Sabia que debía pedir perdón, lo necesitaba, fui demasiado lejos, me sentía muy mal. Iría a la escuela esperando que estuviera ahí, si no la podía encontrar hablaría con la directora. Salí del hospital y tome un taxi con dirección a la preparatoria, en todo el camino pensé en lo que le diría, estaba muy arrepentido. Comencé a caminar hacia las puertas de cristal, había una chica en la parte de adentro, estaba limpiando el piso, golpee la puerta levemente dándome cuenta que la chica no se había dado cuenta de que estaba afuera, alzo la cabeza, era ella, abrí mucho los ojos aun mas nervioso, trague saliva, se podía notar que ella estaba sorprendida, al menos al principio, luego su expresión cambio a una fría y seria, le señale la manija de la puerta para que me abriera, trago saliva desviando la mirada pero aun así dejo el trapeador a un lado y abrió la puerta.
Ámbar.
Subí la mirada, ¿que estaba haciendo el aquí? No podía creer que tuviera el valor de venir después de todo lo que había pasado, suspiro, ¿que quería ahora? ¿Que quería decirme ahora? ¿Quería insultarme mas? Abrí la puerta, le dejaría bien claro que no quería volverlos a ver nunca mas y que solo olvidaran que existía.
— Um, hola — soltó con los puños apretados, lo mire sin expresión alguna, suspire.
— ¿Que es lo que quieres? — negué, no podía creer que fuera tan cínico, un simple hola luego de todo lo que me había dicho el día anterior.
— Yo, um...quería pedirte disculpas, ya sabes por todo lo que dije ayer y la otra vez cuando te sacamos de clases —fruncí el ceño viéndolo, ¿que estaba tratando de hacer? ¿Intentando jugarme una broma pesada? Lo interrumpí ligeramente enojada.
— ¿Que es lo que quieres? ¿Esto es parte de alguna enferma broma? Mira, di lo que quieres, no creo nada — negué retrocediendo para luego intentar cerrar la puerta, el la sostuvo, apreté los dientes aun mas enojada.
— No, espera... Es cierto todo lo que digo, de verdad lo siento por todo lo que dije. Louis nos contó la historia y bueno, quería... — abrí mucho los ojos, ¿que Louis había hecho que?
— ¿Que dijiste? — pregunte interrumpiéndolo, no sabia que pensar, ahora si estaba completamente furiosa y totalmente decepcionada, todos los pensamientos que había tenido antes sobre que había juzgado a Louis muy rápido se fueron a la basura, era una maldito idiota, me había sincerado con el, le había contado todo solo por lo que había significado lo que había hecho, que me hubiera salvado y que solo no le importara, que lo hubiera divulgado como si fuera una triste historia por la cual llorar y compadecerse, porque pobre Ámbar, la chica era una historia triste andante, prefería mil veces que me gritara esas cosas horrorosas a que sintiera lastima por mi. Trague saliva y apreté los dientes, negué repetidas veces — Quiero que te vayas.
— Pero yo... Por favor, solo déjame disculparme
— ¡Ahora! — grite enojada con la mirada baja al borde de las lagrimas, puso una mano sobre mi brazo, me aleje inmediatamente mirándolo con un nudo en la garganta. — Suéltame. ¡Dije que te fueras! — solté haciendo que el retrocediera, escuche los pasos del Sr. Emilio detrás de mi, paso junto a mi y alejo un poco mas a Harry, baje la cabeza soltando un par de lagrimas, me sentía humillada, me sentía desnuda en un lugar lleno de gente, totalmente avergonzada. Sentí la puerta cerrarse con fuerza, por lo que subí la mirada.
— ¿Esta bien, señorita? — pregunte el Sr. Emilio viéndome con expresión preocupada.
— Yo... um, si — asentí tragando saliva y limpiándome las lagrimas
— Pero señorita, esta llorando — contesto el acercándose un poco, negué intentando fingir una sonrisa cerrada.
— Las personas lloran, Emilio, estoy bien, de verdad — asentí ligeramente apretando los labios, tensando la mandíbula con la mirada perdida en el suelo, lo mire, mostré una pequeña sonrisa — Lo estoy. — el asintió conformándose con eso y camino de nuevo a los baños a seguir con su trabajo. Al terminar todo el trabajo me despedí del Sr. Emilio y salí de la escuela mostrando le una pequeña sonrisa, tenia que correr sino quería llegar tarde a mi clase de kick boxing, el entrenador era demasiado estricto, debía ir a casa primero a cambiarme.
— Ámbar — oí mi nombre por lo cual voltee, sentí su mano agarrar mi brazo, apreté los dientes e intente seguir caminando luego de soltarme.
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Pain, tears and a promise | L. T. |
RomanceLas personas pierden personas, el dolor es inevitable, tan inevitable como el amor. Hay elecciones que hacer y estos dos chicos no me la harán tan fácil, huir esta vez no es una opción. "- Tienes que elegir, Ámbar. No estarán ahí para siempre...