Capítulo VII

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Confusión vino a mi al escuchar sus palabras, «¿quién viene? ¿sería su amigo que intentó abusar de mi?» un escalofrío recorrió mi espalda logrando tensarme. No quería, tenía miedo de lo que pudiese pasar, intento abrir mi cuerpo y no recuerdo por qué, solo sé que estaba demente. Había oido a Jeff gritarle que buscara otra persona para quitarle los órganos, pero no podía ser él... Acababa de decir que lo había vendido, ¿quién más estaba en camino entonces? ¿podría salvarme?

Al no obtener más información por parte de Jeff hablé.

—¿Q-quién viene? ¿qué?—su mirada que se encontraba en el piso se dirigió a mi de golpe y temí.

—Ve a tu habitación y no puto salgas—acentuó en el monosílabo. Sea lo que sea que estuviera pasando debía ser importante, si él no quería que llegaran a mí, ¿era porque me iban a sacar de aquí?—. Si te veo en otro lugar que no sea ese cuarto, te mataré yo mismo sino lo hace otro antes.

Mi piel se erizó, mi pecho se contrajo atemorizada y casi pierdo el oxígeno de mis pulmones.

—P-pero, ¿qué sucede? ¿qué está pasando?—pregunté totalmente acongojada.

—¡Ve al jodido cuarto, AHORA, maldición!—Sus palabras fueron más que firmes, si unos bruscos pasos hacia mí y no necesite de más para comprender que debía salir de allí.

Asentí tragando saliva y me dirigí a las escaleras con rapidez mientras escuchaba a Jeff cerrar la puerta y poner tranca.
Paso por paso subía los escalones con un poco de rapidez, no quería tardarme, pero al llegar a la mitad de la escalera un fuerte ruido aturdió mi cabeza.

El sonido de interferencias me apretó el cerebro desde todas las direcciones y agonicé del dolor. Sentí que pronto la masa esa se escaparía por mis oídos. El ruido se intensificaba mediante pasaban los milisegundos y solo reaccioné a gritar, comenzaba a doler tanto que creí caería inconsciente una vez más. Me giré y vi a Jeff de cuclillas, al parecer el ruido también le afectaba. Mis piernas flanquearon y caí sentada sobre un escalón tapando mis oídos.

—¡No te pares, joder! Me importa una mierda si te duele, vuelve a la habitación de una vez—gritó, aunque le costó, parecía estar débil.

Atiné a asentir con un gemido de dolor y con todas mis fuerzas traté de seguir subiendo las escaleras, aunque mi cabeza daba vueltas no me detuve.
La sensación de cuando en los sueños intentas correr o golpear algo pero no tienes fuerza o comienzas a ir cada vez más lento se aplicó sobre mí, debía ser que esas interferencias estaban limitando las funciones de mi cerebro, modificando mi alrededor, era desesperante. Sentía que mis ojos comenzarían a sangrar por la presión. Finalmente llegué al pasillo y corrí, aunque juraba ver girar mi alrededor y sentía que iba a caer, pude llegar al cuarto y en el momento que entré, ese ruido se detuvo, caí de rodillas y me arrastré por el suelo agonizando.

No puedo describir el pánico y temor que me acaba de generar ésta situación. No sé que pudo causar ese molesto y doloroso ruido, me hizo sentir con náuseas y mareos, por un momento creí que iba a vomitar lo poco que había ingerido y comenzar a convulsionar. 

«Quién viene no puede ser humano... No puede ser. ¿Dónde me escondo? ¿dónde..?»

Al final decidí ir hasta el armario, lancé las frazadas sobre la cama y me metí en el hueco donde habían estado, mis dedos temblorosos fallaron dos veces en cerrar las puertas, hasta que lo logré.
No escuchaba a Jeff, no escuchaba ruido alguno en el piso de abajo y eso me alteraba. ¿Se habrá muerto? Espero que sí. Aún así no le encuentro explicación a lo que acaba de pasar. Puedo sentir el miedo haciendo palpitar mi corazón, llegué a creer que hasta podían escucharse mis latidos. Mi respiración era tan agitada, los sollozos se filtraban entre mis dientes y apreté la palma de la mano contra mi boca. 

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora