Capítulo XIX

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¿Cómo pude permitir que fuera más lejos? Hace unos segundos no era consciente de lo que acababa de dar a paso, pero ahora sé que estuvo más que mal. Inevitablemente me sentí asqueada. Después de todo lo que ha hecho no puedo permitirle que se acerque de esa forma.

Jeffrey se separó de mí con una sonrisa de satisfacción y no mencionó nada, simplemente se limitó a salir de la habitación como si nada hubiese ocurrido. Mis ojos siguieron su figura hasta que desapareció por el marco de la puerta y mi mirada volvió atónita al frente. Me encontraba absorta en mis pensamientos; ¿por qué Jeff hizo eso? 

La escena se repetía constantemente en mi cabeza, pero eso sólo me provocaba náuseas de alguna forma. La sensación de sus labios ásperos, resecos, y el olor a azufre parecían no abandonarme. Era torturador.  

Después de permanecer unos minutos con la mirada perdida y tratando de encontrar una respuesta a tal acción realizada por el psicópata, me digné a salir del cuarto. Principalmente quería ir al baño y luego tenía la idea de ingerir algo, no comía hace días. Caminé por el monótono pasillo dirigiéndome a las escaleras, mi mirada no se desvío hacia la puerta del cuarto de Jeffrey, posiblemente se encontraría allí o fuera de la casa—deseaba que fuera la segunda opción—. Al pisar los últimos escalones y dirigirme a la cocina advertí que el cuerpo de Lily ya no se encontraba allí, pero en su lugar una enorme mancha de sangre seca se hacía ver. Mi estómago se revolvió y mis ojos se cristalizaron. 

Noté que mis pies se habían dirigido a la cocina y no al baño, supuse que fue por la costumbre que las visitas a Lily generó. Giré sobre mi propio eje y volví al living para avanzar hacia el baño. 

(...)

Efectivamente Jeff no se encontraba en la casa y me sentí aliviada por eso, después de lo ocurrido lo que menos esperaba era volver a reencontrarnos y quien sabe que haría el morocho. Quizás haya un malentendido que deba aclarar, no deseaba en lo más mínimo que Jeff quiera ir más lejos, debo hacerle entender que fue una simple reacción no separarme de él. Sin embargo, no descartaba la idea de que respondiera negativamente, por lo cual tendría sumo cuidado en las palabras que fuera a utilizar. 

La casa se encontraba en la miseria, sus paredes estaban cada vez peor; la humedad logró deteriorarlas y no comprendía como no se había caído abajo. Si tan sólo Jeff considerara la idea de desplazarnos a otro sitio yo aprovecharía la situación para huir, pero de todas formas debería planearlo detalladamente, Jeffrey no es tonto. Veía esperanzas en esa opción. 

No encontraba algo para distraerme, ya había inspeccionado al cien por ciento la casa y no había detalle que no conociera. Las tablas que estaban frente a la puerta se hundían si las pisaban con normalidad, dos de los cuadros que se encontraban juntos sobre la estufa tenían la función de tapar un enorme agujero en la pared, en pleno aburrimiento lo había descubierto y aún me generaba curiosidad el saber como se había formado. De vez en cuando por los palos del techo se podía ver alguna que otra rata correr de lado a lado, ya estaba acostumbrada pero cuando lo noté la primera vez me encontraba asqueada. Podría describir muchísimos detalles más pero al recordarlos solo podía preguntarme como era posible que Jeff viviera de este modo. 

En mi antigua casa—que aún sigue siendo mía pero me vi obligada a abandonarla por un inesperado secuestro por parte de un psicópata—todo se encontraba en orden. Aunque no era una persona obsesionada con la limpieza la mantenía bastante bien para vivir sola y estudiar a la vez. Mis padres me habían obligado durante mi niñez a limpiar la casa mientras ambos trabajaban, al llegar analizaban cada lugar y si encontraban algo inaceptable permanecía la noche encerrada en el sótano con algunos juguetes. Ese era mi castigo y de pequeña creía que lo merecía pero ahora soy consciente de que fue una locura por parte de mis progenitores. Ese castigo generó que fuera tan quisquillosa con la limpieza, pero viviendo aquí parece imposible lograr que la casa se vea pasable. Aunque ahora que lo pienso podría distraerme con tratar de que el lugar se viera aceptable. 

(...) 

Conseguí encontrar un trapo dentro del armario de la habitación y lo utilicé para liberar el living de la gruesa capa de polvo que allí abundaba. Logré que esa habitación se viera un poco mejor pero aún hacía falta limpiar detenidamente los lugares a la vista. El living era lo bastante grande como para mantenerme entretenida por unas dos horas hasta que Jeff llegó. 

La puerta rechinó captando mi atención y giré mi cabeza para contemplar a un Jeffrey neutro, como siempre. Su mirada inspeccionó el lugar y alzó una ceja un tanto confundido hasta que su mirada recayó en mí. Una mueca de burla se hizo presente en su rostro. 

—No eres tan inservible como creía...—dijo mientras caminaba y observaba la repisa sobre la chimenea; había sacado el polvo y arreglado los adornos que se encontraban ahí—, lograste que ésta pocilga no se viera tan penosa.

Erguí mi espalda y me giré hacia él. 

—Simplemente lo hice porque me encontraba aburrida—confesé. 

—Pues ahora tienes una razón, quiero que limpies toda la casa—dijo con una mirada superior y mis cejas se alzaron con sorpresa, creí que sería momento de enganchar el tema de abandonar el lugar. 

—¿Por qué no mejor abandonamos el sitio? En cualquier momento se derrumbará, la humedad está pudriendo la madera—dije con ansiedad. 

—¿Desde cuando tú dices que hacer?—preguntó con molestia. Estaba claro que no le gustaba que yo en especial aportara ideas. 

—Es solo una sugerencia...—respondí benévola. 

Su mirada me inspeccionaba desde arriba,—me sacaba unos cuantos centímetros—parecía considerar la idea como yo esperaba pero estaba claro que no era una persona que pudiera conseguir una casa en cuestión de segundos, o quizás sí. No debía subestimarlo. Pero si pudo entrar a mi hogar y sacarme de allí, estoy segura que podrá hacerlo nuevamente. Aunque implica deshacerse de los dueños, ¿no? De lo contrario podrían llamar a la policía. Quizá mi sugerencia ahora no parecía una buena idea, pero decirlo solamente levantaría más sospechas, aunque mi propósito fuera escapar durante el viaje y eso quizá no implicara ninguna otra persona.

—¿Estás escuchándome? Joder, no sé para que me sugieres algo si después no vas a puto oírme—vociferó con molestia y di un respingo.

—L-lo siento, ¿qué decías?—pregunté con temor. 

Jeff apretó la mandíbula. 

—Dije que estaría bien, pero que me ayudarás a conseguir otro lugar. No puedes negarte, fue tu idea y deberías de tener protagonismo en esto, ahora, déjame pensar bien cómo pondría en marcha ese plan—sonrió con malicia. 

Espero no estar haciendo mal...







OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora