Capítulo VIII

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Observé como más de un tentáculo salía de detrás de la espalda de aquella figura alta que emanaba terror. Me encontraba demasiado asustada como para no reaccionar gritando al ver lo que estaba pasando.

Uno de esos tentáculos se movió hacia Jeff con violencia y lo golpeó con una fuerza brutal mandándolo al otro lado de la habitación, donde se golpeó contra la pared. Escuché su quejido, pero por el rabillo del ojo noté como se levantaba, me encontraba paralizada pues ahora los tentáculos se movían frente a mi amenazando con tomarme o golpearme si era necesario.

Reaccioné a intentar escapar corriendo por su lado, apenas con la fuerza que tenía me erguí pero como era de esperarse uno de los tentáculos me tomó de las piernas haciéndome caer al piso, en segundos el mismo me había alzado en el aire y yo solo podía quejarme del terror. Estaba boca abajo y veía todo al revés, pero pude notar como Jeff corría hacia Slenderman y clavaba su cuchillo en el abdomen de este. El mismo se quejó y por inercia el tentáculo me soltó retrocediendo hacia el cuerpo que lo manejaba. Traté de encorvar mi cuerpo para no caer de cabeza y morir por la caída, logré recibir el impacto con la espalda. No soportaba más, no podía con la debilidad de mi cuerpo y mente, todo se veía tan distorsionado e irreal, deseaba quedar inconsciente de una vez antes que seguir agonizando con todo eso.
«Debo salir, debo escapar de aquí. Cualquiera de los dos me quiere para usarme, no puedo estar un segundo más en éste lugar»

Rodé sobre mi propio cuerpo e ignoré los fuertes golpes y gruñidos que sonaban a mi espalda, me arrastré hacia la puerta y me apoyé en el marco para pararme. No miré atrás.

Avancé por el pasillo y sin pensarlo entré al cuarto de Jeff, me dirigí a la otra puerta que había en la habitación, su baño, y me encerré allí. Tomó varias inhalaciones profundas, el dolor en mis sienes es insoportable y mis músculos se contraen fuertemente. No puedo permitirme un descanso.

Abrí la ventanilla, no era tan pequeña así que podía pasar por allí, me paré en el inodoro con mis extremidades temblando y asomé la cabeza, me impulse con las piernas que casi me fallan y conseguí pasar el torso, me ayudé con los brazos desesperadamente. Y aquí es donde sucede lo que temía, mis caderas se niegan a pasar, insisto con la poca fuerza que me sobra y solo logro hacerme daño. Angustia recorre mi cuerpo y me digo a mi misma que esto no puede estar pasando, me muevo de lado a lado tratando de zafar y me es imposible.

—No, no, no...—susurro al borde del colapso, tan solo puedo ver el bosque y la entrada de la casa muy distorsionada, temo de que pueda encontrarme, de que intente llevarme con él, aunque no podría sacarme ¿no?

Escucho la puerta de baño abrirse y niego asustada con mi cabeza, mi respiración se vuelve rápida, me ha encontrado.

—Por favor, no me lleves, no he hecho nad--

—Soy Jeff—dice, su voz sale un tanto débil pero aún posee su tono grave. Me relajo al saber que es él, pero de todos modos le temo, es igual de peligroso o podría ser peor—, ¿qué carajos te acaba de pasar?

—Intenté escapar y me quedé atascada, me siento muy mal, ¿dónde está el otro?—balbuceé, cada palabra iba acompañada de un puntazo en la cabeza.

—Simplemente se esfumó después de haberle clavado el cuchillo, acabo de traicionarlo, ¿entiendes? No es como si fuéramos puto mejores amigos, pero Eyeless... él me traicionó a mí. Por una niñata como tú. No sirves ni para huir. No debí hablarle confiado tu existencia—dice sin resentimiento.

Él simplemente no se hacía una idea de lo mucho que me dolía ahora la cabeza, de cómo se sentían mis piernas y el resto de mi cuerpo. Apenas podía sostenerme de pie.

—¿Me vas a ayudar a salir de aquí?—pregunté débilmente.

