♦CAPITULO 6♦

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-¡OYE, TEN CUIDADO!- Exclamé molesta al sentir un cuerpo chocar contra el mio.

- Ensima de torpe, Sordo - masculle levantándome del suelo adolorida.

Vi una silueta correr hasta desaparecer por una puerta, frunci el ceño y me dirigí hacia allí.

-¡SAM!- oí una voz llena de felicidad. ¿Sam? ¿De donde me sonaba ese nombre? Ahh ya lo recuerdo, era el nombre del hobbit que me trato con mal ayer, agh como olvidarlo, para colmo de seguro fue el quien me empujó.

- No se a apartado  ti desde que llegó - comento Gandalf. "De seguro es Frodo" pensé, abrí la puerta y al verlo confirme que si era el.

- ¡ Selene! ¡Que bueno que has llegado!- exclamó Gandalf con una enorme sonrisa - ven te presentare a Frodo - dijo moviendo su mano hacia el. Lo mire dudosa, ante la mirada desconfiada de Sam y me acerque lentamente.

- Soy Selene hija de Ikander y de Neferet - me presente estirando mi mano hacia el.

- Frodo Bolsón - contesto estrechando su mano gustosamente con una amplia sonrisa.

- Un gusto, eh oído que tu tragiste el anillo de la comarca hasta aquí - comente con  administración. El anillo era muy fuerte y la maldad que transmitía podía corromper a cualquiera con tan solo verlo y este hobbit fue tan valiente de cargar con semejante peso.

- Si, así es - afirmó, yo asentí y mire a Sam quien aun tenía su mirada penetrante en mi.

- ¿Sabes? Debes dejar de ser tan desconfiado de mi, no me conoces y no deberías de juzgarme de esa manera, el otro día heriste mis sentimientos con tus palabras, no te pido una disculpa pero si al menos algo de respeto - dije sincera mirándolo los ojos de Sam . Estuvo unos minutos así pero no dijo nada. Frodo nos miraba confundido por mis palabras.

- Deberías considerar sus palabras Sam - opino Gandalf serio, pero aún así ninguna palabra salio de el.

Suspire y me aleje de allí no sin antes despedirme de Gandalf y dando mis mas apreciadas palabras hacia Frodo por su rápida recuperación, dicho esto me fui dando una ultima mirada a Sam que miraba el suelo pensativo.

Camine tarareando una de las canciones de mi madre y pare en seco al ver a un cierto elfo de cabellos rubios sentado en un banco trazando con sus dedos su arco.

Contuve el aire para seguir mi camino sin ser vista pero una pequeña hoja crugio debajo de mi pie. Para un oído humano ni siquiera sería escuchado pero la audición de un elfo era poderosa.

- Si quieres huir haslo más disimulado- dijo legolas levantando la mirada de su arco. "Maldita superaudicion " pensé apretando mis dientes.

- No intentaba huir - contradije sin muestras de nervios aunque en mi interior parecía una gelatina andante.

- Lo que tu dijas - afirmó con una sonrisa, aparte la mirada y mordi mi labio inferior. - Es estaba buscando - comento buscando que lo mirara y eso hize.

-¿Que?¿Porque?¿necesitas algo?- Pregunte curiosa.

- Ayer te fuiste corriendo y pensé que te había dicho algo que te incomodo y quería pedirte disculpas - confesó arrepentido casi río al escucharlo disculparse, el no había dicho nada solo fui yo y mi estupidez.

- No, tu no has hecho nada, fui yo la que me fui sin razón - el me sonrio aliviado que hizo mi cuerpo temblar - Solo que... La verdad es que no tengo escusas y por eso yo te debo una disculpa - conteste, obviamente mentía, pero no podía decirle, si me fui porque descubrí que siento algo por voz gracias a mis ojos, ¡no! Eso sería un caos.

- No importa, ahora si no le molesta, le gustaría dar un paseo conmigo - propuso estirando su brazo hacia mi. Lo dude unos segundos, no por el, sino por mi, no quería hacer  ninguna tontería.

- Claro - acepte tomando su brazo para luego ir junto a él hacia los jardines de Rivendel.

(...)

Las horas pasaron volando junto a él, de pronto la luna y las estrellas a su alrededor se hicieron presentes iluminando el cielo. Estuvimos hablando de muchas cosas, el me contó de sus aventuras, en especial la que hizo junto a Bilbo Bolsón para derrotar al dragón Smaug, me hablo de lo estricto que era su padre, del vacío que sentia al perder a su madre es su nacimiento, también me contó hacerca de su pueblo, el bosque negro, y que el era el príncipe, la verdad es que no me sorprendió, después de todo tenía una característica elegante en sus palabras y su manera de ser, me contó sus gustos y disgustos, sus defectos y favores, en verdad era... Más de lo que imagine. Yo por mi parte le conté sobre mis padres, tratando de no liberar ninguna lágrima, de mis años encerrada en Broceliande, en mis poderes y mi origen, las historias que había leído en ese libro que me presto Elrond. Legolas se había sorprendido mucho al saber de donde eran mis orígenes y me contó que su padre le había contado muchas historias de ellos. También le conté algunas de mis aventuras diarias, de mis rutinas, mis cosas favoritas y lo que no soportaba.

Fue un lindo momento de a poco nos íbamos conociendo estableciendo lazos. Su forma me atrajo aun más e incluso me volvió a decir que mis ojos estaban más rosados que el día anterior casi quize desaparecer en ese momento, pero no volvería a cometer el mismo error.

- Fue un gusto haber pasado tiempo contigo - dijo dejándome enfrente de mi habitación. Sonreí y conteste.

- A mi también me gusto, espero que se pueda repetir, eres la segunda persona que me ha dado una oportunidad para conocerme - co fase algo avergonzada.

- ¿la segunda? - pregunto sonriendo.

- La primera fue Gandalf - conteste.

- Será un gusto volver a pasar tiempo contigo otro día - dijo sincero.

- coincidimos entonces - murmure sonrojada. El río y acercó sus labios a mi mejilla dejando un cálido  y suave beso allí. Me había dejado en las nubes y es ese momento supe que el sería mi amor eterno.

El corazon de un Angel -Legolas Y Tu -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora