intente seducirme y temo de mi misma y de mi debilidad. Yo aún lo deseo fieramente. Aún me gusta mucho.