Draco

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"¿No es obvio? ¡Quiero a Ron!" 

No podía parar de darle vueltas en la cabeza a esas palabras de Granger. Después de aquello, nos habíamos besado. Por segunda vez.  No entendía a la castaña. Más bien, no entendía por qué hacía lo que hacía. ¿Por qué confiaba en mí? ¿Por qué me besaba? ¿Qué veía en mí? 

Y, lo más importante, ¿qué veía yo en ella? Fuera lo que fuese, había conseguido desviarme de mis propósitos. Llevaba semanas sin practicar con el armario evanescente. Sabía que aquello me exponía a un gran riesgo. Sin embargo, ya no tenía la necesidad de encerrarme en la sala hasta que me saliese bien. 

Me encontraba una noche más mirando el techo de mi habitación de Slytherin mientas pensaba en todo esto. Oí unos pasos que me sacaron de mi ensimismamiento. Al principio, pensé que era Pansy, dispuesta al siguiente asalto. Pero quien cruzó la puerta era un chico. 

—Zabini— dije, más para mis adentros. 

El chico me miró. A pesar de que compartíamos habitación, llevábamos mucho tiempo sin vernos. Él intentaba dormir en cualquier otro cuarto. Comprendía que quisiera esquivarme. 

—Malfoy— contestó él, en un tono de voz cansado.

Quería preguntarle qué estaba haciendo allí. Si había solucionado las cosas con Pansy o simplemente se había cansado de los otros dormitorios. Pero no me atrevía a hablar y romper el hechizo de la situación. 

—No fue tu culpa— fue lo único que dijo. 

—¿El qué?

—Lo de Pansy. Tú creías que todos lo sabíamos. No sabías que yo realmente estaba enamorado de ella. 

Solo asentí con solemnidad. Mi amistad con Blaise siempre fue fría. No necesitábamos explicaciones. Y, ni mucho menos, nos pondríamos sensibles ante una reconciliación. 

***

Días después de mi reconciliación con Blaise, caminábamos por los pasillos de Hogwarts tranquilamente. 

—¿Cómo lo llevas?— me preguntó de pronto. Yo sabía a lo que se refería. Me sorprendió que lo mencionara porque se había convertido en un tema tabú, junto con el tema de Pansy. 

—Llevo tiempo sin pensar en ello— respondí francamente. Era agradable poder confiar en alguien sin tener que preocuparte de que sea del bando equivocado. 

—Bueno, me alegra de que no estés tan obsesionado, pero es peligroso de que te olvides del tema.

Su voz sonaba preocupada. Casi aterrada. 

—No importa. En serio, no es necesario que tú pienses en eso. Son mis asuntos. —A pesar de que intenté no ser frío, no lo conseguí. Blaise incluso se echó un poco para atrás. 

—Oye, cambiando de tema. Siento que te tengas que poner con la sangre sucia por nuestra pelea. Quizás Slughorn acceda a cambiarnos...

—No es necesario— lo corté. Disfrutaba la cercanía de Hermione, aunque nos quedásemos en silencio y fuésemos cautelosos con nuestros roces. 

Iba a añadir algo más, pero noté un golpe en mi brazo. Como si alguien se hubiese chocado conmigo. Sin embargo, al mirar hacia los lados, no vi a nadie. Pensé que ese maldito de Potter me estaba espiando con su capa de invisibilidad. Miré a mi alrededor y vi un diminuto papelito en el suelo. 

Al tomarlo, mi amigo me miró extrañado. 

—¿Qué haces en el suelo?

—No lo sé. Es como si... como si él me llamase— mentí. 

—Yo te cubro. Diré que estás indispuesto. Tienes que seguir.

Yo asentí y me dirigí a la Sala de Menesteres. Clase de Transformaciones era una completa pérdida de mi tiempo. Además, llevaba demasiado tiempo sin tocar el armario. 

Entré intentando que no me vieran, aun con el papel en la mano. Me dispuse a leerlo antes de hacer nada. La letra era muy pequeña, o eso parecía al principio. Conforme más leía, más grandes se hacían las letras, desplazándose por el papel. 

«Malfoy:

Ni siquiera sé por qué me arriesgo a escribir esto. Tampoco sé si te lo llegaré a entregar. Supongo que necesito hablar con alguien. Me siento ridícula al hacer esto. Pero quiero decírtelo. Me gustaría que pudieses venir a la Fiesta de Navidad de Slughorn. Me encantaría poder ir contigo, viendo cómo está la situación. 

Pero hay tantas cosas en contra... Para empezar, tú tienes que cumplir tu misión. La misión de lord Voldemort. Además, soy amiga de Harry Potter. No podríamos ser amigos en la vida. Y, bueno, por último, seguro que un Malfoy como tú no quiere ir a una fiesta con una Sangre Sucia como yo. 

Bueno, eso solo es una de las miles de cosas que tengo en la cabeza. ¿Quieres reunirte en la lechucería a medianoche para hablar? Entiendo si no vas. Pero te estaré esperando.

Atentamente, tu enemiga.»

Granger... 

¡Cuánto quería yo asistir a esa dichosa fiesta en ese momento! Algo en mí se removía cuando ella quería pasar tiempo conmigo. ¿Qué podía perder yendo a una nueva reunión con ella? De todas formas, dudaba que pudiese conciliar el sueño. 

¿Enemigos? | Dramione | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora