Me sentía tan ridícula esperando a Draco a medianoche. Era como cuando las adolescentes se escapan de casa para reunirse con el chico que les gusta. Salvo por una pequeña gran diferencia. A mí no me gustaba Draco. Pero no podía negar que lo necesitaba como amigo. Después de todo lo que estaba pasando, era casi mi último recurso.
Empezaba a perder los nervios cuando vi una figura asomarse por la puerta.
—Hola, Granger— me saludó su voz. Suspiré aliviada. Su voz. Sonaba tan calmada.
—Hola.
—¿De qué querías hablar?— me preguntó sentándose apoyado en la pared en el suelo.
Yo me senté a su lado.
—No lo sé. Tal vez, solo quisiera desahogarme. Sé que tú no eres el más indicado para eso. Tienes muchas cosas en tu cabeza y tienes demasiado peso sobre tus hombros. Por eso significa tanto para mí que hayas venido. Porque te necesito. Realmente, necesito hablar.
Noté cómo su cuerpo se tensaba a mi lado cuando dije «te necesito». Le miré y vi su mandíbula apretada y todos sus músculos preparados para actuar. Pero no noté su respiración. Parecía como si se hubiese paralizado. Esperé durante unos minutos hasta que él habló por fin, relajando su cuerpo.
—Pues háblame.
—No soporto esta situación. Sé que me estoy comportando como una niñata, pero estoy empezando a sentir que estoy sola. Ron por razones obvias no está. Harry se ha aislado con su estúpido libro y sus visitas al despacho de Dumbledore. Ginny se pasa los días con Dean. Y, cuando está conmigo, sé que está destrozada por sus discusiones y no podemos hablar. Yo... de veras tengo miedo. Voldemort ha vuelto y no estamos preparados para que nos ataque. Sé que tú estás de su parte, pero confío en ti.
Las lágrimas se escaparon de mis ojos. Estaba aterrada con toda la situación. Estábamos demasiado divididos como para poder defendernos. Y aún éramos pocos. Voldemort tenía todo un ejército de mortífagos.
De repente, noté cómo uno de los brazos de Malfoy me rodeaba, atrayéndome hacia él. Apoyé la cabeza en su hombro, derrotada ante mis sentimientos e inseguridades, dejándolos caer en forma de lágrimas, que parecían no querer acabar jamás. Él dejó caer su cabeza sobre la mía, sin decir nada.
—Lo siento— dijo al fin tras varios minutos, que se me hicieron horas—. Sabes que me gustaría hacer algo, pero... no puedo. Mi... mi madre...
—Lo sé—fue lo único que dije.
No estoy segura de cuánto tiempo estuvimos así. Yo envuelta entre el brazo y el cuerpo de Draco, quien estaba congelado. Apoyando la cabeza en su firme hombro, y él apoyando la cabeza sobre la mía. Yo dejando caer las lágrimas. Él sin decir una palabra. Simplemente estando ahí.
—¿Es un mal momento para decir que me estás empapando el hombro?— dijo en voz baja, pero en un tono burlón.
Conseguí reír entre mis sollozos. No era una risa normal. Iba a trompicones. Quería salir, pero yo no tenía la fuerza suficiente como para echarla. Atrapé la mano del rubio con la mía propia. Era agradable tener su contacto, que contrastaba con el mío. Su mano era fría, firme y algo áspera. La mía, por el contrario, era cálida y suave.
Él balbuceó algo cuando tomé su mano. Sin embargo, no le hice caso.
—Ojalá no existiese nada más— susurró con voz ronca—. Ojalá nos pudiésemos quedar así para siempre. Y que nada más importarse.
Sonreí. La verdad era que a mí también me apetecía eso. Pero no era posible. Había tantas cosas alrededor.
—Bueno— continuó él—. Así del todo no, la lechucería huele a mierda.
Volví a reír. Esta vez de una forma más fluida.
—Es cierto. El gran Draco Malfoy no puede mancharse sus hermosas posaderas con tal sustancia— bromeé yo, también en susurros roncos.
—Por supuesto que no. Es decir, estas posaderas son sagradas.
Conseguí secarme las lágrimas. Justo iba a incorporarme cuando él volvió a hablar.
—Creo que podré intentar colarme en la fiesta un rato pequeño.
Sonreí agradecida. Realmente lo necesitaría.
—Draco— lo llamé.
Si no era la primera vez que lo llamaba por su nombre, era una de las casi inexistentes veces que lo llamaba así. Noté como tragaba saliva al darse cuenta de eso.
—¿Sí?
—Gracias— susurré.
"Gracias por venir. Gracias por estar conmigo cuando nadie más lo está. Gracias por no hacerme daño. Gracias por confiar en mí. Gracias por intentar hacerme reír. Gracias por animarme. Gracias por dejarme un hombro sobre el que llorar. Gracias por hacer todo eso y más, aún siendo enemigos." Eso era lo que realmente quería decirle. Pero no lo hice, porque sabía que él lo había entendido.
Él retiró un poco la cabeza de la mía y depositó un beso en mi frente. A pesar de que habíamos tenido roces mucho más intensos que ese, pensé que era lo más dulce que él había hecho por mí.
***
PD. Por si no habéis visto mi tablón de anuncios, ¡la cuenta tiene un perfil en Instagram. Allí iré informando y anunciando cosas como cuándo actualizo ciertas novelas o algunos adelantos. El perfil es @catladeldramione. Pensé que sería mejor medio de comunicación entre nosotros y más dinámico.

ESTÁS LEYENDO
¿Enemigos? | Dramione | ✓
FanficArrogante. Prepotente. Frío. Astuto. Sangre Pura. Él es Draco Malfoy. Inteligente. Compasiva. Sensible. Valiente. Sangre Sucia. Ella es Hermione Granger. ¿Qué pasaría si los viejos enemigos dejaran de serlo? *No me gusta meterme en pro...