IX. Mi historia

138 5 2
                                    

Lo observe por unos segundos intentando encontrar una razón, una sola razón por la que le importara salvarme.

— Um, bueno, no me gusta recordar la mayor parte de mi vida, significa tener que romperme el corazón a mi misma y no me gusta. Se siente como si te ahogaras y  nadie más puede verte; una parte de ti y de lo que eras antes de ser este cuerpo vacío que eres ahora se va yendo, se desprende de ti y queda un poco mas deshecha que ayer. Creo que deberías saber la razón, la razón de todo esto y la razón de que mis piernas no se movieran cuando el auto vino hacia mi.—trague saliva dificultosamente e intente recordar. —Todo paso una noche, era Julio. Alguien había entrado a nuestra casa mientras dormíamos.

Flashback:

Me había ido a dormir después de terminar mis tareas, estaba feliz esta noche, había sido una noche inolvidable, todos estábamos riendo y haciendo chistes horas antes. Eran casi las once y quince.

Me desperté nerviosa al escuchar gritos, me levante y corrí al cuarto de mis padres, mi madre tomo a un hombre por el cuello y trato de tirar de el para que soltara a mi padre, lo estaba ahorcando. El hombre cayo, al igual que mi madre, luego de ponerse en pie la golpeo varias veces y volvió a intentar ahorcar a mi padre, mi madre se arrastro hacia mi, se levanto con mi ayuda y me tomo de los hombros.

— Prométeme que cuidaras de tus hermanos. Debes ayudarlos a salir de aquí, rápido. Prometelo. —dijo al borde de las lagrimas con la respiración agitada. — me abrazo, y me dio un beso en la frente llorando, el hombre tomo una pistola y le disparo en la pierna, cayo encima mio intentando apoyarse

— ¡¡Mama!! — exclame con los ojos cristalizados al ver como se desplomaba hacia mi, el hombre volvió a dispararle aunque esta vez en la espalda, comenzó a ahogarse y jalar ligeramente mi ropa para mantenerse en pie. — ¡Mama! — dije llorando sosteniéndola, me arrodille y la acosté en el piso, escuche otro disparo y vi asustada como bajaba el arma después de dispararle a mi padre. Volvió a darse cuenta de mi presencia y me miro, sonrió y apunto, cerré la puerta y corrí al cuarto continuo, en el que dormíamos, cerré la puerta y la asegure, mire a mis hermanos ya levantados y asustados por los disparos.

— ¿Que esta pasando? — Marie se acerco a mi y me miro asustada, escuchamos los golpes fuertes que causaba el hombre afuera intentando abrir la puerta.

— Se que están ahí. — grito golpeando mas fuerte la puerta

— Vamos a... — susurre pensando en una forma de salir de ahí. — Ah, ah, — mire por la ventana y pensé en una forma para salir de ahí por ella. — No... Bien, deja la ventana abierta. Dame ese zapato. — tome la zapatilla y la tire en el techo de forma que se viera, y tire otra unos metros lejos. — vengan — los metí rápidamente en el armario . — cubran su boca, nada de ruidos, ¿bien? — los dos asintieron y cerré, me metí bajo la cama, después de unos segundos mas de golpear la puerta logro tirarla.

Oí como varias cosas eran arrojadas al piso, estaba furioso y nosotros asustados, ¿como podía lidiar con todo esto en mi cabeza? Acababa de presenciar la muerte de mis padres, parte de mi familia. Vi como sus pies se acercaban a la ventana, estaba segura de que había visto la zapatilla, ahora esperaba que pensara que huimos y rogaba porque si lo hiciera. 

Camino hacia la puerta, en cuanto cruzara la puerta podríamos correr y irnos del sangriento lugar al que hace unas horas era un hogar feliz, estaba aterrada, de pronto oí un pequeño chirrido, cerré los ojos con fuerza deseando que lo dejara pasar, que no le importara, que pensara que fueron ratas o alguna otra cosa, pero simplemente no lo hizo, se detuvo y chasqueo los dedos, como si recordara algo que antes había ignorado,  se volvió a los dos armarios y abrió el primero para luego ir por el que le seguía, los gritos de los dos me sobresaltaron, mis manos temblaban y mi corazón se acelero aun mas que mientras esperaba que no se diera cuenta de nuestro no escape. Volví a escuchar un grito, pero esta vez agudo y vi a mi hermana caer de rodillas a un lado de la cama.

