Capítulo V

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Después de que ese maniático dejó de torturarme salió de la habitación trancando la puerta y no volvió. Yo no paraba de llorar y maldecir, mis heridas dolían como el infierno aunque no dudaba de que pudiesen infectarse. Me había dejado atada allí, con las cuerdas estrangulando mis muñecas y tobillos, con las lágrimas secas en mi rostro y la desesperación apretando mi pecho.
«¿Por qué yo? ¿por qué me pasa esto a mí? ¿por qué entre tantas personas yo? Esto no puede estar pasándome, tiene que ser una pesadilla, no puede ser real»

A pesar de todo eso, en este momento solo una pregunta permaneció en mi cabeza por el resto de horas «¿Por qué se robó mi retrato?»

Me golpeó de una manera tan fuerte cuando insistí en saberlo, y eso hizo que mi curiosidad y terror aumentase. ¿Qué oculta al respecto? O quizás yo estoy haciéndome ideas estúpidas y simplemente lo robó porque sí. ¿Porque sí...?
No pude pegar el ojo en toda la noche, mi mirada solo se dirigía a aquella ventana tapeada con una ranura de cuatro centímetros la cual solo me daba vista a unos míseros árboles y un cielo oscuro, ¿donde estamos? No tengo idea, solo espero no estar muy lejos de casa, lo suficiente cerca para que rastreen algo, su coche, por la matrícula, si es que siquiera tenía. Mi teléfono ya era historia, hecho pedazos contra la pared, si tan sólo no hubiera atendido quizá habría logrado tenerlo conmigo más tiempo, o de lo contrario me lo habría quitado sin ningún tipo de avance.

Lo único que escuchaba era el sonido de una televisión debajo de mi, eso quiere decir que la casa tiene dos pisos, ¿no?
Ni siquiera escuchaba alguna voz, creo que solo estábamos él y yo, eso me angustiaba, joder. A las tantas de la madrugada pude sentir voces en el piso de abajo, no podía distinguir cuantas personas eran y tampoco entender lo que decían. ¿Es buena la persona que Jeff trajo? ¿o es igual de psicópata que él? Escuché pisadas que aumentaban su volumen, como si estuvieran más cerca, un temor se hizo presente así que sólo fingí estar dormida.

La puerta se abrió y yo apenas abrí un poco mis párpados, como si estuviera entrecerrando los ojos, divisé la figura de Jeff y de otro tipo con una extraña máscara azul que tenía dos grandes cuencas negras en la zona de los ojos.

—¿Esta es la chica de la que tanto hablaste?—preguntó el desconocido—, no esta mal... Joder, ¿ya le has hecho eso en su primer día?—soltó una risa y Jeff le calló.

—Se lo merecía, por su culpa casi me atrapa la policía.—dijo el de pelo chamuscado excusándose de lo hecho.

—¿Acostumbrado a que no te den problemas?—respondió el otro.

—Normalmente no lo hacen porque les arranco la maldita vida antes de que puedan siquiera reconocer lo que está ocurriendo—confesó Jeff, mi corazón se apretó con miedo. ¿Qué quería decir con eso?

—Qué sanguinario...

—Eres el menos indicado para hablar, Eyeless.

—¿Y cómo la encontraste?

—Vamos abajo.

Sentí como la mirada del chico de máscara se posaba en mi y recorría todo mi cuerpo, comenzaba a sentirme incómoda y no separaba su mirada. Pude ver como Jeff tomaba al chico de la ropa y lo tironeaba fuera del cuarto con una cara no muy amistosa, no parece haberle gustado que me mirara por tanto tiempo. El asesino me dio una última mirada y cerró la puerta.
«Vamos abajo» La casa es de dos pisos.
Tomé aire sintiéndome aliviada por la ausencia de ambos pero ahora otra duda surgía en mi.
«¿Jeff habla de mi?»

Finalmente pude conciliar el sueño, descansar y huir de lo que ahora me rodea.

(...)

Comencé a despertar porque sentía un extraño tacto en mis piernas que subía a mi abdomen y pecho, sentía como algo apretaba mis senos y fue ahí cuando desperté de golpe, viendo sobre mi al chico de máscara azul. Él se percató de mi despertar y tapó mi boca con su mano, afuera ya estaba amaneciendo.
Comencé a mover mi cuerpo de todas las maneras posibles aunque estuviera atada.

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora