Capítulo X

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Antes de huir mi cabeza razonó el hecho de que sería evidente que alguien entró sino apago la luz, en segundos la misma me había dejado a oscuras pero eso no me detuvo, salí de aquel lugar a una velocidad inexplicable pero con un miedo asombroso, traté de hacer el menor ruido posible para no alertar a Jeff y es indescriptible el alivio que me recorrió cuando escuché como se cerraba la puerta del baño. Había ido directamente allí.

Bajé la puerta lentamente y luego me paré sobre ella para asegurarme que no hubiera muestras de que se había abierto.
Para disimular, rápidamente tome una lata de cerveza de la heladera y abrí. Ahora tenía la garganta como un lija.

No debía correr si quería volver a mi cuarto pues no había nada sospechoso en mi saliendo de la cocina, ¿cierto?
Tal como lo dije lo hice y en el momento que menos quería pero más oportuno posible, se abrió la puerta del baño dejando ver a Jeff, su sudadera nunca había estado tan roja de sangre y eso me dejó inerte. Creía que solo mataba en la noche pero al parecer Jeff es más que eso, a pesar de tenerme secuestrada en su casa por razones desconocidas, él seguía matando personas. Me pregunto si seguía en el pueblo. Me arrepiento de haber cruzado el living con tanta confianza. Inevitablemente mi cuerpo se detuvo a presenciar todo y me maldije internamente por ello. Él subió su mirada la cual estaba en sus pantalones y se dirigió hacia mí. Terror, terror es lo que siento ahora mismo, y debo admitir que las ganas de orinar han vuelto.

—¿Qué tanto miras, idiota?—habló después de tanto tiempo, pero de algo estaba segura, si no lo hacía yo, lo haría él.

No le respondí, ¿qué sentido tiene que lo haga? Al fin y al cabo Jeff siempre tiene la razón, o ese parece ser el pensamiento que quiere incrustar en mi cabeza. Y si no respeto eso, ya sé como puede acabar todo esto.

—Oh, ya entiendo... Juguemos a ignorar a Jeff—dijo un tanto irritado—, eso solo empeora las cosas entre tú y yo, querida Em—caminó lentamente hacia mi—. No creo que te guste subestimar, puedo ser peor de lo que crees. No has visto nada aún, pero tranquila, no desesperes, cada cosa a su tiempo, de lo contrario no podrás disfrutarlo-sonrió más aún de lo que su sonrisa marcada mostraba, espeluznante.

—No estoy haciendo nada para provocarte, Jeff...—dije tratando de escapar de sus palabras, haciéndolo entrar en razón, aunque eso es imposible, ¿cómo haces para que un psicópata razone?

—¿Estás dando a entender que tienes que provocarme para yo poder divertirme?—negó con un siseo—. Estás equivocada, cariño—se acercó—. Eres de mi propiedad, lo cual me permite hacer contigo lo que sea, cuando sea, y donde sea... ¿Quedó claro? Pequeña ilusa.

No sé que hacer con él, sino le respondo se enfada, si le respondo estoy equivocada, es un asesino y me matará si es necesario, no puedo descuidarme, una mala acción mía y puede costarme la vida.

Podía observar como comenzaba a reír como el psicópata que es, de una forma escalofriante que me hizo erguir la columna rápidamente. Caminó hacia mi y cuando creí que el fin se acercaba, pasó por mi lado chocando su brazo con mi hombro—gracias a los centímetros que me sacaba—de forma brusca. Subió las escaleras y se escuchó el portazo de su cuarto.

(...)

Han pasado tres días desde el último encuentro y no he podido dejar de pensar en aquel sótano. Me he dedicado a observar a Jeff sin ser vista, con el fin de poder tener conocimiento sobre su rutina.
Lo único que he podido averiguar es que se va a las 4pm y vuelve sobre las 7pm, por lo cual he decidido que hoy es el día, me arriesgaré.

Escucho la puerta principal cerrarse y espero unos cinco minutos para asegurarme de que no vuelve por alguna cosa olvidada u otra razón. Salgo de mi habitación lo más rápido posible, bajo las escaleras y me dirijo a la cocina. Suelto un suspiro de temor aunque la adrenalina recorre mi cuerpo ya que de todos modos, Jeff puede volver cuando lo desee.

OBSESIÓN DESTRUCTIVA [Jeff The Killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora