XXXII. Peleas y tormenta.

62 2 0
                                    

Camine hacia un grupo de chicos de mi clase con los que me llevaba bien, hable un poco, reímos más y disfrutamos, de vez en cuando veía a Abril y buscaba con la mirada a Alex, que siempre estaba cerca de ella. Le quería, las sensaciones y sentimientos que tenía con el eran diferentes a todo lo que había sentido desde que estaba aquí, soledad, tristeza e ira. Aunque no sea lo correcto, estoy confundida, porque siento lo mismo con Alex y Louis, son sensaciones diferentes pero que nunca había sentido, estaba confundida a pesar de mi relación con Alex y aunque intentaba pensar en otra cosa y sacarme todo lo referente a él y sus amigos, me era imposible. Mi mente era un desastre pero lo arreglaría.

Cerca de las doce en punto, un chico borracho, creo que era del equipo de fútbol, se me acerco, prácticamente se me tiro encima, comenzó a decir incoherencias y me dijo que quería un beso, el cual no acepte, intentaba quitármelo de encima, y algunos chicos me ayudaron pero volvió a caer e intentar conseguir lo que quería... Alex se percató de la situación y fue hacia él, al chico no le fue muy bien. Alex lo tiro al piso, cuando quiso volver a levantarse y golpearlo, el esquivo su golpe y lo golpeo un par de veces, alejándolo.

—¿Estas bien?—pregunto preocupado, sonreí ante su preocupación.

— Sí, solo se me tiro encima, no pasa nada. Ese chico es el que la ha pasado mal, mañana tendrá una jaqueca terrible. —se le salieron un par de risitas y luego la seriedad y ternura abarcaron su rostro.

— Bueno, ya es tarde, creó, ¿quieres irte? —pregunto Alex.

— Ah, al rato. Iré a hablar con Abril, debe estar alucinando. Gracias, Alex, —sonreí. —por cuidarla.

—No es nada. -dijo moviendo los hombros ligeramente restándole importancia. Lo bese en la mejilla y fui a buscar a Abril, no sabía dónde estaba y la casa era gigante, corrí a los cuartos de arriba.

— ¿Dónde estás, donde estás? —me repetía a mí misma. — ¡Abril! Vamos, vamos, ¿dónde? —busque en cada cuarto que encontré, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...

<< ¿Cuantos cuartos tiene esta casa?>>

Siete...

—¡Abril! -llame de nuevo, en el séptimo cuarto, había un chico con una chica en la cama rosa de Lisa... Abril - ¡Oye! Quítate de encima de ella, vamos, quítate, sino quieres que pruebe mi ultima clase de boxeo en ti. -amenace enojada. El chico tenia los pantalones abajo y besaba el cuello de mi amiga como si su vida dependiera de ello, me miro, se quito de encima de ella y se subió los pantalones, camino hacia la puerta. — Controla esas erecciones, el viagra no es bueno.— salio rojo de la vergüenza.

— Lo siento...—su voz se disculpo en un susurro.

— Abril, —suspire. —¿puedes no hacer esto? Estas borracha. Es mejor que te quedes en mi casa, vamos. —propuse.

— La canción loca... ¿Me duermes? Bipiti, bipiti, bu. Soy tu hada madrina, Ambar. —rió, si, estaba borracha.

— Ay, Abril, espera me en la escalera, no se si te tengo que atar a ella para que no vuelvas a irte con un chico. —replique molesta. — Iré a buscar a Alex para irnos.

Baje las escaleras, rodee la casa buscando al chico, no estaba en ningún lugar, así que volví a las escaleras para asegurarme que Abril siguiera ahí y para subir a los cuartos, a ver si había ido a buscarme. La chica estaba dormida en un escalón de la escalera.

Corrí por los cuartos, abriendo las puertas buscandolo. En la séptima puerta lo encontré, estaba acostado en la cama rosa de Lisa, estaba... Ella estaba con el, encima de el, observe la escena por unos segundos, ella estaba encima de el besándolo.

Pain, tears and a promise | L. T. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora