XII

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Los chicos bajaron del auto y se dirigieron a un lujoso restaurante.
Éste tenía unos ventanales gigantes, pero hermosos. En cada mesa habían dos velas adornando, las sillas estaban cubiertas por una suave tela blanca. La luz era tenue, y todo se veía perfecto.
-Esto e-es hermoso, Hazz- acotó maravillado el castaño.
-¿Te gusta? Vendremos más seguido si es lo que deseas, amor- respondió el rizado.
-No importa donde estemos, mientras sea a tu lado, todo es maravilloso-
-Tú eres maravilloso.-

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La noche pasó muy rápido. Ambos disgustaron la comida y ya iban camino a casa del mayor.

-Eso estuvo hermoso- dijo Louis.
-Ya es tarde amor, mañana temprano te llevaré a casa, no quiero que te quedes dormido. Recuerda que tú eres el responsable aquí.-
-No me quedaré dormido, vamos a dormir, estoy cansado-
-Voy a cambiarme y enseguida subo, tú también deberías hacerlo-
-Lo haré- obedeció.

-

Louis subió a la habitación y se cambió para acostarse, en realidad sólo se puso su ropa y esperó sentado en una esquina de la enorme cama a Harry, no sabía muy bien qué tenía que hacer.

El más alto llegó y por unos segundos se encontraron, mantenían una guerra con sus miradas, eso les agradaba.

Louis se posicionó en un lado de la cama y Harry del otro, no era un momento muy cómodo para ninguno.

-Lou- se dignó a hablar el mayor.
-Hmm-
-Tú...¿quieres que seamos novios?- preguntó, intrigado por la respuesta del menor.
Louis se acercó y lo rodeó por el cuello. Las manos de Harry estaban en la cintura del castaño. -Es lo que más deseo, no te das la idea- respondió y lo besó. Se besaban sin ninguna otra intención. Se besaban para complementarse uno al otro. Se besaban porque se amaban. Se besaban porque estaban enamorados.
-Te quiero, y estoy seguro que puedo quererte más que esto- susurró entre el beso el más bajo. -Y yo a tí mucho más. Tú tienes esa cosa que me vuelve loco.-
-Buenas noches, amor.-
-Igual para tí.-

Y así pasaron la noche, Harry fué la cuchara grande y Lou la pequeña, durmieron felizmente acurrucados uno con el otro. Los acogedores brazos del ojiverde se mantenían en la cintura del ojiazul.

-

-Buenos días- dijo el rizado y continuó dándole un tierno beso a Louis.
-Y el responsable era yo- se burló el pequeño. Al mayor se le escapó una leve sonrisa. -¿Dormiste bien?- cuestionó. -Dormí de maravillas, Harry.-
-Eso está bien para mí. Ánda, levántate que tengo que llevarte a casa, o tu madre me matará- jugó.
-¿Tú p-puedes esperarme abajo? Quiero ducharme y todo eso-
-Claro que sí amor, tómate todo el tiempo que creas necesario. Estaré allí y haré el desayuno.-

-

Louis salió de la ducha y se vistió rápidamente, sabía que no debía tardarse demasiado.
Bajó las escaleras y se encontró con Harry cortando manzanas en trocitos. La imagen le pareció muy divertida y tierna a la vez.
-¿Qué haces?-
-Hmm, bueno, dije que prepararía el desayuno. Es lo que estoy haciendo.- respondió entre bromas el rizado.
-Buenos días, mi amor- hizo puntas de pié para alcanzar los labios de Harry y depositar un corto y suave beso allí.
-Buen día, nuevamente bebé.-

Los chicos desayunaron y arrancaron hacia su destino.

Cuando llegaron a la casa de Lou, el mayor frenó el auto.
-Te extrañaré, bonito- confesó
-También yo- le dijo a su, ahora, novio.
-Mañana vendré a buscarte a esta misma hora, y pasaremos todo el día juntos, ¿Sí? Te quiero Lou- le dijo y lo besó humedamente.
-Okay, te quiero aún más.-

Harry esperó a que Louis entrara a su humilde casa, para luego poner en marcha su auto y volver a su apartamento.

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