XXIV. Pesadilla

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Abrí los ojos, bostece y mire alrededor frunciendo el ceño, estaba oscuro, tal vez me había despertado a media noche, resople notando que esta no era mi cama, trague saliva, era un armario, ¿porque estaba en el armario? Sentía una opresión en el pecho, ¿que estaba pasando?

— ¿Donde estas, pequeña? — escuche su voz, sentí un escalofrió recorrer mi espalda, no podía estar ahí, no era posible, mis ojos se cristalizaron, sentía que no podía respirar, negué repetidamente diciéndome a mi misma que tenia que despertar, tenia que despertar ya. De repente abrió la puerta del armario, solté un pequeño grito empujándolo para correr hacia la puerta pero tropecé y caí, solté un alarido al sentir la bala atravesar mi pierna derecha soltando un ''Por favor'' repetidas veces, pidiéndole que me dejara, intente arrastrarme hacia la puerta pero es como si esta se alejara conforme yo iba llegando a ella, las lagrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, estaba asustada.

— Por favor no, por favor — susurraba llorando mientras me arrastraba. —  ¡Ayuda! — grite varias veces al darme cuenta que nunca llegaría a la puerta, grite y grite. Podía ver su sonrisa, le gustaba mi sufrimiento, estaba regodeándose de eso.

— Ámbar — escuche volteando, era como un susurro pero no había nadie a mi alrededor. —  Ámbar — volví a escuchar ahora mucho mas alto. — Despierta — sentí el grito en mi oído lo cual me hizo estremecer, abrí los ojos de inmediato, trague saliva viendo a Alex frente a mi, me tomaba de los brazos, mi respiración era acelerada aunque ya estaba mas calmada. — Era una pesadilla, era solo una pesadilla — susurro abrazándome y acariciando mi cabeza, trague saliva de nuevo, lo abrace con fuerza comenzando a llorar en su hombro. — Ya, ya esta bien — susurraba intentando calmarme. Asentí ligeramente separándome de el sorbiendo por la nariz, baje la mirada secando mis lagrimas.

 — Lo siento — susurre sorbiendo de nuevo y señale su hombro. El negó mostrando una pequeña sonrisa contestando un ''Esta bien, no importa''

— ¿Estas bien? — me miro a los ojos preocupado, asentí bajando la mirada avergonzada por todo eso, mis pesadillas eran cosa de casi todos los días, Susan Y Jhon se despertaban cada vez que tenía una  y venían a calmarme. — Okay, volveré a mi cuarto, buenas noches. — se despidió bajando de la cama y caminando a la puerta, lo único que pude hacer fue un intento de sonrisa por su amabilidad y preocupación a pesar de lo que había pasado horas antes en la entrada del cuarto. Quería que se quedara conmigo, quería sentirme segura, tenia esa sensación de que algo no estaba bien, abrió la puerta del cuarto para salir, vi la oscuridad asustada.

— ¡Alex!— grite viéndolo ahí, el me vio y volteo hacia la entrada del cuarto, le disparo en el pecho haciendo que el retrocediera y cayera contra mi cama —  No — solté con los ojos cristalizados de nuevo, todo había pasado muy rápido, ¿como era posible? ¿Como me había encontrado? El solo sonrió entrando al cuarto, trague saliva negando, podía oír los intentos de Alex para respirar, retrocedí, ahora me apuntaba acercándose cada vez, no tenia a donde ir, no podía huir. De repente abrí los ojos viéndolos a todos, Alex sostenía mis brazos, me estaba llamando, Susan y Jhon estaban en la puerta, negué con la respiración acelerada al igual que el corazón—  Tu estabas... — vi a Alex, las lagrimas comenzaron a correr por mis mejillas como lluvia, negué de nuevo sollozando, el soltó mis brazos y Susan se aproximo a mi y me dio una abrazo calmándome

— Esta bien, Ámbar, ya esta todo bien, solo fue una pesadilla, ya paso — susurro cerca de mi oído con su voz de madre, tranquilizándome poco a poco, solté un par de lagrimas mas asintiendo tartamudeando un simple ''Si''. Luego de un rato todos salieron del cuarto, ya estaba mas calmada, suspire volviéndome a acostar, cerré los ojos con fuerza. Deseaba no tener que revivir todo una y otra vez cuando la noche llegaba, mi propia mente jugaba conmigo, aun estaba asustada. Me dormí en cuestión de minutos mirando las paredes, sintiendo como si el estuviera escondido, era de verdad un batalla poder dormir por las noches.


Pain, tears and a promise | L. T. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora