VIII

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-No podía esperar para volver a verte.- confesó el ojiverde.
-Sólo ha pasado un día Hazz- comentó un sonrojado Louis. -Lo sé, pero veinticuatro horas es demasiado para mí.-
-También lo es para mí. Ya empezaré, luego continuamos hablando.-
-Me quedaré contigo Lou, me aburriré sino- comentó. -Eso está bien para mí.-

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-De verdad, no entiendo cómo haces, lo haces tan rápido y tan fácil Louis, quisiera ser como tú.- dijo Harry. -No quisieras ser como yo, créelo-
-Hmm, y-yo hablaba de... No importa, déjalo.-
-Sé de lo que hablabas, sólo-no, no lo digas.-
-Haré lo que digas.-
-Eso mismo tendría que decirte yo- dijo Louis. -No tienes porqué-
-Sí, si tengo porque por algo me pagas-
-Sólo te pago para que vengas a verme a diario, ¿no te das cuenta? El desorden que hay está hecho intencional, perdón, pero te necesito aquí todos los días, ya no me interesa nada más que tú, Louis, ni siquiera salgo de fiesta. Dos meses a tu lado me ha hecho saber qué es lo que quiero, y la realidad es que sólo te quiero a tí.- confesó por fin el más alto, con un leve rubor en sus mejillas. -Y-yo no sé, n-no sé qué debo decirte, Harry. Creo que... Que te quiero-
-No debes decir nada, en tus ojos veo todo lo que sucede. También te quiero Lou.- dijo Harry muy cerca del menor, ya no aguantaba más esa pequeña distancia que separaba sus labios, asique decidió romperla, y se encontró con un Louis muy sorprendido, pero luego de unos segundos le siguió el dulce y delicado beso.
La lengua del mayor iba pidiendo permiso para adentrarse en la boca del menor, éste se lo cedió fácilmente, todo estaba yendo tan bien.
La verdad era que Harry nunca se había sentido de esa manera por dar un beso, toda su vida se basó en conectarse sexualmente con desconocidos, pero él... él lo había cambiado todo, y ese cambio se sentía tan bien, ya nada iba a importarle a partir de ese momento.
Y ahí fué cuando ambos se dieron cuenta que se habían encontrado, los zafiros del menor se abrieron y lo miraron, sus ojos iluminados, eran hermosos.
La esmeralda y el zafiro se reencontraron.

Cuando se separaron fué sólo y únicamente por falta de aire, la cara angelical de Louis lo hacía derretir, no iban a soportar un minuto más lejos del otro.
-Hazz, yo, perdón.-
-¿Por qué pides perdón? Eso fué maravilloso Lou. Eres maravilloso-
-Te quiero Harry, pero tengo miedo- confesó
-¿A qué le tienes miedo? ¿me temes a mí?- cuestionó el mayor.
-Tengo miedo a enamorarme, y temo que me lastimes.-
-Si te enamoras puede ser lo mejor que hagas, Lou. Y jamás te lastimaría, ¿sabes? Le das luz a mis horribles días. Podremos intentarlo.- dijo dudoso. -Podremos intentarlo- afirmó.
Volvieron a besarse, y así pasaron lo que restó de la tarde.
Dos locos enamorados contra el mundo.

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-Debo irme Hazz, suéltame.- dijo entre besos.
-Un rato más, sólo un poco Lou- rogó como nunca lo había hecho. -Tengo que hacerlo, vendré mañana, es enserio, sólo prométeme que harás mucho desastre para mí mañana-
-Lo prometo, lo haré. Sólo para tí- afirmó y volvió a besarlo humedamente.
-Chau Hazz, te quiero.-
-También te quiero. Te extrañaré.-
-También yo.-

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Louis llegó a casa con una sonrisa ya no fingida, todo iba perfectamente bien.

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