—  Vaya sorpresa, yo que pensaba que me habían dejado sólito pero que alivio. — escuche su voz, grave y algo rasposa, profunda como un pozo sin fondo, oí un par de gritos y a mi hermana pidiendo una, y otra vez deseando que por favor les dejara marcharse, no entendía porque no podía moverme, estaba petrificada y solo podía soltar algunas lagrimas, cerré los ojos y apreté los dientes con fuerza deseando que todo esto se acabara, que solo fuera un sueño, alguna pesadilla pero a cambio solo escuche un disparo, abrí rápidamente los ojos y contuve la respiración, sentí como mi corazón era arrollado una y otra vez, escuche el pequeño estruendo y vi a mi hermana en el piso, su camisa estaba toda manchada de sangre, no podía dejar de verla, era como verme ahí tirada, a penas si pude darme cuenta del otro grito, mi hermano.

En ese momento me di cuenta que estaba tan asustada como enojada, mire sus pies y como los de mi hermano se iban elevando con movimientos violentos y algunos quejidos; no podía dejar de temblar, así que cerré mis manos y salí de debajo de la cama, el miedo ya no me controlaba.

Con ese hombre dándome la espalda pude tirarme encima de el y agarre su cuello intentando ahorcarlo o al menos ganar tiempo.

— ¡Corre, Daniel! — grite arañando la piel de ese horrible hombre, el pequeño me miro sin saber que hacer, atónito, corrió por las escaleras al escuchar su nombre. Escuchaba sus exclamaciones, estaba tan aterrorizado buscando una forma de salir, llaves o al menos alguna otra cosa, milagrosamente oí como la puerta principal rechinaba, estaba logrando salir de este horrible lugar. Me golpeaba con la pared intentando quitarme de encima, pero no podía caer, no mientras mi pequeño hermano no saliera. 

Sentí un pinchazo y luego un dolor intenso en la parte  lateral derecha de mi abdomen, lo solté y caí adolorida, había conseguido lo que quería, quitarme de su camino antes de que Daniel saliera de la casa, pero casi matarme con ese asqueroso cuchillo no fue suficiente para el, así que me tomo de un brazo y me arrastro hasta las escaleras y me bajo por la misma casi tirándome. Vi como el pequeño me miraba, dejo el teléfono y me miro tan aterrorizado como un niño de nueve años puede estar cuando ve a su hermana a punto de caminar con la muerte; no hubiera podido vivir con eso en su pobre memoria.

Se acerco a él y lo tomo del cuello volviendo a estrangularlo, yo simplemente no podía moverme, había un charco de sangre corriendo debajo de mi, casi no podía sentir mi propio cuerpo. Tiro con fuerza al pequeño, lo llevo adentro y cerro la puerta de nuevo, yo solo podía llorar, era su única oportunidad y no pude hacer nada para que el lo lograra. Tomo su cuchillo y lo apuñalo hasta el cansancio, podía oír como soltaba alaridos de dolor, como tomaba la ropa de ese hombre y la jalaba, lloraba; era solo un niño, tenia solo 9 años, era un niño todavía. Lo estaban torturando y yo no estaba haciendo nada, mis maldito cuerpo solo no pudo moverse, lo oí gritar por ultima vez y luego ceso el ruido, ya no podía oír nada, no podía ver nada con claridad, solo pude ver como una sombra salia por la puerta, no podía oír nada, mis ojos solo se cerraron luego de unos segundos.

Pense que había muerto hasta que desperté en un hospital una semana después —suspira alejando la mirada del piso con los ojos cristalizados, lo mire. — Gran sorpresa saber que pudieron salvar mi vida —dije con pequeña sonrisa cerrada forzada e irónica. Lo mire un momento y seque mis lagrimas, en ese momento soltó una lagrima, abrió los ojos. 

  — Lo siento — murmuro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

  — Lo siento — murmuro.


Pain, tears and a promise | L. T. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora