Capítulo IX

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Han pasado unos tres días desde el ultimo encuentro que tuve con Jeff en su habitación, después de aquello no he hablado con él, simplemente he salido de mi cuarto para ir al baño en el piso de abajo e ir en busca de cerveza, que es lo único que me da. Varias veces traté de acercarme a la puerta principal sólo pata descubrir que está cerrada con tranca, todas las ventanas están tapeadas con madera.

Pocas veces me he cruzado con él en el transcurso de estos días, él tan solo finge no verme, no ser consciente de mi presencia y en cierto modo me molesta. ¿Por qué me tiene aquí aún? Yo no puedo evitar temblar cada vez que pasa cerca de mí, aunque ni siquiera me mira, siento temor de su cuerpo. A traído otras personas a la casa, lo sé porque he escuchado risotadas y han sido más de una persona... Aunque estoy segura que debe ser un monstruo como lo es él. Las carcajadas a la madrugada me han despertado, también me han impedido dormir, incluso he escuchado gemidos y no pues evitar preguntarme que estaba pasando en su habitación. Tan solo pude recurrir a tapar mis oídos con la esperanza de dormirme y no despertar horas después por la misma causa, no puedo evitar llorar recordando mi antigua vida y preguntándome donde estará Susan.

Deduzco que será el mediodía o algunas horas pasadas, pues el sol ya no pega en mi ventana y mi habitación parece estar oscura completamente de no ser por la poca luz que escapa entre las ramas de los árboles llegando a mi cuarto.
Me encuentro acurrucada contra el respaldo de mi cama, observando fijamente la pared del frente. Trato de entretenerme buscándole formas a las manchas de humedad o crear historias de como podría liberarme de este encierro y huir de Jeff.

Mi distracción con la pared es interrumpida cuando siento la necesidad de orinar, traté de forzar mi mente a pensar en otra cosa y quitar las ganas pero es en vano. «¿Qué mierda? Hace diez minutos fui al baño» No quiero salir por miedo a reencontrarme con Jeff, aunque hoy no lo he visto y la casa parece más solitaria de lo normal, lo cual me alivia. Aunque soy consciente de que tiene todo bajo control. Puerta principal trancada, lo sé porque la primera vez que noté su ausencia intenté escapar sin resultados. Todas las ventanas cubiertas, excepto la del baño de Jeff y bueno, no tengo buenos recuerdos con ella. 

Suspiro y decido ir a la planta baja, con suerte podría evitar verlo y descargaría mi vejiga. Bajé mis pies haciendo contacto con el piso de madera que rechinaba cada vez que daba un paso. Estaba descalza, pero eso no me importaba, tan solo me ensuciaba los pies y con suerte no me agarraba hongos que me comieran la carne.
Abrí la puerta con sumo cuidado intentando hacer el menor ruido posible, aunque ahora que lo pienso no es como si Jeff tuviera un gran oído capaz de captar el chirrido de la vieja puerta, así que me despreocupe por ello.

Salí del cuarto y avancé por el pasillo rápidamente, pasé con temor frente a la puerta de Jeff y bajé las escaleras, esto parecía ser una misión de como llegar al baño sin ser descubierta. Al llegar al final de las escaleras fui hasta detrás de ellas y entré al baño soltando un suspiro. Hice mis necesidades e inevitablemente fije mi mirada en el sucio espejo, donde podía observarme.

Había cambiado tanto, estaba descuidada y demacrada, no me había preocupado por mi salud en mucho tiempo por tener en la cabeza el constante miedo hacia Jeff. Tenía ojeras en las ojeras, mis labios resecos estaban rasgados, mi piel estaba sucia acompañada de algunos moretones que realmente desconocía su causa y mi pelo parecía un conjunto de nudos, me sentía mal al ver todo esto, pero ya había llorado suficiente en la madrugada.

A pasos silenciosos salí del baño, mi mirada se intercaló de la cocina a la escalera y decidí ir a tomar un trago de cerveza.
Pasé el marco de la puerta y caminé hacia la heladera cuando con mi pie pisó algo duro y frío. Mi nariz se arrugó y mis ojos se entrecerraron en signo de dolor y retiré la extremidad dejando a la vista una pequeña argolla en forma semicircular que se encontraba prendida al suelo.

Alcé una ceja, era algo que no había notado antes por el simple hecho de que era la primera vez que iba a la cocina sin calzado. Acerqué mi mano hacia el objeto y tiré de el. No hubo movimiento alguno, quizás simplemente es un adorno aunque poco sentido tiene si se encuentra en el piso. Volví a ejercer fuerza y ésta vez hubo un movimiento hacia arriba de unas cinco tablas. Mis ojos se abrieron con impresión y volví a tirar para que finalmente una extraña puerta se abriera.

Lo único que podía ver en ese instante era unas escaleras dirigiéndose a la oscuridad, miré hacia todos lados con temor esperando a que no haya hecho mucho ruido, si es que Jeff se encontraba por aquí y podía oírlo. Volví la mirada y al entrecerrar los ojos forzando mi vista a acostumbrarse a aquella oscuridad pude divisar una pequeña cadena que colgaba de el techo sobre la escalera.

Di unos pasos y bajé lentamente por la escalera acercándome a aquella cadena, al estar a centímetros la tomé en mi mano y tiré de ella hacia abajo, en ese instante una luz se prendió más abajo, al final de las escaleras y apenas pude divisar unos estantes y parte de lo que sería una mesa. «¿Es esto un sótano? ¿Será uno normal o habrá cosas extrañas allí dentro?»

Mis pensamientos se esfumaron rápidamente y mi mente se nubló cuando escuché la puerta principal cerrarse.

Había vuelto.

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora