Capítulo XVI

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De la oscuridad paso a una luz cegadora que poco a poco baja su tensión permitiendo que vea a mi alrededor. Estoy encerrada. Mis ojos captan cuatro paredes que se reducen al tamaño de un baño público, tan solo hay un inodoro y mis ojos por obligación se dirigen a éste. 
Un extraño ruido se escucha de las cañerías, como si algo dificultara el paso del agua. No puedo despegar los ojos de allí y de repente el agua se convierte en sangre que proviene de la tubería, grandes cantidades de sangre salen de allí y comienzan a llenar el inodoro, intento mover mi cuerpo pero parece no reaccionar, me desespera.

Cuando puedo reaccionar a moverme es cuando soy consciente de que no hay puerta. No puedo escapar. 

La sangre comienza a desbordar del inodoro y se desliza por el suelo hasta tocar mis desnudos pies, salía con tanta fuerza de la tubería que por un momento creí que sería una fuente de sangre. La misma comenzaba a subir y a tapar mis piernas, aumentaba a un tiempo irreal y cuando quise acordar, me estaba ahogando. 

Bienvenidos al parque de atracciones. 

Leí en el viejo y sucio cartel que se encontraba frente a mí, la madera parecía podrida y las letras apenas se entendían. Me encontraba en medio del bosque, las hojas y el piso se encontraban húmedos, al parecer había llovido. 

Avancé unos metros y una estructura se dio a ver, había un carrusel que giraba junto con una canción de las que suenan en las cajas musicales, la misma se escuchaba tierna pero comenzó a cambiar de tonalidad y se volvió escalofriante. El resto de juegos estaban detenidos, sucios y deteriorados mientras que éste estaba iluminado y en constante movimiento. La melodía no se detenía y su volumen aumentaba. Comencé a mirar a todos los lados asustada buscando de donde provenía pero no había nada. 

Mi vista volvió al carrusel y al lado había un niño, estaba vestido con un pantalón negro y una remera azul, su mano derecha tenía muchos globos juntos que se movían lentamente en el aire. Al observar lentamente pude notar como en los globos más altos asomaba una garra y pinchaba uno de los globos, intenté avisarle al niño pero las palabras no salían de mi boca, ni siquiera podía abrirla. Las garra siguió explotando los otros globos y el chico no parecía notar nada de eso. Me desesperaba no poder huir, mi cuerpo no se movía. 

Un aura negra comenzó a rodear por detrás al niño y una forma humanoide comenzaba a hacerse notoria, mis ojos se agrandaron enormemente e intenté gritar porque nunca había presenciado algo tan terrorífico como ésto. Ya casi no quedaban globos, tan solo dos y llegaría al niño. Explotó el penúltimo y el niño sonrió inocentemente. La garra acarició el último globo y lo pinchó, al romperse sangre se derramó por todas partes y una risa tenebrosa se escuchó. 

La figura se hizo más clara y pude observar a un monstruo que medía casi dos metros, vestía tan solo de negro y blanco, tenía unos dientes afilados que resaltaban en su sonrisa y una nariz en forma de cono. Observé como la mano contraria se abría frente al niño y revelaba unos dulces el cual el chico no dudó en tomar felizmente y comerlo. Lo que parecía un payaso comenzó a reír a carcajadas y tomó la cabeza del niño con fuerza para luego arrancarla de el cuerpo haciendo que sangre se desparramara. 

No pude gritar pero el terror en mi pecho era inexplicable, aquella figura tiró el cuerpo y la cabeza del niño lejos y comenzó a caminar lentamente hacia mí mientras yo negaba enloquecida en mis adentros. Cuando se paró frente a mí tan solo podía ver su torso ya que mi cuerpo no podía moverse y yo no podía ver su rostro. Sus garras se acercaron a mi rostro y no sentí nada pero cuando su mano se alejó de mi cara llevaba en ella un ojo. Era imposible que fuera mío, yo podía ver aún. Noté como comenzaba de agacharse y su boca se acercaba a mi rostro, lo único que podía ver eran sus afilados dientes, su boca se abrió y acercó su oscuridad interna a mí, llevándome a despertar de la pesadilla.

Mi pelo se pegaba a mi nuca por el sudor que me recorría, mi pecho subía y bajaba rápidamente y yo sentía que aún no había despertado del todo. Me negaba a mover la mirada de la pared, que fue lo primero que vi al abrir los ojos. El miedo me recorría de pies a cabeza haciéndome temblar en el lugar, me encontraba en una especie de trance porque no podía admitir que lo que vi fuera un sueño, esas cosas no se sueñan porque sí. 

Cuando pasaron minutos solo logré incorporarme con el corazón en la garganta y con una paranoia inmensa. Miraba a todos lados, mi mirada periférica captaba movimientos inexistentes y yo me convencía de que era el miedo, y así era ¿no? 

Logré levantarme de la cama y comencé a caminar en el cuarto de lado a lado tratando de distraerme con cualquier cosa que viera pero nada lograba captar mi atención. 
Observando las manchas de humedad en la pared de madera como hacía normalmente pude descubrir un hueco que al parecer se había formado porque la madera comenzaba a pudrirse. 

Acerqué mi dedo índice para tantear la zona y otros pedazos de madera se salieron haciendo el agujero un poco más grande, lo suficiente como para que pasara mi mano por allí. Por simple curiosidad y porque ya comenzaba a distraerme, metí la mano por allí y me asombré al notar que no había otra pared detrás ni se podía ver la otra habitación. Introduje mi brazo más adentro, ya se encontraba la mitad del mismo dentro y finalmente tantee algo, ¿una manija? Al tomarla y hacer un poco de fuerza se movió formando un círculo. Mi ceja se alzó. ¿Será una especie de puerta oculta? 

Comencé a darle más vueltas a la manija para ver si lograba abrir alguna compuerta pero a los segundos mi cuerpo se detuvo en seco, sentí que todos mis músculos se tensaban y mi paranoia volvía.

Una melodía comenzaba a resonar desde aquel agujero. 

Para ser más exactos...

La misma melodía del sueño.






¡Wolah! 

¿Qué tal les pareció el capítulo? ¿Les dio aunque sea un poquito de temor? xD 

Gracias por leer. 

Voten si les gusto. <3

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora