Capítulo XV

2.6K 229 13
                                    

«Oh no... No, no, no»

Me encuentro en un estado de shock observando el cuerpo inerte de Lily que acaba de caer al suelo, frente a mis ojos. La sangre comienza a salir a borbotones, deslizándose bajo mis pies. Mi boca se encuentra entreabierta sin poder creerme lo que acaba de pasar, mis ojos dan paso a las lágrimas que no me molesto en retener, ya me da igual la promesa, Jeffrey y todo. Lily acababa de suicidarse frente a mis ojos y no pude reaccionar a detenerla. 

Algo comienza a ascender por mi garganta, es imposible detenerlo, mis piernas flaquean y mi estómago se contrae, antes de poder mirar a otro lado me encuentro vomitando. 

Es mi culpa, es mi culpa, pude haberla detenido y no lo hice, dejé que me quitara el cuchillo, soy una idiota, soy una idiota.

No noté que lloraba desconsoladamente hasta que mis oídos se agudizaron escuchándome a mí y a la pequeña risa que comenzaba a crecer de la garganta de Jeff. Me giré hacia él sin poder creerme que estuviera riendo. 

—Tú amiga es una cobarde, te ha dejado abandonada. Ha sido tan egoísta, ¿no lo ves? Pudo haber dejado que la mataras para salvarte pero decidió suicidarse—las carcajadas brotaban de su garganta como la sangre de Lily. Ella había tenido razón, no conocía a Jeffrey Woods—. Me ha facilitado el trabajo y no he tenido que mover ni un solo dedo.

Ella se suicidó, tal como me había dicho que Jeff quería, le ha dado la victoria, ¿por qué lo hizo? ¿por qué?
Mi pecho se contrae violenta y dolorosamente, el aire es escaso, siento que voy a morir. Mis ojos arden por las lágrimas feroces que caen.

La sonrisa de Jeff se había expandido considerablemente por la felicidad que todo esto le causaba y yo no dejaba de llorar, hacía el intento pero era en vano. 

Jeff pasó por mi lado rengueando, sin embargo no se detuvo ni dijo nada. Era suficiente con la pérdida de la única persona cuerda que me acompañaba. Sollocé hasta que no tenía más líquido por expulsar. Oí la puerta de su habitación cerrarse. Algo se había borrado de mí; la esperanza. Ahora estaba sola, encerrada con un maniático, ya no estaba quien me brindaba ayuda. ¿De qué servía llorarle a un cuerpo si ya no estaba el alma? Ya se había ido, era en vano rogarle que regresara.

Me arrastré débilmente lejos de su cuerpo, lejos del cuchillo y de la esencia de Lily. Me apoyé del marco de la puerta y me esforcé en levantarme. Me sentía desesperada y vacía al mismo, tiempo, esos sentimientos eran tan opuestos que parecían anularse entre sí, dejando algo neutro. Caminé con pasos apagados hacia la escalera ignorando que el cuerpo ya sin vida de Lily seguía en la cocina perdiendo sangre y subí a mi habitación. 

(...) 

Mis pies finalmente tocaron el piso de abajo con Jeff en la casa, hace una semana que no bajaba si descontamos las veces en las que él no se encontraba. Hoy me vi obligada a hacerlo, necesitaba comer algo, mi estómago rugía como un felino y me dirigí a la cocina.
La misma se encontraba vacía pero al tomar una vieja manzana que se encontraba en la heladera, los pasos de Jeff se escucharon. 

—Esto se ha vuelto aburrido por tu puta culpa, la casa parece abandonada porque no eres capaz de salir de la habitación, maldita sea mírate, pareces un fantasma. Ya no me divierto porque pareces un muerto—tomó mi hombro y me giró hacia él, se veía como siempre a diferencia de mí, mi rostro estaba demacrado, ya no conseguía dormir como antes. Mis facciones aún conservaba el temor a pesar de no ser muy visible. 

—Déjame, por favor.

—No seas ridícula. Tú no me das órdenes, pequeña perra—gruñó y sacó un revolver del bolsillo de su sudadera, mis ojos se abrieron y retrocedí con el corazón en la boca—. Tienes un arma...—sacó una bala del bolsillo de su pantalón y la colocó, empezó a girar el cilindro que contenía la bala—, y una bala. 

—¿Qué estás haciendo?—balbuceé apretándome contra la encimera

—Cállate—tomó mi mano y puso el arma, llevó el extremo del arma a su frente y habló—Si disparas y la bala sale, moriré y podrás escapar. Pero de no ser así, te someteré a una tortura. 

¿Qué clase de idiota hace una propuesta como esa poniendo su vida en riesgo? 
Las probabilidades de que saliera la bala eran de un 5% y perdería yo, no quiero tener que soportar otra de sus torturas.

—No haré esa idiotez, voy a perder, de seguro tienes algo planeado.

—¿Hay alguna manera de que yo logre colocar la bala en uno de los cargadores que no es el que efectuará el tiro? Estoy seguro de que no y si lo hay he de admitir que no lo sé. Dispara.

—No lo haré, tengo menos probabilidades de ganar—su mano sigue sosteniendo la mía en el arma y su frente permanece pegada al extremo de la misma.

—Naturalmente, estamos hablando de mi vida y una tortura, ¿cuál vale más? Dispara.

—No.

—¡Hazlo!

—¡No voy a hacerlo!

—¡Dispara, maldita perra cobarde!

—¡No quiero! ¡Déjame!

—¡Aprieta el gatillo, hija de puta!

Bajé la mano con fuerza separando su frente de la boca de fuego y mi dedo por accidente apretó el gatillo, la bala salió del cañón impactando contra el piso y el arma provocó un fuerte ruido. Salté en mi lugar.

La bala estaba en ese cargador. 

Había perdido la oportunidad de deshacerme de Jeffrey Woods. 

—Creo que me equivoqué cuando dije que no podías ser más idiota—pronunció burlón.



Sé que es corto y lo siento, mañana subiré otro más largo. <3 

Gracias por leer. 

Voten si les gustó. 

¡Un beso enorme! 

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora