El tiempo pasó, y Granger había cumplido su palabra, a pesar de lo mucho que yo lo odiaba. No podía soportar que hubiese desaparecido de mi vida de esa manera. Había llegado en un momento de crisis, y realmente cuando la necesitaba en ella. Pero se había ido, dejándome un vacío que había tenido que llenar con incertidumbres y acciones que me cubrían de remordimientos.
Pero, sin duda, la peor estaba por llegar.
Aquella noche de marzo, escuché sollozos fuera de la Sala de los Menesteres. Parecían de una niña que corría despavorida. La curiosidad me pudo y salí cuando creí que ya no estaría demasiado cerca. Por el pasillo, veía correr a Brown.
¿Qué le pasará ahora a esta? Normalmente, no me hubiese importado lo que le sucediese a una Gryffindor tan desagradable como ella, pero aquel día estaba agotado. Agotado de pensar y agotado de practicar y fracasar una y otra vez. Así que, decidí seguirla.
La niñata corría como alma que lleva el diablo, así que tenía que apresurar el paso si no quería perderla de vista. Finalmente, se metió a la sala de enfermería. Yo me quedé esperando en la puerta.
—¡Ro-Ro!— gritaba a la desesperada.
¿Qué le habrá pasado al inútil?, me pregunté. Me asomé, intentando no ser visto. En una de las camas, se encontraba el pelirrojo inconsciente. Una castaña agarraba su mano. Mi corazón se encogió en cuanto reconoció aquel pelo alborotado. Granger.
Lavender dijo algo que hizo que Hermione se levantase indignada. No alcanzaba oír lo que sucedía. Pero aunque hubiese estado a un metro, mi mente estaba tan impactada que no era capaz de procesar las palabras. ¿Qué hacía Granger con la comadreja? ¿No era que no se hablaban? Además, ¿ella no estaba enamorada de mí?
Intenté tranquilizarme, pensando que tenía cosas más importantes en las que pensar, como en lord Voldemort y en lo que sucedía con la botella envenenada de hidromiel.
Sin embargo, de camino a los dormitorios de Slytherin, no me podía quitar de la cabeza la imagen de Hermione, agarrando con cariño la mano de Weasley. Esa mirada llena de ternura... Esa mirada que nunca me dirigiría a mí. ¡Concéntrate, Draco!, me gritaba.
Intentaba pensar en nuevos métodos de intentar asesinar a Dumbledore si la botella fallaba.
¿Hermione y Weasley se habían reconciliado?
Asesinar era una palabra muy fuerte. De quitarlo de en medio sonaba mejor.
¿Habría pasado ya página?
Ojalá los planes fracasasen. No podría soportar convertirme en el destructor de mi propio mundo.
¿Y todo lo que habíamos pasado nosotros dos?
No me la podía sacar de la cabeza, de la misma forma que no me podía sacar de la cabeza el hecho de que me estaba convirtiendo en un asesino.
—¡Fuera!— grité, dándome cuenta de que no era el único en aquel pasillo.
—Lo siento, pero tengo que ir a mi sala común— me replicó una voz a la que estaba acostumbrado a escuchar irritada. Pero me había desacostumbrado a que su voz se dulcificase.
—Perdón, no iba contigo... Era... conmigo mismo, supongo.
Quería seguir andando, pero su voz continuó sonando:
—Ron ha sido envenenado con una botella de hidromiel.
Me tensé. No podía ser la botella en la que yo estaba pensando. ¿Y qué sabía ella?
—¿Y a mí qué?— espeté, fingiendo estar más molesto que asustado.
—Era una botella que le habían regalado a Dumbledore.
—Quizás si tu novio no se emborrachase con lo que le roba al director, no estaría como está ahora— contesté, casi al borde de un ataque de ansiedad.
Quería marcharme. Quería correr y que Granger no viese mi nerviosismo. Pero ella me agarró del brazo y me volteó para mirarme a los ojos. No podía resistirme. No me quedaban fuerzas. Averiguaría la verdad.
—¿Mi qué? Draco, no...—empezó ella, después, su semblante se endureció y añadió cortante—: Da igual. La cosa es que Dumbledore se lo regaló a Slughorn, y él se lo ofreció a Ron por... diversas razones. ¿Sabes algo?
Quería mentir, pero no podía articular palabra. Mis ojos inquietos me delataron.
—Draco, me prometiste que dejarías de ayudar a Voldemort— me recordó, dolida. Tan dolida que me hirió a mí.
—Y tú dijiste que me querías...—murmuré yo, tan bajito que no sabía si realmente quería que Hermione lo oyese.
—¿De eso va todo esto? No te he traicionado. No he contado nada. Pero, tal vez debería... ¿Cómo puedes ser tan inconsciente? ¿Cómo puedes ayudar a destruir todo esto solo por...?
—¿Solo porque lo único que me importaba de todo esto se ha alejado de mí? ¿Solo porque lo mejor es que cada uno siga su camino y actúen como si nada hubiese pasado? ¿Tengo que recordarte que si traiciono a... quien-tú-ya-sabes mi madre morirá? ¡Yo moriré! ¿Es que no lo entiendes, Granger? Además, si averiguasen que no lo hago y... averiguasen lo tuyo... que lo averiguarían... te matarían antes de que tu Potter o tu Weasley pudiesen darse cuenta.
Ella se quedó sin palabras y me soltó el brazo, alejándose de mí con miedo. Como si contemplase un espantoso monstruo por primera vez.
—Eres tú el que no entiende, Malfoy. Sin ti, no pueden entrar a Hogwarts. Y si nos ayudases con todo lo que sabes... Si se lo contases a la orden, tal vez...
—¡No soy su único medio! Pero tengo que hacerlo para demostrar mi lealtad. Sin mí se las arreglarían. ¿O crees que pondrían todas sus esperanzas en mí con una misión tan importante?
—Yo las he puesto...—susurró ella.
—No deberías.
—Por favor, por favor... Te lo pido, por favor... Deja de intentarlo... Por favor.
—¿Y por qué yo? Hay miles de mortífagos por todas partes. ¿Qué más da que yo lo deje? —le solté, enfadado.
—¡Porque tú me importas! ¡Me da igual quién esté del lado de Voldemort! Lucharemos contra ellos. O lo intentaremos. Pero ni siquiera puedo imaginar hacerte daño a ti. Después de todo por lo que hemos pasado estos meses...
—Olvida estos meses. Eso fue lo que tú dijiste, ¿no? Piensa en todas las veces que te he insultado, en todas las veces que te denigrado, odiado, y dañado. A ti, a Potter a la comadreja... Ódiame como hacías antes, y todo será más fácil.
—¿No entiendes que no puedo? No después de haberte conocido.
Ella sonaba rota, pero no podíamos volver a caer en eso. Se acercó a mí, pero yo retrocedí, rompiéndola un poco más. Ella cerró los ojos con fuerza, supongo que para ocultar el dolor. Demasiado tarde.
Yo me di la vuelta y me alejé lo más rápido que pude.
—¡Confío en ti!— gritó por última vez.
***
Maratón 3/4
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¿Enemigos? | Dramione | ✓
Fiksi PenggemarArrogante. Prepotente. Frío. Astuto. Sangre Pura. Él es Draco Malfoy. Inteligente. Compasiva. Sensible. Valiente. Sangre Sucia. Ella es Hermione Granger. ¿Qué pasaría si los viejos enemigos dejaran de serlo? *No me gusta meterme en pro...