Escuché como soltaba una carcajada.—¿Disculpa? ¿Quién te crees que soy? ¿Un bombero? Después de todo lo que me causaste no te vendría mal un castigo.

Solté un suspiro tembloroso—. Voy a vomitar o desmayarme, me siento muy mal... Creo que esos ruidos me dañaron.

Escuché como se quedaba en silencio, tanto que creí que se había ido, hasta que habló—. Las interferencias de Slenderman son un grano en el culo.

Sentí como tomó mis piernas con sus manos y comenzó a tirar de mi. Solté un quejido.

—¡Eso duele!—grité, mis caderas se raspaban por la fuerza que ejercía Jeff tirando de mi.

—Con amor y cariño no vas a salir de ahí—respondió y con más fuerza volvió a tirar de mi hasta que sentí como todo mi cuerpo salía de la ventanilla pero con un ardor horripilante. Mis pies tocaron el inodoro pero fui incapaz de sostenerme con los músculos, me aferré a la ventana, mis extremidades inferiores no respondían.
Grité de impotencia y cerré los ojos, sentía la presión de la ventanilla en mis caderas, el dolor de cabeza insoportable, no tenía sensibilidad de las caderas para abajo. Las lágrimas se deslizaron por mi rostro.

—Oh, de nada—dijo irónicamente y giré la cabeza hacia él, iba a largarme a llorar cuando observé como tenía una mano en el abdomen y su sudadera estaba manchada de sangre, alcé mis cejas—. ¿Qué te sorprende? ¿Nunca viste a alguien herido? Pequeña inútil.

Observé como salía del baño sin esperarme y se sentaba en su cama a la vez que gruñía. Lentamente me dejé caer hacia la tapa del inodoro hasta que quedé sentada y apoyé la cabeza contra la pared, mis ojos no se despegaron de él.

—¿Qué estas esperando? ¿A que me quite la ropa?—preguntó con un tono borde pero siempre con su estupidez, ignoré la pregunta además de la punzada detrás del cráneo y hablé.

—¿Qué te pasó?

Bufó como si le molestara tener que decirlo, como si de una humillación se tratase—. Después de que salieras corriendo, saqué el cuchillo del cuerpo de Slenderman y él reaccionó golpeando con uno de sus tentáculos mi abdomen—dirigió su mirada al lugar herido y quitó la mano—. Esas cosas son letales, no contaba con que fuera a devolverme el golpe.

No sé que decir al respecto, no sé como reaccionar, trago saliva asintiendo.

—¿Y qué vas a hacer?—murmuré cerrando los ojos, casi sintiendo que rozaba la inconsciencia.

—Nunca curo mis heridas—dice seriamente negándose a cualquier propuesta.

—¿Cómo sobrevives entonces?

—¿Y a ti que te importa? No voy a morir si es lo que crees, hierba mala nunca muere—su tono de voz es extraño, como si su personalidad hubiese cambiado rotundamente a alguien totalmente frío—. Ve a tu cuarto y no me jodas.

Soy incapaz de decirle que no siento mis piernas, tampoco creo que le interese, si tuviera que decirme algo me ordenaría a arrastrarme hasta el cuarto incluso. Acaricio los bordes de la oscuridad, casi apunto de ser consumida por ella, no lo quiero, lo necesito. Necesito dormir, necesito no sentir.

Y él lo ha dejado más que claro, es un hijo de puta malagradecido. No sé como se me ha pasado por la cabeza preguntarle esas cosas, él no me ha ayudado a mí, solo me ha hecho peor. ¿Por qué siquiera le estoy hablando? Yo sé la respuesta, porque le tengo miedo. Temo de lo que pueda hacer. Es un psicópata, un asesino, ¿qué se puede esperar de una persona así? ¿Bondad?¿Humildad? Antes de poder excusarme, pierdo la consciencia.

«Abre los ojos niña, te encuentras frente a Jeff The Killer, no te dará nunca la razón, no te agradecerá y mucho menos será bueno contigo. Y si en algún momento lo hace, prepárate porque no durará mucho y será intercambiado por el terror que hará surgir en ti»

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora